Alan Bennett escribiendo y Maggie Smith interpretando garantizan que nos vamos a encontrar con unos mínimos de calidad aunque el director, a día de hoy, no ha firmado ninguna película que vaya más allá de una correcta medianía. Y las previsiones se cumplen. A Smith le das la guía telefónica y te entrega un trabajo de Oscar. O de Bafta. Además es un papel muy goloso, seguro que Meryl Streep hubiera dado una muela por él. Está perfecta, claro, incluso cuando sobreactúa un pelín. Y el guión es impecable a pesar de que la historia, para ser sinceros, se quede algo corta y terminen siendo más interesantes los pequeños detalles que el desarrollo de la misma, perjudicada por una realización más bien plana que desaprovecha la idea del desdoblamiento moral del protagonista o el crucial, por revelador, pasado de la anciana.
