Naranjito, Mazinger Z, El equipo A, las cintas de Arévalo o El coche fantástico. Estos son algunos de los iconos y referentes en el imaginario colectivo de una generación pretecnológica en la que el Donkey Kong de dos pantallas era lo máximo. Ahora, además, componen los ingredientes básicos de la nostalgia ochentera que arrasa en las librerías y en las redes sociales.

Javier Ikaz y Jorge Díaz están detrás Yo fui a EGB un proyecto que nació como página de Facebook. Ayer, ambos presentaron el tercer volumen de su éxito editorial. Su propuesta es sencilla. Consiste en regresar a los pupitres de las escuelas españolas entre las décadas de los años 70, 80 y 90 para registrar sus principales iconos.

"Nos gusta pensar que esto es como si el papel de historiador recayera en un niño de esa época y registrara sus vivencias e intereses", expusieron para presentar su particular fotografía de aquellos años. "La EGB es un pretexto para hablar de una época; un costumbrismo que refleja cómo éramos", añadió Díaz, que aseguró estar ante la edición más social de los tres.

En este nuevo volumen de la serie Yo fui a EGB, los autores proponen nuevos temas y una serie de extras como estampas y un póster desplegable, al estilo Teleindiscreta. "No es que hayamos tripitido curso, es que nos ha gustado tanto que hemos querido repetir", bromearon. Ambos sostienen que hay cosas "que hacíamos y que veíamos como normal y que hoy pondrían el grito en el cielo", con ejemplos de anuncios con niños y cigarrillos o alcohol y un registro de lo políticamente incorrecto.

Javier Ikaz asegura que la infancia es un periodo de aprendizajes y de "las primeras experiencias" que deja una huella profunda en el ser. "No es que lo que hace 30 años fuera más profundo. A nosotros nos marcó Willy Fog o Dartacán y a los niños de hoy será... bueno, no sé lo que se ve ahora", admitió entre risas. Su socio considera que al existir dos canales y una oferta más limitada, los niños compartían un imaginario similar, mientras que ahora es más amplio y disperso.

Ambos explican que no pretenden difundir que lo anterior era mejor, sino reflejar los gustos de una época. Antes salían los rombos o se acaba la programación infantil y te ibas a la cama. Ahora tienen el Ipad al lado de la almohada".

Estos admitieron que la suya fue una generación más expuesta a distintos peligros, entre columpios oxidados o los veranos de heridas: "Hoy somos más protectores".