Los esfuerzos se van sumando y en el horizonte cultural canario los más optimistas atisban ya el día en que los jóvenes de las islas puedan cursar estudios de danza con todo el reconocimiento académico que su vocación merece. Mientras tanto, el proyecto puesto en marcha hace siete años por la coreógrafa Natalia Medina se va consolidando y en consecuencia, va asumiendo nuevos retos. Across Hip Hop, como su nombre revela, no sólo nació para allanar el camino a los futuros profesionales de la danza, ofreciéndoles oportunidades gratuitas de aprendizaje. También ha logrado convertirse en una atractiva herramienta de inclusión social, porque a través de las danzas urbanas muchos jóvenes han adquirido, durante estos años, recursos imprescindibles para dar saltos cualitativos en su desarrollo personal. Entre los próximos retos, el más ilusionante es lograr que la financiación municipal permita que, en las próximas ediciones, Across Hip Hop tenga una continuidad anual.

Cada año, en vísperas de la muestra final con la que concluye cada edición, se otorgan las becas que permiten que cinco de esos 144 jóvenes de entre 14 y 20 años, puedan recibir clases de danza durante todo un curso. A sus profesores, uno por cada uno de los cinco distritos de la ciudad, nunca les ha resultado fácil elegir. Son siempre unos cuantos los que sobresalen por su ganas y por sus aptitudes, así que lo mejor es guiarse siempre por la intuición y decantarse -como ellos explican- por el que tiene "ese algo". Entre los escogidos en la edición del 2015 se encuentran Carmen Cisse y Dylan Martín, que también disfrutarán de la oportunidad de subirse a bailar esta primavera al escenario del Pérez Galdós. No cabe duda de que esta es una buena manera de hacerlos sentirse partícipes de la vida cultural de la ciudad.

En un receso del ensayo general, también durante la víspera de la función, Carmen Cisse explica con una sonrisa candorosa cómo le ha cambiado la vida durante este año. "Puedo hacer lo que me gusta, con gente que me gusta y sin tener que pagar, y además de eso ha cambiado mi nivel profesional; por eso ahora soy feliz". Su temperamento tranquilo contrasta con la arrebatadora vitalidad con que se mueve en el escenario. Dylan Martín, el compañero con el que ella ha compartido muchas horas de ensayo, se expresa dentro y fuera del escenario con una prometedora autoconfianza. Él quiere resaltar que gracias a la danza puedes "estrechar lazos emocionales, porque a la hora de bailar expresas muchas cosas y eso impacta a las personas de una manera u otra".

Uno de los profesores del proyecto que ha encontrado tiempo y energías para crear su propio grupo de baile, Imperfect, es Gabriel Henríquez. Su trabajo pudo apreciarse también el sábado, junto al de otro de los jóvenes coreógrafos canarios que apuestan por ensanchar aún más la vocación experimental del New Style, Daniel Morales. Con su exploración de la lentitud, la búsqueda de nuevos modos de habitar el escenario y la elección de músicas que permiten explorar otros registros, se terminó de armar un espectáculo exquisito. Todos aquellos chicos bailaron pequeñas coreografías a las que pudieron dar sentido, impulsados por ritmos mezclados con gracia y arropados por un juego de luces que hubiera gustado al propio Mark Rothko.