¿Qué aporta este nuevo trabajo a su larga carrera?
Es un disco diferente a los anteriores. Tiene un aroma muy americano, y se nota la mano del productor, mi hijo Pablo, que vive en Boston. Se ha grabado en Los Ángeles con músicos americanos y eso le da un aire totalmente diferente. Y a la gente le ha gustado mucho.
¿Cómo será el concierto?
Son siete músicos y es el mismo equipo que he llevado en esta gira. Pero al contrario de otros momentos que sacas un disco nuevo y en el que sólo cantas cuatro o cinco canciones nuevas, y el resto son las conocidas, en esta ocasión he encontrado que a la gente le ha gustado mucho este trabajo. Y por eso interpreto ocho temas de los diez. Y luego están las canciones que no puedo omitir y que hicieron historia desde el 73. Y las canciones que he hecho para otros artistas. Es una panorámica bastante amplia de toda mi trayectoria musical, y con unos grandes músicos para que suenen, en la medida de lo posible, en lo más parecido al disco.
¿Por qué ha elegido un título como Calma
Siempre he buscado la calma para escribir. De hecho siempre escribo en una casa que tengo a la orilla de un lago de un pantano cerca del pueblo en que nací. Y la calma siempre la he encontrado. Pero la calma a la que me refiero es la que debemos de tener un poco todos en contra de esta tensión continua de las noticias. Cuando enciendes la radio, la televisión, lees el periódico, son todo noticias que te inquietan mucho. La humanidad está un poco loca. Me pregunto si no habrá alguna noticia buena. Y si pudiéramos charlar más con los vecinos, ver una puesta de sol o cuidar un huerto, para romper esa ambición que tenemos todos de conseguir, conseguir y conseguir, con la infelicidad que supone eso. No nos fijamos en las cosas más simples que están al alcance de todos y no la vemos. Hay que mirar un poco hacia dentro y analizar que el ser humano ha venido aquí para ser lo más feliz posible.
Ayer publicó, precisamente, este disco en vinilo, un formato que recuerda la época en la que la música se saboreaba con más calma y atención.
A la gente le gusta esa cosa tan personal del vinilo con la foto del artista, las letras, el contacto de la aguja con el surco. Y es ese formato el que ha hecho historia en las canciones. La época en la que a los músicos los apoyaban las discográficas y los discos se vendían. Pero ahora, con internet, muchos de los que vivíamos con los derechos de autor no nos llegan. Y lo que hace falta son unas leyes que protejan la libertad intelectual.
Y, entonces ¿publicar este álbum es algo de romántico?
Es que soy un poco Quijote. Y me he propuesto hacer un disco como si fueran los años ochenta con pocos medios y con el alma, como si fuera vocación, porque creo que la gente que me ha seguido siempre, se merece lo mejor. Calma ha quedado con músicos maravillosos, una orquesta de cámara fantástica, unos arreglos estupendos, y una ilusión tremenda de un tío de 71 años como yo que parece que tengo veinte porque me emociono con cada canción que escribo.
¿Y qué ha supuesto en su vida, personalmente?
Algo importante. Uno está en un punto en que puede quedarse en casa para cuidar flores, pero este disco es la demostración a mí mismo de que a mi edad puedo vibrar con una canción, que puedo echar la casa por la ventana para hacer algo con lo que pueda vibrar. Las compañías no pueden gastar mucho dinero en discoa porque no venden. Pero luego hay cuatro románticos como yo, y estoy feliz de haberlo hecho, y el orgullo de un padre que ha visto crecer a un hijo. Porque, gracias a su trabajo, está obteniendo buenas críticas.
