La compañía Pieles muestra los distintos tipos de cantos de trabajo de Canarias a más de 2.000 escolares en el teatro Cuyás en sucesivas representaciones ayer y hoy.

El espectáculo, titulado Cantos al trabajo, está dirigido por Jonatan Rodríguez, creador también de la música junto a Fátima Rodríguez, y Jeremías Martín, e incluye un pase para el público en general mañana viernes a las 20.30 horas.

"La obra está basada en el folclore de las islas", señala el propio Jonatan Rodríguez durante la presentación. "Concretamente, incluimos los cantos de trabajo, pero mezclados con músicas populares de otras culturas, como unos aires de Lima con cantos venezolanos", añadió. Los llamados cantos de trabajo están consideradas como la voz original de los pueblos, unas manifestaciones musicales con el que las trabajadoras y los trabajadores de todos los tiempos se han entretenido y dado rienda suelta a sus emociones mientras labraban, segaban las tierras o recolectaban sus frutos, mientras lavaban en pilas y acequias o molían el grano de los molinos. "Utilizamos instrumentos de percusión que realmente son elementos de labranza, como un tornajo donde comían los animales, un pilón donde machacaban el grano, o garrafones de vino; el espectáculo tiene un contenido visual muy interesante, música con instrumentos que no son musicales", añade el director.

El programa está compuesto por una quincena de piezas entre las que figuran Canto de lavanderas, Arrau, Seguidillas (maxadas y de la orilla), Silbo, Morenita, Campesina y Danza del trigo. También componen el programa Ánimas, Romance, Folías de la magua, Tijarafe, Tajaraste del Tambor, La Meda y Duque de Gha-Bras. "Cuando empezamos los ensayos la mitad del espectáculo ya estaba hecho, pero todo se acabó en el escenario. Fue una idea inicial mía, pero no puedo dejar de nombrar el trabajo en equipo, porque Cantos al trabajo es, sobre todo, el resultado de un equipo de investigación". Y es que la obra mezcla el sonido de recursos primitivos como la piedra, el cristal, la madera o el metal, con el de instrumentos convencionales. El resultado es una novedosa experiencia que sirve para recrear, en 15 piezas y de manera sorprendente, la sonoridad popular.

"Mucha gente que está en el espectáculo viene de formación clásica, y lo que hemos hecho fusionarlos con otros géneros". De este modo, el equipo ha podido comprobar que, por ejemplo, la manera en que tienen de tocar el tornajo, donde comen los animales, viene de una canto fúnebre con un elemento parecido de Indonesia.

"Hay cantos de trabajo de otras culturas que hemos fusionado con los nuestros y que ha salido básicamente escuchando el acervo cultural que tenemos", añadió. Según Rodríguez, se trata de "un espectáculo musical y emocional", con ese "poder de evocar el recuerdo de nuestros abuelos en su manera de hacer las cosas y con una serie de números en los que se ha utilizado el canto de trabajo como nexo de unión". Se da la circunstancia que, precisamente hoy, el espectáculo cumple un año con más de 50 funciones. La fluidez y melodía de las cuerdas frotadas y el colorido armónico del piano se funden con la vitalidad rítmica de la percusión, dando lugar a una obra singular que mezcla épocas, espacios y culturas, y a una música cercana y reconocible por un público que, en mayor o menor medida, conserva esa faceta más tribal a la tierra.

Con una pantalla de fondo en la que se proyectan imágenes directamente relacionadas con lo que sucedía en escena, y con el escenario ambientado al modo de una aldea canaria, el espectador se inicia con varias lavanderas cantando a capella y acompañando la música con la propia ropa. Luego entra un solo de trompeta y otro de piano para atacar el Arrorró. Las percusiones tradicionales se lucen con la Seguidilla, hasta que entra el silbo gomero en el momento en que el montaje adquiere más interés.

Tres cantantes, tres percusionista, cuatro músicos y un silbo son los encargados de desarrollar en escena un espectáculo de una hora que destaca por la cuidada escenografía y un desarrollo que, sin tener una línea dramatúrgica concreta, refleja el origen de muchas de los palos más conocidos del folclore del Archipiélago. Luego, cada cantante y músico por separado pudo mostrar su virtuosismo que derivó en unos momentos de gran percusiva en plan Mayumaná que fue el instante que más entusiasmó a los jóvenes espectadores.