La Provincia - Diario de Las Palmas

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"Lo mínimo, si Canarias apuesta por el cine, es que cuenten con la gente local"

"Yo he tenido suerte en mi carrera. Para empezar, por haber tenido un padre que me daba papeles", señala la actriz Verónica Forqué

La actriz Verónica Forqué, en una imagen promocional de 'Buena Gente'. LP/DLP

Buena Gente llega al Cuyás con el aval y reconocimiento de Broadway. ¿Qué valor le da?Buena Gente

Es un aval importante. Cuando me llamó David Serrano me presentó una versión estupenda del trabajo de David Lindsay-Abaire, en la que ha respetado el original tal cual, aunque no ocurre en Boston, sino en una ciudad de España indeterminada. Además, está muy presente el humor de la versión original, aunque evidentemente es lo que más hay que trabajar, porque, en el fondo, el humor es lo que más diferencia a una cultura de otra. David le ha dado un toque español. Pero buena es una versión que respeta mucho del original.

¿Cómo recibió esta oferta?

Me encantó desde el primer momento que la leí. Es un obra que estrenó Frances McDormand en Broadway, que es una actriz que me encanta. Soy muy fan de esta mujer y descubrí que tenemos la misma edad. Es raro, porque yo siempre pienso que todo el mundo es más joven que yo y me llevé esta sorpresa. Ha sido un proyecto muy bonito. Hablo en pasado porque ya estamos terminando la gira y lo hago con pena porque ha sido un viaje precioso.

¿Su personaje, Margarita, es más Francés McDormand o es, en esencia, Verónica Forqué?

Soy yo, como todos los personajes que hago. Tiene el alma de Margarita pero la voy cubriendo con lo mío. En realidad, no pude ver a McDormand. Cuando me llegó el ofrecimiento ya no se estaba en Broadway. La que sí vi, que fue la versión que también vio David Serrano, es la que hicieron en Argentina y que dirigió Claudio Tolcachir, que es un gran autor y director.

¿La eligió David Serrano por ser usted buena persona?

No creo. Él me eligió porque piensa que soy buena actriz (risas) y el papel me va. Pero bueno, supongo que todo influye y no soy una persona con fama de mala gente, ¿verdad? Yo creo que él me había visto en Shirley Valentine y era un personaje que se parece al ser una mujer sencilla y le gustó mucho la función. Se ve que pensó en mí para Buena Gente y ha sido una colaboración estupenda.

A veces se confunde el concepto de buena persona con el ser poco tonto. ¿En qué manera Margarita asume este rol?

Es verdad que hay una tendencia a asociar el ser buena persona con ser un poco tonto o dócil. Yo creo que es un error enorme. Lo que más valoro en una persona es su bondad o, en todo caso, el esfuerzo que realice por ser bueno. Porque no es fácil y hay cosas que te lo complican continuamente. Pero, por lo menos hay que tener predisposición, portarse bien con los demás y querer ayudar.

¿Tiene moraleja esta obra?

Esta, como todas las obras que son buenas, no tiene un solo mensaje. Los textos buenos nacen del alma y del imaginario del que escribe. Ocurre igual cuando actúas y te salen cosas que no controlas. Ahí esta la gracia del artista: la intuición que sale de un lugar que no tiene que ver con lo racional ni con lo mental, sino con otras cosas misteriosas. En esta obra, el autor ha reflejado una realidad social y emocional. Ha querido abordar la vida de los que triunfan y la vida de los que fracasan; y como el éxito y el fracaso están en un límite muy fino. Se pregunta por qué hay unos que siempre fracasan y otros que tienen éxito. Reflexiona sobre el valor de la suerte en la vida.

Y en su caso, ¿considera que su carrera se ha movido en conceptos como suerte y esfuerzo?

La suerte es necesaria y también el esfuerzo, porque la suerte hay que perseguirla. Yo he tenido una vocación muy temprana. Siempre me ha gustado mucho mi profesión. He tenido mucha ilusión y también he tenido suerte. Lo reconozco. Para empezar, por tener un padre que era director de cine y que me daba trabajo. Eso es un camino ya hecho. Mucha gente me conoció gracias a los trabajos que dio mi padre. Por eso reconozco la suerte de haber sido su hija y de haber tenido a un padre maravilloso.

Lo bueno es que en su profesión, como otras muchas, hay que demostrar la valía en cada trabajo. Si no te caes.

No te quepa duda. Cuando empiezas, porque empiezas. Cuando te hace mayor, porque eres mayor. Siempre estás a prueba. La verdad es que estás con la sensación de estar permanentemente empezando de cero. Pero eso tiene su lado bueno, porque no puedes dormirte en los laureles. Nunca.

¿Tiene la sensación, con todo lo que ha hecho, de que tiene que empezar de cero y demostrar?

Siempre he tenido esa sensación y la sigo teniendo. Me enfrento a cada trabajo con esa especie de vértigo: de pensar "uy madre, yo esto no lo sé hacer"; o que no me va a salir y después sí que te sale. Pero bueno. Esto es así. Siempre estás empezando de cero. Y lo decimos todos. Da igual la edad que tengas.

¿Sigue existiendo en el cine una carencia de papeles interesantes para actrices veteranas?

Sí. Me han preguntado esto otras veces. Yo pienso que el cine, la tele y las historias en general son un reflejo de la vida. Pero los guiones y los trabajos, en un porcentaje muy alto, están escritos por hombres y estos encuentran más interesante a una mujer de 30 años que una de 60. Es así. Las de 60 somos las madres, las tías o las abuelas y aunque la mujer ya ha empezado a reclamar su espacio como guionistas y escritoras, tenemos que seguir para tener mayor presencia y contar las historias que nos pasan a nosotras. A través de este proceso, estoy segura de que aparecerán más personajes de mujeres que no sean solo jóvenes.

¿Considera que hay papeles más interesantes hoy en día en el teatro que en el cine?

Pues parece que sí. Yo tengo la gran suerte de hacer mucho teatro y siempre con gente muy bonita. Lo de Shirley Valentine, que fue un proyecto que hice hace tres años, fue muy maravilloso y me da pena no haber podido estar con esta obra en Las Palmas de Gran Canaria. Hace dos años hice una obra con Andrea D'Odorico, un gran filmógrafo, escritor y hombre de teatro que se nos murió hace año y medio, y también hice una obra muy bonita, histórica, con Juana la Beltraneja e Isabel La Católica. Por eso, yo creo que en el teatro hay más ocasiones para hacer personajes de mujeres maduras, más interesantes que las que se hacen en el cine y que siempre son señoras un poco pesadas, gruñonas, aburridas y asexuadas.

Sirve este argumento para señalar que la dramaturgia española ha evolucionado mejor que el cine durante la crisis?

No lo sé. En el cine español se hacen cosas muy bonitas y películas muy buenas. Otras no los son. Pero, en fin, ya sabemos que el cine, el teatro y la cultura general es un tema desgraciado en este país. También es verdad que desde que tengo uso de razón ha sido así. Somos los últimos de la fila. Pero hay gente con mucha energía y con mucho talento y que cuenta historias que merecen la pena. Y bueno, hay que esperar que vengan tiempos mejores. Pero, eso sí, espero que vengan pronto.

Canarias intenta posicionarse como destino para grandes producciones con un política de incentivos y bonificaciones fiscal. ¿Qué le parece desde su experiencia y cree que esto debe potenciar la industria audiovisual local?

Sí. Sé que se han hecho muchas películas últimamente en Canarias y eso está bien. Todo lo que sea apoyar e incentivar la cultura está bien hecho. Me parecería mal en el caso de que no se trabaje en potenciar esa industria, que no sé si es el caso o no. Pero sí Canarias subvenciona o ayuda la creación de películas, lo mínimo que se puede pedir a cambio de los productores es que cuente con la gente de Canarias. Tampoco debe ser una cosa exclusivamente local, pero sí debe de existir una apertura de miras. Sería muy malo que nada más que se cogiera a la gente local para hacer de chofer. Eso no ayuda. Este posicionamiento es positivo si sirve para formar a la gente local y joven. Lo contrario está mal y no debería permitirse, pero repito que no sé si está ocurriendo o no.

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