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Entrevista

Mario Escobar: "Helene prefirió morir en Auschwitz con su familia gitana antes que salvarse por ser alemana"

"Las crisis económicas nunca fueron buenas para la tolerancia", manifiesta el historiador y novelista

El novelista e historiador Mario Escobar. LA PROVINCIA / DLP

Impresionado por la historia de Helene Hannemann, una alemana casada con un gitano y madre de cinco hijos, cuya generosa renuncia a salvarse en solitario la condujo a morir por solidaridad con su familia en Auschwitz, víctima del terror nazi, Mario Escobar, novelista e historiador, rescata en Canción de cuna de Auschwitz (HarperCollins) el olvidado genocidio romaní al tiempo que denuncia el rechazo que aún sufre esta raza de nómadas. Ambientada en el mayor campo de exterminio de la historia, Escobar describe al carnicero Mengele como el tío Josef que amablemente daba caramelos a los niños antes de asesinarlos, lamenta en exclusiva para Epipress el apoyo que tuvo Hitler de la Iglesia católica y lanza una advertencia al abordar la crisis de los refugiados que vive Europa: "Las crisis nunca fueron buenas para la tolerancia".

Señor Escobar. ¿Cómo llegó hasta usted la historia de esta heroína alemana casada con un gitano y madre de cinco hijos que acabó en Auschwitz?

Me habló de ella Miguel Palacios, un gitano que preside la asociación que rememora el genocidio que padeció esta raza durante la II Guerra Mundial.

¿Quién era la joven Helene Hannemann?

Una chica que estudió Enfermería. Procedía de una familia de un entorno rural de clase media de la Alemania de la época. Sus padres eran personas abiertas a ayudar a las minorías y es por eso que conoce a su marido, un gitano con el que se casa y tiene cinco hijos. La vida se les vas complicando cuando se promulgan las leyes de Núremberg a mediados de 1930. Él tiene que dejar su carrera de músico y ella hacerse cargo de toda la familia mientras ve, entre otras atrocidades, que sus hijos son separados en escuelas apartadas solo por ser hijos de un gitano.

¿Cómo le sentó a su entorno que una chica aria se casase con un gitano?

Era algo que no se veía nada bien. En aquella época ya existían leyes contra los gitanos que les limitaban el movimiento o el acceso a determinados trabajos.

Y ese rechazo parece continúa aún hoy en día, hasta el punto de que países como Eslovaquia habla de defectos genéticos en los gitanos. ¿Verdad?

No solo en Eslovaquia. Algunos países nórdicos han ofrecido asistencia social a los gitanos con la condición de que se sometan a esterilizaciones. Los pocos gitanos que lograron escapar de Auschwitz y regresaron a sus países de origen no se les consideró víctimas del Holocausto y se les controlaba a través del número que llevaban tatuado en sus muñecas. Alemania no reconoció este genocidio hasta la década de 1980 y hubo que esperar a 2013 para que fuesen invitados a los actos que se conmemoran cada año para no olvidar la barbarie nazi.

¿Son los refugiados de hoy los nuevos gitanos, tal y como alerta el filósofo húngaro Gaspar Miklós?

Así es. Los refugiados que llegan a Europa de Oriente Próximo sufren el rechazo y los mismos tics racistas y xenófobos que dominaron gran parte de la década de 1930. Eso se ve en el aumento de la extrema derecha en países como Francia, Holanda o Austria que resucitan viejos fantasmas que parten de ideas de supremacía dominantes en ciertos periodos del siglo XIX y XX.

Y en Hungría gritan los neofascistas: ¡Salid gitanos, vais a morir todos!

Es terrible. Lo cierto es que los nazis, al principio, no exterminaron a los gitanos. Se les recluía para tenerlos en reservas porque el psicólogo Robert Ritter pensaba que podían tener un mínimo de gen ario al provenir de India. Ritter hablaba de esa supremacía de un pueblo prehistórico, germen de todos los pueblos indoeuropeos. Fue Himmler el que ordenó cuando se desató la guerra el exterminio de los gitanos.

¿Qué estigmas perduran aún hoy en día en el pueblo gitano?

Se les mira con desconfianza, pensamos que viven de las subvenciones y que son vagos. En España, más que rechazo a los gitanos, hay rechazo a la pobreza. Si el gitano es famoso el rechazo es menor.

¿Cree usted que ha fracasado la idea de la Europa multicul- tural?

Sí. No se ha hecho esfuerzo alguno por integrar a las minorías en los países de acogida. Aunque tengo que reconocer que España sí lo ha hecho durante los últimos 30 años.

¿Por qué les cuesta tanto a los gitanos integrarse en la sociedad?

Siempre han sido nómadas, personas que vagan por el mundo desde hace más de 500 años. Tampoco han tenido acceso fácil a la educación, que es fundamental para salir de la marginación.

¿Qué es más fuerte: el racismo o el nacionalismo?

Decía De Gaulle que el nacionalismo es siempre excluyente y el patriotismo positivo. Para mí, el nacionalismo es el que lleva al racismo.

Pero la Alemania anterior a los nazis era bastante abierta y multicultural, ¿no?

De hecho, muchos judíos huyeron a Alemania porque eran perseguidos en otros países. Todo se torció con las graves crisis económicas de aquellos años y con el ascenso social que experimentaron los judíos. Fue entonces cuando se expandió y resurgió el antisemitismo que imperaba, sobre todo, en Viena. Las crisis económicas no son nunca buenas para la tolerancia.

Señor Escobar, volviendo a Helene Hanneman. ¿Por qué no se salvó cuando se lo ofrecieron los nazis?

No se quiso separar de su familia. Helene es un caso excepcional solo conozco otro ejemplo de un esposo que optó también por el sacrificio para no abandonar a su mujer judía. Ella prefirió morir con su marido e hijos gitanos antes que salvarse como alemana.

¿Qué pasó para que la mayoría de los alemanes siguieran la locura fanática de Hitler?

Era una sociedad muy castigada política y económicamente. Nadie quería la república de Weimar y no existía una tradición democrática. El populismo que nació en Múnich mezclando socialismo y nacionalismo fue lo que atrajo a los ciudadanos sin olvidar el papel propagandístico que tuvieron los medios de comunicación. La debilidad de la clase política fue también fundamental para aupar a Hitler ante un pueblo con ganas de revancha tras la I Guerra Mundial.

¿Cómo fue posible que hasta la Iglesia católica se aliase con Hitler?

Pío XII había sido primado en Alemania y firmó un concordato, en nombre de Pío XI, con el Tercer Reich y pidió a los obispos alemanes que moderasen sus críticas contra los nazis. Se apoyó además la Ley Habilitante que dio plenos poderes a Hitler. La Iglesia desconfiaba de Hitler pero pensaba que era un mal menor comparado con el comunismo. Pío XII se dio cuenta al final que había firmado un pacto con el diablo, pero ya era demasiado tarde.

Señor Escobar. ¿Cómo se fijó Mengele en su protagonista Helene?

Mengele había estado en el frente ruso y resultó herido. Eso le provocó una depresión y fue entonces cuando el Instituto Bismarck le ofreció investigar y experimentar en Auschwitz. Esa propuesta despertó su ambición y es allí donde conoce a Helene, a la que le encarga que abra una guardería en los barracones en los que estaban los gitanos. Ella desconfiaba de Mengele, aunque todos lo describen como un hombre amable, respetuoso y tan cercano que los niños, a los que les regalaba caramelos, le llamaban tío Josef.

¿Qué puede pasar por la cabeza de un hombre aparentemente tan agradable para que al mismo tiempo fuese un carnicero?

Mengele era un fanático cuya única obsesión era mejorar la raza aria y era ideológicamente un racista. Lo más monstruoso de Mengele era esa amabilidad sin conciencia. Él iba a los trenes a elegir a los gemelos con los que quería experimentar.

¿Por qué esa obsesión por lo gemelos?

Quería saber cómo garantizar embarazos de gemelos para que las alemanas tuviesen el mayor número posible de hijos.

¿Cómo era la guardería que le encomendó a Helene?

Tenía una doble función: la primera era de propaganda interior y la segunda iba encaminada a salvaguardar a esos niños que después asesinaba en espeluznantes experimentos.

¿No mataban a los niños nada más llegar a Auschwitz?

Sí, pero no a los gitanos por esa posibilidad de compartir algo del gen ario. En el campamento gitano convivían familias enteras. Ya cuando Himmler se hizo cargo de Auschwitz lanzó el mensaje de que la "criminalidad" en el ADN de los gitanos se trasmitía de padres a hijos.

Como experto en Historia de la Iglesia, ¿qué le dice que el Papa haya pedido a los gitanos que no den ocasión para hablar mal de ellos?

Me choca mucho esa frase en un hombre que es un gran defensor de las minorías.

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