Nos encontramos en la terraza del hotel AC Málaga Marriot, principal alojamiento de la ciudad para los invitados del 19º Festival de Málaga. Acantilado, tercer filme de la navarra Helena Taberna, rodado mayoritariamente en Gran Canaria en 2015, se pudo ver a las nueve de la mañana en el teatro Cervantes. El contenido del silencio es el título de la novela de Lucía Etxebarría en que se basa la cinta. Un fiscal (Daniel Grao) a punto de obtener un alto cargo en la administración, recibe una llamada de la policía desde Gran Canaria en la que se le informa de que su hermana puede ser una de las fallecidas en un suicidio colectivo. Se tiraron por un acantilado de Sardina. La investigación la dirige la inspectora Yaiza Santana (Goya Toledo).

Para la película, Taberna se documentó en la Supercomisaría de Las Palmas en la que después filmaría. Cinco años ha tardado en levantar el proyecto. "Con lo que he sido capaz de superar con Acantilado, ya nada me frenará", confiesa. "Lo primero que quiero hacer una vez que estrenemos el 3 de junio, es rodar la siguiente. He descubierto que esto es lo que me gusta y además que lo sé hacer". Paradójicamente, Taberna tiene también la sensación "de que quizás Acantilado sea mi última película, porque para el cine español de clase media como el que yo hago no hay hueco, ahora está todo muy polarizado entre las películas de ocho millones de euros y el cine de guerrilla".

De las cosas que descubrió Helena Taberna en sus pesquisas en la Supercomisaría fue que Canarias es el lugar con mayor número de sectas de Europa. "También me confesaron que introducían infiltrados, lo usé en mi película. Una vez ocurrió que había dos infiltrados de distintos cuerpos en una misma secta, y ninguno sabía que el otro lo era".

Helena Taberna está feliz en Málaga. Lo confesó nada más empezar la rueda de prensa tras el pase en el Cervantes, al que acudió acompañada de las actrices Ana Gracia, Juana Acosta e Ingrid García-Jonsson, el actor Daniel Grao y el productor Íker Ganuza. "Me tengo que quitar tanta emoción que tengo. Mi primera película Yoyes (1999), se presentó en este mismo festival, y la tensión que tenía en ese momento se me reproduce ahora. Málaga en aquel momento me dio suerte. Ardo en deseos de testar también Acantilado con el público".

Sobre la película, afirma que el título del filme "no solo se refiere al accidente geográfico, está en todos los elementos de la película, en el riesgo que asumen los personajes y, si me atrevo, en el propio riesgo que asume esta adaptación libre de la novela de Etxebarría. Soy consciente de que vivimos tiempos en los que hay inflación de diálogos por la televisión. Por eso quise marcar la diferencia, que visualmente la historia se fuera contando. También fue un riesgo asumido dejar abierto el conflicto que sucede entre los hermanos, que en cambio en la novela de Etxebarría sí se desvela".

Sobre la elección, por primera vez en su carrera, del género del thriller, la directora aclara que "lo que tengo claro es que quiero comunicar, no hago cine para otra cosa, quiero que la gente entre la película, con la cabeza y el corazón, y el thriller es un género que permite enganchar más fácilmente al espectador. Da ritmo, le quita elementos literarios superfluos, le da intriga y crea ese desasosiego, ya desde el arranque. Hago un cine que espero que todo el mundo pueda entender. Eso sí, que la película no se acabe en la sala es algo que también busco y me gusta. Y es mi película más oscura, a pesar de que los fantásticos paisajes luminosos que aparecen. La fotografía de Javier Aguirre es brillante precisamente para hacer ver lo distinta que es la realidad de las apariencias." Justamente, Acantilado cuenta con un final que alienta ese desasosiego. "Es un final que no estuvo claro siempre, fue lo que más me agobiaba. Le da profundidad. La banalización que se está dando en todos los campos, que todo tenga que ser entendido, me ha llevado más a buscar ese aliento poético con ese final que, aunque me aleje del aplauso fácil, de alguna forma hace que la película sea más desoladora, que deje resonancias de más largo recorrido".

La actriz colombiana Juana Acosta desveló ayer en la rueda de prensa que el primer contacto que había tenido con Helena Taberna fue cuando interpretó a la ex etarra asesinada por ETA Dolores González Catarain (Yoyes). "Helena es de las personas que más saben sobre Yoyes en España, así que me puse en contacto con ella y nos conocimos. Ahora he tenido la oportunidad de interpretar en su película a Elena. Me interesó la oscuridad que plantea la historia. Y que mi personaje Elena se mueva entre el amor y la muerte. Rodamos en localizaciones espectaculares en Canarias y el País Vasco, el rodaje fue inolvidable".

Por su parte Daniel Grao recordó que el rodaje fue "muy vasco, por lo hermético de lo que estábamos haciendo. Helena te ata mucho, te sujeta. Es una película que incomoda, y eso es algo que como espectador me gusta". Ingrid García-Jonsson, que hace el papel de hermana de Grao en el filme, afirmó "que me gusta mucho que a mi personaje no se le juzga".

De otro lado, Ana Gracia explicó que "para nosotros era importaste saber el papel que jugaba cada personaje. En mi caso, como la líder de la secta, el reto era cómo ejercer poder sobre alguien que está muy necesitado para obtener afecto. Hay bastante gente en la que uno se puede inspirar para hacer de cabecilla, hay muchos manipuladores profesionales. Helena insistía mucho en usar la presencia y la contención, no la fuerza, sino la calidez".

Amor por la Isla

El amor que siente Helena Taberna por Gran Canaria le hizo rodar en la Isla, pues la novela de Etxebarría se inspiró en el caso real que ocurrió en Tenerife en 1998. "Mi hijo Eneko eligió estudiar Ciencias del Mar ahí. Era más conocido en la Las Canteras que muchos canarios de toda la vida. Se metió en temas de allá como el salto del pastor. Así empecé a ir a Gran Canaria y me fui enamorando. Allí he tenido ese calor que necesito para rodar". Taberna rodó durante tres semanas desde el 9 de marzo, principalmente en el norte. Algunos de los emplazamientos donde se rodaron escenas fueron El Agujero (Gáldar), playa de Las Mujeres (San Bartolomé de Tirajana) y puerto de Las Nieves, Maipés y barrancos de Guayedra y El Juncal (Agaete), calles del barrio de Arenales de Las Palmas de Gran Canaria y la Supercomisaría, también en la capital. Tras la filmación en la Isla, el equipo siguió filmando en el País Vasco y Navarra. Acantilado tiene un presupuesto de 2,5 millones de euros. "La he disfrutado muchísimo y hemos tenido un ambiente de rodaje fantástico. Fui muy feliz haciéndola", concluye Helena Taberna antes de anunciar el preestreno en Las Palmas para la última semana de mayo.