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Exposiciones

Adzuba:"Mientras siga la guerra por el coltán seguirán los abusos a las mujeres"

La activista congoleña y Príncipe de Asturias de la Concordia visitó ayer la muestra en la que participa junto a Isabel Muñoz y Casajús

"Antes veíamos a estas mujeres tristes, pero ahora vuelven a sonreír; quieren continuar con sus vidas, salir adelante y ayudar para que mejore la realidad en nuestro país y continente". Así, con la esperanza de un futuro mejor en un presente destruido por una guerra que no acaba y con el drama de miles de mujeres que sufren las más atroces vejaciones y violaciones, se expresó ayer la activista Caddy Adzuba al visitar la exposición Mujeres del Congo, una muestra conjunta -pese a que se iniciaron como proyectos independientes- de las fotógrafas españolas Isabel Muñoz y Concha Casajús, que se exhibe, hasta el 6 de mayo, en el Auditorio Nelson Mandela de Casa África.

"La exposición de Isabel se titula El camino a la esperanza, y es precisamente esta esperanza lo que nos hace continuar pese a los riesgos y ser valientes", expuso Adzuba en el marco de PhotoBrik, una iniciativa fotográfica solidaria que la ha traído a Gran Canaria.

Esta periodista y abogada congoleña, Premio Príncipe de Asturias a la Concordia de 2014 por su labor incansable en la denuncia internacional de las torturas y las violaciones de las que son víctimas las mujeres y las niñas de su país, ha sufrido dos atentados contra su vida y un exilio de cinco años. Pero Adzuba permanece fiel a su posicionamiento y vive en las trincheras de la información para denunciar una campaña de violencia sexual sistemática y que se ha convertido en una estrategia bélica sin que exista una respuesta contundente por parte de la comunidad internacional. Por este motivo, con el propósito firme de mostrar al mundo un drama que permanece invisible, Adzuba llevó a Muñoz y Casajús a Bukavu, su ciudad natal, que se encuentra en la provincia de Kivu Sur, en la zona Este de la República Democrática del Congo.

Las mujeres retratadas en blanco y negro no son desconocidas para Adzuba. Son sus vecinas. Por eso, la activista las reconoce una a una: a Zabulanda Mwin Elysee, a Cheusi Kmasila, Charlotte Lutala, que sirven un ejemplo para la esperanza al ser víctimas que renacen de su drama apoyadas por una política de microcréditos. También reconoce a dos niñas que fueron acusadas de brujería, Nadège y Christelle, con sus miradas perdidas. O a Sifa y Joelle, otras dos menores que sobreviven en un orfanato. Y entre todas las fotos, también reacciona ante su retrato.

Todas son víctimas, porque al violar a una mujer se destruye toda la sociedad, ya que la mujer africana es la que sostiene la economía familiar; la que se ocupa del comercio y de la ganadería. En Congo, un lugar en el que se han llegado a registrar una media de 40 violaciones diarias, desde bebés de 3 meses hasta ancianas de 89 años, junto a abusos colectivos, esclavitud sexual, tortura y mutilación genital, infección de enfermedades venéreas y asesinatos en serie, hace un año y bajo su protección, las españolas y sus lentes fotográficas entraron en contacto con estas víctimas. El recorrido que plantean es duro y descarnado, sin filtros, ante el drama que sufren cerca de 40.000 mujeres: sus relatos recogen las historias de las mujeres y las niñas que han sufrido las agresiones más duras, que han perdido a sus familias, que han quedado enfermas o con secuelas de por vida, y desplazadas de la sociedad.

Por eso, Adzuba agradeció ayer el trabajo de Muñoz y Casajús ya que sirve para visibilizar. "Ver estas imágenes, en un lugar lejos de donde se están produciendo estos hechos, me produce una sensación extraña. Pero para mí es un gran acontecimiento. Es una oportunidad de mostrar estas imágenes y que la gente comprenda la dimensión del drama que hay detrás", explicó. La activista aseguró que las mujeres de su país son utilizas como armas de guerra y se está produciendo un feminicidio a gran escala. "Es un retrato de la vida cotidiana que conozco desde hace años, pero esta exposición también pretende mostrar como estas mujeres son fuertes, como han sido capaces de encarar su realidad y mirar hacia adelante para transformar su sociedad", expuso.

Caddy Adzuba reconoce que los políticos de su país hacen algo, "pero poco" por sus mujeres. Pero tampoco lo hace la comunidad internacional ante una guerra continuada y que sangra a su país, bajo intereses extranjeros, por oro, diamantes, petróleo y especialmente por minerales como el coltán que se utiliza para fabricar esos componentes claves de los móviles, los smartphones y una serie de dispositivos electrónicos portátiles cada vez más potentes y sofisticados y que deja en África un rastro de sangre en forma de conflictos financiados por y para su explotación.

¿Qué hace la comunidad internacional? "Es una pregunta que está sobre la mesa pero sigue sin respuesta", apuntó. Adzuba aseguró que existió un primer esfuerzo desde el Parlamento Europeo y desde el Senado de Estados Unidos por elaborar una serie de leyes que regulen la extracción de coltán. Pero la activista lamentó que hayan quedado en poca cosa. "La situación continúa siendo muy ambigua y es, precisamente, esta extracción de coltán el motivo de las guerras, es la base por las que se financian las guerrillas y el motivo por el que se aterroriza a la población y las mujeres siguen siendo víctimas. Mientras siga este problema, seguirá la violencia", apuntó.

Por último, se reafirmó en su convicción de activista pese al peligro para su vida: "a pesar de los riesgos tenemos que continuar desde la esperanza y la valentía para mejorar la vida en nuestro país".

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