Un manual de cabecera para invitar a la desobediencia civil, una "fantástica comedia", o incluso "ambas cosas a la vez". Un ensayo con "una vocación deliberadamente práctica; es potencialmente dañino y está magistralmente escrito. Posiblemente se el Burroughs que muchos de sus seguidores y amantes de la literatura oscura han perseguido y esperado". La certera definición y advertencia del editor deja claro que la palabra del escritor y ensayista estadounidense William Burroughs (1914-1997) tiene un poder tremendo. El Manual revisado del Boy-Scout, editado por el sello La Felguera, es un caramelo literario que convierte cada párrafo en un decálogo para derribar el mundo conocido y reinventar uno nuevo.

La voz de Burroughs resonaba ayer en San Telmo en la presentación del libro, que en sus 95 páginas encierra tanto potencial de guerrilla como el Libro Rojo, de Mao, el Catecismo Revolucionario, de Necháyev y Bakunin, o el Libro de cocina del anarquista.

"Burroughs tenía la convicción de que sus palabras, sus propios escritos podrían producir cambios reales en la sociedad", sostuvo ayer el editor y escritor palmero Servando Rocha, que dirige La Felguera Editores. "Este texto lo escribe Burroughs en 1970 mientras termina una novela maravillosa que se llama Los chicos salvajes. Y en cierta medida, el Manual revisado es lo que no se cuenta en la novela, ese programa revolucionario de los chicos salvajes que aparecen ficcionados en la novela", explica Rocha, Con prólogo de Genesis Breyer P-Orridge (Psychic TV, Throbbing Gristle), que consiguió que el autor de Yonqui, El almuerzo desnudo y La máquina blanda, le invitara a su casa y le cediera las grabaciones de este documento que se llegó a publicar en 1983 en RE/Search, una revista de San Francisco.

El propio Burroughs, consciente de que este ensayo podría ser el germen de una revolución planetaria y el despertar de unos comandos llamados a la acción ante las palabras de su líder, temió en su día, hacia 1970, posibles represalias. Ayer, Servando Rocha recordaba que cuando uno se enfrenta a Burroughs hay que hacerlo lejos de la coartada de la metáfora, y sumergirse en su verbo desde lo literario. Armas y tácticas revolucionarias, químicas y biológicas, asesinatos escogidos y al azar, agitación y subversión, apuntes y estrategia que conducen a "una revolución mundial".