"Siempre se han dicho que son malos tiempos para la lírica, pero aunque ahora se valora mucho más, el problema está en que la gente no se acerca a la poesía porque tiene miedo, porque no la entiende. A esa gente yo le digo que la poesía no hay que entenderla, porque va directa a los sentimientos, y aconsejaría a que leyeran los poemas en voz alta para que le perdieran el miedo". Es la reflexión que hacía ayer a mediodía la poetisa y Premio Canarias de Literatura 2015, Cecilia Domínguez Luis (La Orotava, 1948), en la 28º Feria del Libro, en la que presentaba una novela El sepulcro vacío (Nace, 2015) y el poemario Cuaderno del orate (Ediciones La Palma, 2014).

"La poesía es una investigación sobre uno mismo, y sobre las cosas que le rodean, y si uno vive en una determinada época realmente las cosas que le rodean son diferentes", explica Domínguez. "El lenguaje también lo es, porque los temas de la poesía son siempre los mismos: el amor, la muerte, la libertad, pero eso lo podemos aprovechar, y el poeta canario debe de partir de su condición insular para universalizar lo que escribe", subraya.

Domínguez se declaraba ayer "muy contenta porque vine a hablar de mis dos libros", aunque antes de entrar en materia recriminó a los organizadores de la Feria del Libro que éste debería de ser un espacio donde las letras canarias y sus autores fueran protagonistas.

La novela El sepulcro vacío es un proyecto que "surge hace años, porque cuando tenía cinco o seis años, mi abuela me habló del problema que tuvo el Marqués de la Quinta Roja, al ser masón cuando no lo pudieron enterrar en sagrado, y la madre encargó a un arquitecto también masón, que construyera un mausoleo para su hijo. Hizo también unos jardines con una simbología masónica pese a que marquesa le dijo que procurara no hacerlo".

Es, "una novela sobre el respeto" donde poco diálogo existe fruto de la influencia narrativa de Saramago", tal como reconoció ayer. Como bien introdujo el escritor Aquiles García Brito, que acompañó a Cecilia Domínguez en el acto, "es la primera obra que publica tras haber recibido el Premo Canarias", y que en favor de la escritora "no es una novela de las típicas que hace un poeta cuando se mete a hacer prosa, que en muchos casos llamamos narrativa experimental".

A juicio de García Brito, "abandona la autora el oficio de poeta para dedicarse al de novelista sin contaminarse de las mañas líricas a las que tanto tiempo dedica, con el objetivo de contarnos una historia muy atrayente , el conflicto generacional, la soledad de la que son presa todos los personajes de la historia, la masonería y el catolicismo, y temas muy específicos como es el secreto, y las consecuencuias de quienes lo guardan y quienes se empeñan en conocerlo".