La biblioteca Insular proyecta mañana a las 20.15 horas el filme del director David Fincher, El Club de la lucha, basada en una novela escrita por Chuck Palahniuk en 1996. La actividad forma parte del ciclo que puso en marcha el pasado año el Cabildo para abordar la relación de la literatuta con el cine.

El cineasta Carlos Reyes presentará esta nueva entrega, que propone a la ciudadanía algunos de los títulos literarios más conocidos que el cine ha transformado en fotogramas, mostrando no sólo las nuevas perspectivas que se suman al texto, sino la propia tensión creativa surgida entre la obra literaria que intenta adaptarse y el guion y la película que finalmente surge. La entrada a la proyección es libre hasta completarse el aforo del espacio.

Fincher contó con Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter para este filme inspirado en una de las novelas contemporáneas más originales y provocadoras, que ya se ha convertido en un clásico underground. El texto narra la historia de un puñado de jóvenes oficinistas que, cada fin de semana, se quitan los zapatos y las camisas para pelear entre sí hasta la extenuación. Los lunes vuelven a sus despachos con los ojos amoratados y un embriagador sentimiento de omnipotencia. Pero estas reuniones son solo el comienzo del plan con el que Tyler Durden, proyeccionista, camarero y oscuro genio anárquico, aspira a vengarse de una sociedad paralizada por el consumismo exacerbado.

La novela de Chuck Palahniuk fue escogida por Laura Ziskin, productora de la 20th Century Fox, quien contrató a Jim Uhls para escribir el guión de la adaptación cinematográfica. David Fincher fue uno de los cuatro directores considerados y finalmente fue contratado por su entusiasmo hacia el proyecto. Fincher desarrolló el guion con Uhls y solicitó la ayuda en su escritura a actores y otros miembros de la industria del cine. El director y el elenco compararon la película con Rebelde sin causa de 1955 y El Graduado de 1967. Fincher intentó que la violencia de la cinta sirviese como metáfora del conflicto entre las generaciones jóvenes y el sistema de valores de la publicidad. El director copió los matices homoeróticos de la novela de Palahniuk para hacerla incómoda al público y evitar que anticipasen el dramático giro del final.

Las obras de Pahlaniuk podrían definirse como un intento de domesticar la radicalidad. Narradas con una prosa cruda y que elude florituras, sus novelas son salvajes y divertidas en su dramatismo. Su primera novela, El club de la lucha (Muchnik, 1999), levantó ampollas por su violencia constante y obtuvo gran éxito en esta versión cinematográfica de Fincher.

Las películas que han sido incluidas dentro del programa La literatura en el cine y que aún restan por exhibirse son La ladrona de libros, de Brian Percival (2 de junio) y Quills, de Philip Kaufman (16 de junio).