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El teatro, clave de innovación social

Lupe Vega, profesora del IES Lila, plantea técnicas teatrales como herramienta para la intervención comunitaria

El teatro, clave de innovación social

El teatro es un instrumento de intervención social que se puede utilizar en la práctica profesional del trabajador social para generar cambios. Esta es la clave de una innovadora herramienta diseñada por Lupe Vega Lezcano, profesora de Formación Profesional del IES Lila (Telde) en el área de Servicios Socioculturales y a la Comunidad, ganadora del XIX Premio Científico DTS, en la modalidad de Intervención profesional del Trabajo Social.

Las posibilidades del teatro en la intervención social. Orientaciones para la práctica, es el título del trabajo premiado por la revista DTS, una publicación científico-técnica que edita el Colegio Profesional de Trabajo Social de Málaga (Codts) desde 1993 con el objetivo de investigar, teorizar y universalizar los conocimientos y experiencias en la práctica del trabajo social. Desde esta plataforma, se distinguen los mejores trabajos nacionales e internacionales que se llevan a cabo en esta área, en tres categorías: Intervención profesional, Investigación, y Teoría del Trabajo Social.

La profesora canaria, que imparte clases en los ciclos de grado superior de FP de Integración Social, Educación Infantil y Promoción de Igualdad de Género, ganó la primera de estas modalidades por un trabajo que plantea la utilidad del teatro como herramienta aplicada en la intervención social, partiendo de su propia formación y experiencia en teatro, en trabajo social y en educación. "Vi que el teatro siempre me aportaba muchas cosas, y cuando llegué a Educación comprendí que era una herramienta muy valiosa a la hora de trabajar con futuros profesionales del trabajo social".

Su experiencia en las artes escénicas, -fue componente y fundadora de la compañía Ivannana Teatro de Agüimes-, junto a su formación en trabajo social, fue lo que inspiró a Lupe Vega a la hora de buscar nuevas prácticas pedagógicas y propuestas de intervención que activasen las capacidades personales para generar cambios, "de valorar la diversidad, las distintas maneras y formas que tenemos de entender el mundo e interpretarlo, valorar la importancia de que probablemente todos tenemos algo que decir y sentimos la necesidad de expresarlo y de ser escuchados".

Así la profesora del IES Lila complementa los contenidos curriculares con estas técnicas donde los alumnos descubren en el teatro un instrumento para generar procesos de conocimiento y cambio más dinámicos, creativos y reflexivos, que puede ser integrado en la práctica socioeducativa y en los procesos formativos del trabajo social. "Esta herramienta pedagógica aporta al alumnado otras maneras de hacer, de plantearnos las cosas, a través del movimiento, de la emoción, el cuerpo me conmueve y me genera una emoción determinada y a partir de ahí reflexiono. Se trata de un proceso inverso a lo habitual, primero razonamos y luego nos conmovemos, pero aquí empezamos por el trabajo corporal, vivenciarlo corporalmente para luego poder reflexionar, hablar... siempre incorporando tres elementos fundamentales, que son el componente lúdico, el diálogo y el grupo".

Su método se sustenta sobre la base del Teatro del Oprimido de Augusto Boal, que utilizaba la técnica del teatro foro, que busca promover el teatro como un instrumento eficaz para el análisis y reflexión colectiva de problemas sociales y su transformación, "por lo que hay una intencionalidad clara en que el teatro sea una herramienta en la intervención social", indicó Vega, dado que el teatro foro permite al espectador (los alumnos) intervenir en la escena, y plantear aquellas situaciones que más les conmueve.

Es lo que ella denomina el teatro social. Teatro, "porque se trabaja con técnica teatral, pero a diferencia del convencional no busca el resultado final de una obra ni de espectáculo, al contrario, lo interesante es el proceso"; y social "porque pretende activar herramientas personales y colectivas en un entorno de creación y expresión donde el contacto con uno mismo, con el grupo y la atmósfera que éste genera, es quien lo posibilita. Así se va definiendo el trabajo de un grupo, que a partir de sus posibilidades y realidades generan un proceso y construyen un entorno expresivo propio, donde cada uno de los participantes tiene su lugar, su momento, su arte".

En esta práctica confluyen tres elementos, la vertiente creativa, la colectiva y la facilitadora del diálogo, a través de una metodología en la que intervienen desde el componente lúdico, "porque el juego permite descentrar la atención de sentirnos observados y esto hace que fluya la participación"; hasta el trabajo corporal (reflejos orgánicos, intuitivos y racionales); pasando por la metodología de lo indirecto, que desvía el objeto de atención hacia el grupo; la improvisación, como procedimiento didáctico capaz de desarrollar en los participantes capacidades de comunicación, expresión, análisis y crítica; y un espacio sugerente, para activar la motivación, la espontaneidad y las ganas de hacer entre los estudiantes.

"En este momento de inquietud social, en el que parece que vamos dando paso a procesos de cambios sociopolíticos, quiero pensar que esperanzadores, es imprescindible dotar a este oficio de nuevas estrategias que visibilicen su capacidad creativa para impulsar cambios. Las capacidades expresivas y creativas están presentes en todos y todas, tan solo hace falta activarlas".

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