La llegada del Obispo Antonio Pildain a Canarias marcó un antes y un después en la represión franquista en las Islas, porque éste se posicionó del lado de las víctimas. Así lo entiende el historiador José Miguel Barreto, que participa en la solicitud ciudadana que se moviliza actualmente para declarar al prelado Hijo Adoptivo de Agaete por su defensa de los represaliados por el franquismo durante 22 años. Barreto ofrece hoy, a las 20.00 horas, una conferencia en el Club LA PROVINCIA, con el título El obispo Pildain y la Dictadura.

Antonio Pildain fue obispo de la Diócesis de Canarias entre 1936 y 1966. José Miguel Barreto ha planteado esta conferencia como una continuación de la que realizó hace un mes en las XVI Jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias que tuvieron lugar en las instalaciones del Campus Universitario de Tafira. En esta cita, que contará con la participación del profesor de Historia Antonio Agudo, el doctor en Historia y profesor del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC) presentará documentación que nunca antes han salido a la luz.

"El primero y más importante es un documento que procede del archivo secreto del Vaticano, donde se expresa la posición política de Pildain escrito en octubre de 1936", señala el historiador, que ofrece el texto íntegro en una proyección y en la que se verá una posición contraria a la represión franquista.

Barreto asegura que las presiones del gobierno de Franco se inician antes incluso de pisar suelo canario, ya que el religioso fue elegido obispo en mayo de 1936 y pasaron nueve meses hasta que fue consagrado en febrero de 1937.

Una vez en el Archipiélago, el prelado intervino para relajar la intensidad de una represión que era muy fuerte, según Barreto. "Las cosas cambian cuando él llega y cambian por la acción del obispo", apunta éste.

José Miguel Barreto sostiene en la conferencia que la posición que tiene Antonio Pildain contra el régimen en 1936 se mantiene hasta el final de su ejercicio en 1966.

La posición de Pildain con el tema de las víctimas condicionó la posición del prelado con las líderes políticos de la dictadura en Canarias. "Las autoridades franquistas se lo hicieron pagar caro", añade el historiador, que recuerda como intentaron destituirlo con la visita de Franco a las Islas en el año 1950. "No lo consiguieron, pero lo convirtieron en un problema diplomático entre España y Roma", expuso.

Esta posición revela, según el historiador, que la Iglesia no estuvo con Franco, "por lo menos en Canarias. "La relación era compleja. Pildain apostó por las víctimas".