La planta superior de San Martín aloja un viaje por la historia del arte más reciente a través de los pequeños tesoros de la colección del CAAM, adscritos a distintas generaciones y lenguajes, pero unidos en la reivindicación de la belleza del pequeño formato. Se titula Esenciales, no como sinónimo de imprescindibles, sino "porque las obras recogen la esencia de cada artista". Así lo manifiesta Eduvigis Hernández, responsable del departamento de publicaciones, quien brindó ayer un recorrido guiado por esta selecto mosaico de pinturas, dibujos, fotografías, esculturas y grabados de pequeñas dimensiones. Y aunque el viaje comienza en la pieza Intentando ver la Gioconda (1996), de Miguel Ángel Pascual, basta un giro de 180º grados para atisbar Maternidad (1989), de Pepe Espaliú, en el otro extremo del pasillo.

Esta pequeña obra de arte protagonizó ayer el ciclo La pieza invitada, impulsada por el centro artístico, con el propósito de ahondar en los orígenes y entresijos de un ejemplo concreto dentro de un proyecto expositivo. Y si bien el tema de la maternidad ha sido ampliamente representado a lo largo de la historia del arte, "desde las primeras vírgenes entronizadas con sus hijos en el arte paleocristiano, hasta el arte más contemporáneo con Dalí o Picasso, pasando por la vertiente más comunicadora del Renacimiento", la aproximación de Espaliú reviste un particular interés, porque aborda "la maternidad de una manera inusual y personal", según apunta Mari Carmen Rodríguez, conservadora del CAAM.

La suavidad, la fragilidad y la sutileza definen las líneas principales de esta delicada escultura modelada en bronce, que suprime el rostro de la mujer y se convierte en un simbólico "cuerpo - asiento" donde todo se insinúa, con el acento en "un hilo conductor que emana de un pecho, y que establece la unión entre la madre y el hijo". Para Hernández, se trata de "una reinterpretación poética de la madre que te sostiene".

"El bronce traslada una frialdad que alude al sufrimiento que envuelve a esta obra", señala Rodríguez. "Espaliú perdió a su madre con sólo 13 años, de manera que el artista concibe esta pieza como un homenaje a su sentimiento de orfandad, de pérdida y de vínculo con su madre". Sin embargo, aunque Maternidad concentre en sus pequeñas dimensiones toda la esencia de su autor, la ausencia de rostro y de todo vestigio identitario posibilita que cualquiera se identifique con esta pieza "sensible y contenida", que materializa la lectura más personal y, a un tiempo, universal en torno a la maternidad. "Dentro de esta exposición, sentimos una especial predilección por esta obra de arte", reconocen las impulsoras de la muestra.

El artista Pepe Espaliú (Córdoba, 1955 - Madrid, 1993) fue uno de los nombres más destacados que despuntaron en la segunda generación española de la década de los 80. Pintor, escultor, dibujante y escritor, sus inicios se desarrollaron en la célebre galería La máquina española, de Pepe Cobo, quien catapultó al artista a nivel internacional. Su formación literaria, filosófica y visual quedó plasmada en una amplia producción artística, que se cimienta y desarrolla en una honda reflexión en torno a las cuestiones de la identidad.

Como ilustra Maternidad, en sus obras se manifiesta de forma permanente "ese sentimiento de pérdida, de sufrimiento y de anhelo tratado de una forma muy sensible", apunta Rodríguez, toda vez que subraya su profunda conceptualización artística de la vivencia personal del SIDA, que propició su fallecimiento a edad temprana, en 1990.

Esenciales

Asimismo, la muestra Esenciales se basa en una amplia miscelánea de 119 piezas de dimensiones reducidas -ninguna supera la medida máxima de 50 centímetros- que firman 93 artistas de distintos estilos, géneros y etapas artísticas contemporáneas. "El pequeño formato es poco habitual en los museos, así que hemos querido ir a lo esencial para reivindicar esas pequeñas piezas que requieren otro acercamiento, otra mirada, otra distancia de contemplación", apunta Rodríguez, quien destacó que "más del 50% de la colección del CAAM está constituida por obras de pequeño formato". "Por esta razón, merecía la pena dedicarles una exposición", afirma. "El pequeño formato es interesante porque exige que todo esté equilibrado, con una gran armonía y síntesis narrativa, porque el artista debe poner un cuidado especial en que su pieza condense todo lo que quiere expresar".

El recorrido de la muestra engloba piezas que remiten a los años 20 del pasado siglo, que atraviesan distintas oleadas artísticas y desembocan en propuestas recientes de la década de los 2000. Aunque los artistas canarios encabezan la nómina de autores representados, la muestra también aloja creaciones de artistas del resto de España y Europa, que reflejan su universo creativo en propuestas sintéticas, pero infinitas. Además, entre los autores desfilan tanto asiduos en los proyectos del CAAM como primeras apuestas expositivas, que se estrenan en la muestra.

Pero lo más interesante es que el recorrido urdido por los expositores enlaza piezas procedentes de distintos ámbitos geográficos y generaciones artísticas, pero asociadas por una temática o idea concreta. Por lo tanto, en un mismo tramo expositivo conviven una espiral de Martín Chirino y una pintura de Pipo Hernández Rivero, o una pintura de Paco Sánchez con un grabado de Manuel Mendive. Se trata de "conexiones inhabituales" y "trasiegos de influencias", que tienen como objetivo trazar "un recorrido muy visual y diferente", apunta Rodríguez.

No obstante, estos tramos expositivos se articulan en apartados dedicados a tendencias artísticas concretas, entre las que se distingue el retrato, dispuesto en una primera sala. Le sucede la representación del paisaje, que arranca con propuestas figurativas y culmina en abstracciones más conceptuales. Las salas contiguas se revisten de piezas de tintes poéticos, de la mano de artistas internacionales como Mitsuo Miura o Jirí Georg Dokoupi; a las que sigue una profusión de formas geométricas, a cargo de artistas del panorama del arte contemporáneo reciente, como Francis Naranjo o Karina Beltrán. Y el surrealismo pone el broche final al recorrido con las propuestas artísticas de Felo Monzón, Óscar Domínguez o Carmen Azorena.

Con todo, las impulsoras de la muestra recordaron, una vez más, que Esenciales refleja "las virtudes de la colección pero también los defectos de la colección", dado que, pese a inspirarse en el principio de tricontinentalidad que abandera el centro artístico, la exposición apenas cubre el apartado dedicado a artistas de África, Latinoamérica y, sobre todo, artistas mujeres. "Tal vez esta lectura sirva para reforzar estos aspectos en inversiones futuras", concluyen.