La noticia saltó casi al final de la abarrotada rueda de prensa de La punta del iceberg en el salón Rossini del Teatro Cervantes de Málaga. El filme del canario David Cánovas, basado en la obra teatral homónima de palmero Antonio Tabares, producido por Gerardo Herrero (Tornasol Films) se había proyectado al mediodía en el mismo recinto, también con el aforo completo, dentro de la sección competitiva del 19 Festival de Málaga Cine Español. Un periodista preguntó a Herrero si La punta del iceberg, a la vista del buen resultado, era el principio de nuevos proyectos con el director nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1971. El productor respondió que de hecho estaban trabajando juntos en la adaptación de un "fantástico escritor que hay en Canarias, Alexis Ravelo". Varios periodistas preguntaron en voz alta que repitiera el apellido del escritor. Al final del encuentro, Cánovas confirmó que se trata de la adaptación de la novela negra Las flores no sangran (2015).

De materializarse el filme, este "retrato en negro de un grupo de fracasados con un plan estúpido, criminales de tres al cuarto a los que todo les viene grande", en palabras del crítico Juan Carlos Galindo en el blog Elemental de El País, será la segunda adaptación de novelas de Alexis Ravelo que se anuncia en menos de un año. La primera fue La estrategia del pequinés, en la que trabaja el director y guionista grancanario Elio Quiroga. La película supondrá también la vuelta del productor Gerardo Herrero a Gran Canaria tras su primer rodaje, Que parezca un accidente (2008), película en la que fue además director y de la que ha confesado que lo tiene como el peor título de su filmografía.

Desde el boom de rodajes en Canarias hace seis años, Gerardo Herrero ha sido de los productores españoles que más ha rodado en las Islas, aunque ha centrado todos sus proyectos en Tenerife. Entre otras, ha rodado en la isla del Teide las películas Tiempo sin aire (Andrés Luque, Samuel Martín Mateos, 2015), Felices 140 (Gracia Querejeta, 2015) y La ignorancia de la sangre (Manuel Gómez Pereira, 2014). La punta del iceberg se rodó en 25 jornadas en Madrid. A la rueda de prensa del filme acudieron, además de Cánovas y Herrero, la actriz protagonista, Maribel Verdú, y los actores Ginés García Millán, Barbara Goneaga, y Carlo D'Ursi. Verdú llegaba a Málaga tras terminar el rodaje de El faro de las orcas, de Gerardo Olivares, en Fuerteventura.

Una buena película es siempre un preciso mecanismo de relojería fina. Y La punta del iceberg revela desde el arranque el poderoso control que el director tinerfeño ejerce sobre su primera criatura en formato de largometraje. Y es que Cánovas, que estudió en la misma clase de la Universidad Complutense que Alejandro Amenabar y Mateo Gil, es, a sus 44 años, un solvente profesional que ha demostrado talento y solvencia tanto en cortometrajes (ha estado nominado a un Goya al Mejor Cortometraje de Ficción) como en programas de televisión, un medio al que se dedicó después de finalizar la carrera como modo de supervivencia. Aunque La punta del iceberg es su primer largo, en la rueda de prensa los actores ratificaron el dominio de Cánovas tras de la cámara. "David es un director experimentado disfrazado de director novel," explicó el italiano Carlo D'Ursi. "Era como un reloj suizo; las escenas las había planificado de forma milimétrica". Para Bárbara Goneaga, "que un director te dé seguridad es lo importante, y eso lo conseguía David; tiene calma y es estricto con lo que quiere conseguir". Ginés García Millán explicó que "los actores experimentados somos como perros que olemos el miedo de los directores noveles, y David en su primera película ha sabido guardarse el miedo. David ha tenido una madurez sorprendente para rodar. Además, he de decir que los guionistas (José Amaro Carrillo, David Cánovas y Alberto García Martín) han realizado una gran adaptación de la obra teatral de Antonio Tabares".

Maribel Verdú, que en el filme hace un trabajo que la convierte ya en candidata a los más altos premios de interpretación del cine español este año, fue la última en tomar la palabra. "Lo único que le pedí a Gerardo Herrero fue tener ensayos antes de empezar a rodar. ¡Y tuvimos dos semanas y pico! Y como David lo tenía todo completamente estudiado y la segunda semana ensayamos, además, en los lugares en los que íbamos a filmar, cuando llegó el rodaje lo sabíamos todo. Fue una experiencia maravillosa".

Según expresó David Cánovas en la presentación, "todo empezó con el sí de Maribel Verdú al proyecto. Y ahora mi única preocupación es que La punta del iceberg guste al público. Doy las gracias especiales a Tornasol, porque ha valido la pena esperar hasta estrenarla aquí". La película se terminó en 2015 pero la productora de Gerardo Herrero ha preferido mantenerla en la nevera para poder estrenarla en Málaga. Sobre el tema de un filme que narra la investigación que una alta ejecutiva de una multinacional sobre los suicidios que se han estado produciendo en una de sus filiales, el director canario afirmó que "la intención era ser fieles a la obra de Tabares. El guionista José Amaro Carrillo lo resume en esta frase: ningún trabajo merece la pena que te dejes la piel en él. Me gustaría que vean la película no sólo los que son empleados, sino también los empleadores, las jerarquías de estas multinacionales, y que empaticen con la historia terrible que se cuenta".

El productor Gerardo Herrero recordó que el germen del filme está en la ola de suicidios que afectó hace unos años a France Telecom, en la que se quitaron la vida 60 empleados solo entre 2008 y 2010. Para Maribel Verdú, la película también expresa "la terrible realidad de que detrás de un hijo de puta hay siempre otro mayor. Los malos son los que ganan siempre".

Tras desvelar el nuevo proyecto con Cánovas sobre la obra de Ravelo, Herrero aprovechó la pregunta de un periodista para hacer una contundente crítica de las políticas cinematográficas en España. "En España damos 30 millones de euros de ayudas al cine, mientras que otros países de nuestro entorno, y con peor prima de riesgo, como Italia, dan 200 millones de euros. La política en este país ha sido equivocada desde hace muchos años, pero el Gobierno de España ha tenido en los últimos cuatro años, de lejos, al peor Secretario de Estado de Cultura de su historia", remató, en referencia a la figura de José María Lassalle.

Explosiva comedia negra

Pero Cánovas no lo va a tener fácil este año en Málaga. El cuarto largometraje de Inés París abrió la sección oficial con La noche en que mi madre mató a mi padre a las nueve de la mañana, también con una gran entrada de público. Con él, París vuelve a la dirección después de 9 años. El filme es una explosiva comedia negra con ecos del clásico Arsénico por compasión (Frank Capra, 1944), interpretado por un elenco en estado de gracia, Belén Rueda, Eduard Fernández, María Pujalte, Fele Martínez, Patricia Montero y Diego Peretti.

A la rueda de prensa posterior, tan multitudinaria como la de La punta del iceberg, acudieron la directora con las actrices citadas y la productora Beatriz de la Gándara. El guión debe mucho a Fernando Colomo, como aseguró Inés París en el encuentro. La directora explicó que la idea nació de una comida con una amiga en la que esta le confesó que había tenido la peor idea de su vida: invitar a su ex a cenar. Tanto Belén Rueda como Patricia Montero agradecieron la oportunidad de verse en papeles de comedia, registros nuevos para ambas. María Pujalte, que sí es comedianta con muchos kilómetros en las piernas, definió el filme como "un bucle, una espiral de la que nadie sabe como salir". La película arranca cuando una actriz (interpretada por Belén Rueda) organiza en su casa una cena con su marido (Eduard Fernández, un director de cine) y una productora (María Pujalte) para lograr convencer a un productor argentino (Diego Peretti) de que se sume al proyecto de una nueva película. Al encuentro llegan de forma inesperada el ex de la actriz (interpretado por Fele Martínez) y su nueva novia (Patricia Montero).