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Ópera contra el tirano

Más de 1.300 niños asisten, desde ayer y hasta mañana viernes, a una simpática versión de 'Guillermo Tell', de Rossini en el Pérez Galdós

Solidaridad, aventura y revolución, son algunos de los mensajes que encierra una magnífica versión reducida de la ópera Las aventuras de Guillermo Tell de Rossini que, desde ayer y hasta mañana viernes, representa la compañía catalana La Baldufa en el teatro Pérez Galdós y a la que asistirán unos 1.300 niños de colegios de toda la Isla. Se trata de un proyecto que impulsa la Fundación CajaCanarias y la Obra Social La Caixa en colaboración con la Fundación Auditorio y Teatro. La puesta en escena incluye una función del ciclo En familia abierta a todos los espectadores este viernes.

Durante una hora de representación, y dividido en cuatro actos, los niños pudieron, en la primera función que tuvo lugar ayer, cantar, reír y conocer un género al que no es fácil acceder desde tan joven, pero que La Baldufa ha transformado en un espectáculo sutil, aunque riguroso.

Dos actores y cuatro músicos dan vida a Guillermo Tell, su esposa Eduvigis, su hijo Jemmy, el compañero Leutoldo, el viejo Melcthal, y el malvado Gessler acompañado de sus soldados austríacos, en el entorno del lago de Lucerna, situado en el cantón suizo de Uri.

Emiliano Pardo, autor de la adaptación y la dramaturgia de la obra original para el Liceo de Barcelona, recuerda que "se trata de una obra de finales del XIX de casi cuatro horas y de la que solo se recuerda la obertura".

Según Pardo, que también interpreta a dos de los personajes, escogieron este título por el tema de las aventuras. "La ópera es un género bastante difícil para niños ya que estamos acostumbrados al pop", señala. "Adaptamos los textos y temas musicales para que fuera muy ligera para el oído, y que estuviera dinamizada con efectos visuales, títeres y muchos aspectos cómicos. Hemos priorizado la interpretación frente a la música para acercar al público familiar a la ópera".

El montaje, recomendado para niños a partir de cinco años, incluye títeres, proyecciones de vídeo, diseño de luces, y una escenografía móvil que va creando diferentes espacios en las distintas escenas.

"También hemos resumido personajes", señala el actor. "La original estaba basada en la obra de teatro de Schiller que, a su vez, adaptó Rossini. Aquí está Guillermo Tell con su mujer y su hijo y con la célebre escena de la ballesta y la flecha. Mientras que los malos están identificados con Gessler, el gobernador austriaco de los cantones de Uri y Schwyz, y su séquito".

De este modo, la compañía catalana ha prescindido de personajes que salen en la obra original como tíos, sobrinos o aventureros, centrándose en la figura heroica del propio Guillermo Tell. "La obra transmite el mensaje la lucha de los pueblos ante la tiranía de países que agredan a otros", subraya. Aunque, en realidad, el título de Rossini sea una exaltación de un héroe nacional como el protagonista.

En las funciones de Canarias, el barítono Toni Marsol "que está haciendo el rol de Otello en la Ópera de Sabadell", interpreta a Guillermo Tell. El bajo Josep Ferrer se encarga de los personajes de Gessler y Leutoldo. La soprano Helena Abad hace de Jemmy. Y la mezzosoprano Montserrat Bertral interpreta a Eduvigis. La adaptación ha reducido la partitura sinfónica original a los instrumentos de flauta travesera, piccolo, trompa y piano. "Es una de las últimas óperas de Rossini", recuerda Pardo. "Un poco oscura, pero tiene carisma por el personaje, y por la obertura que salía con el guerrero del antifaz".

Cantantes

La compañía, que ya ha estado en Canarias con montajes como Las aventuras del barón de Munchausen, El príncipe Feliz y El libro imaginario, comenzó con adaptaciones de ópera en 2011. "Cuando empiezas te das cuenta que disfrutar de los cantantes en directo es un placer. Y cuando haces muchas representaciones aprecias el directo mucho más que antes", añade. La historia dramática original de Rossini se torna en un relato cómico mediante continuos recursos al humor y la farsa gracias a la adaptación del texto de Enric Pinyol. Y esta versión acentúa la moraleja de que un pequeño pueblo unido puede pelear por su libertad luchando contra el opresor.

Poco antes de comenzar la función, muchos niños ya conocían muy bien de qué iba la historia. Era el caso de Fabio Hernández, de 9 años, que estudia cuarto curso en el colegio Carlos Socas Muñoz, y recordó que "trata sobre un personaje de la historia suiza que luchó contra los invasores". O Arminda Peña, de 10 años, que estudia quinto curso en el mismo colegio, que definió la ópera como "una representación musical de una historia". En los primeros minutos del montaje, un vídeo explica, a través de una animación, cómo la Casa de Habsburgo anexiona algunos cantones suizos en su intento de conseguir la contigüidad territorial entre sus posesiones en el alto Rin y las del Tirol. Los actores entran por el patio de butacas al ritmo de la famosa obertura, mientras una estructura de madera muestra tres casas típicas de lugar sobre el escenario. Poco después otra animación muestra el pasaje referido a la historia en la que el personaje de Leuthold mata a uno de los soldados de Gessler por defender a su hija. Luego, los hombres del emperador se enfrentan cuerpo a cuerpo a los propios habitantes.

El segundo acto tuvo un comienzo muy original que gustó mucho a los niños, ya que Eduvigis escribe, en el tejado de su casa, una carta pidiendo ayuda a Guillermo Tell porque el emperador ha arrasado al pueblo que se va reproduciendo en una pantalla. Los tejados de las casa se transforman en árboles y la lectura del mensaje por el protagonista viene acompañada de una representación paralela a través de guiñoles. A continuación llegan algunos de los instantes más hermosos en las piezas que versan sobre el momento de luchar, el canto a la libertad, el juramento contra el traidor o el himno de la victoria. Aquí los niños pudieron cantar como un gran coro ya que los actores organizan al público en tres grandes bloques, representando a revolucionarios desde distintos lados de Suiza, que participan de forma coordinada.

En el acto tercero, la estructura escénica adopta la forma de una iglesia, y se produce otro de los momentos más divertidos que despertó las carcajadas de los más pequeños con la burla al campesino y el soldado. El aria de Guillermo Tell previa a la famosa prueba de la ballesta y la manzana sobre su hijo es uno de los momentos más intensos de la obra y utilizan un recurso original con el que logran rebobinar esta mítica escena. En el acto cuarto, la estructura se convierte en una barco con efectos de mar para recrear cómo se hunde el bote que llevaba a Tell, Gessler y los soldados. Finalmente, los luchadores suizos, junto con las mujeres, cantan la magnificencia de la naturaleza y el regreso de la libertad.

Una función que, seguro, habrá creado nuevos aficionados a este mágico género que es la ópera.

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