Qiu Xiaolong quería escribir sobre la transición de su país y acabó encontrando en un detective la mejor manera de hacerlo. Hoy es una voz de referencia en el mundo de la novela negra y desvela en sus libros la China más oculta: un país donde "no se puede ser idealista".

Le han calificado de historiador e, incluso, de sociólogo, y aunque Qiu (Shanghái, 1953) no se ve a sí mismo como tal, reconoce que sus libros están cargados de realismo.

"Cada vez siento una mayor necesidad por ese énfasis sociológico o histórico", reconoce el creador del detective Chen.

Qiu dibuja habitualmente al protagonista de sus historias como un policía que intenta ser justo, a quien le incomoda el Partido único y quien trata de marcar la diferencia dentro del sistema.