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Entrevista

Manolo García: "En la industria de la música el negocio ha superado la intención artística"

"Sé que hay canciones antiguas que debo hacer de manera ineludible, y lo hago con mucha alegría", afirma el cantante y compositor catalán

El cantante y compositor Manolo García, en una imagen promocional de su gira 'Todo es ahora'. LA PROVINCIA / DLP

¿Cómo surge Todo es ahora

Este disco se grabó hace un año, en realidad, con la colaboración de grandes músicos norteamericanos en la ciudad de Nueva York. Pero he tardado en arrancar la gira porque quise celebrar el 35º aniversario de Los Rápidos y de Los Burros, que fueron las bandas en que empecé y que desembocaron en El Último de la Fila. Después de ese recordatorio con la banda, ya me metí en la gira de este disco, que es muy eléctrico, con sonidos muy rockeros, a diferencia de otros como, por ejemplo, Saldremos a la lluvia, que grabé en Grecia, con un sonido más mestizo, más de prueba y de exploración de sonoridades e instrumentos.

¿Es cierto que la idea de embarcar en el proyecto a una nómina de músicos norteamericanos surge de un sueño con David Bowie?

Así es. En concreto, surge de escuchar el penúltimo disco de Bowie, The next day, que me llegó muy adentro cuando lo escuché, una y otra vez, hasta el punto de soñar con él y de dedicarle, finalmente, una canción. Así que me dije: ¿por qué no buscar a estos músicos para trabajar con ellos en mi disco? Y dicho y hecho. En la primera parte de esta gira nos juntamos en el escenario mi banda habitual y esta banda de músicos rockeros que ha colaborado con artistas como Springsteen, Bowie o Pattie Smith. Pero ahora, la segunda parte de la gira, la que recala en Canarias, somos mi banda y yo.

¿Todo es ahora

El título es la constatación de algo común a todos los seres humanos y es que, cuando tienes la energía de los años mozos, el tiempo no existe, porque lo tienes todo. De una manera intuitiva, sabes que tienes mucho por delante. Luego, todos coincidimos en que, a partir de la cuarentena, empiezas a sentir que todo esto va muy deprisa y, a veces, lamentablemente, acontecimientos como la pérdida te despiertan en ese sentido. Todo es ahora nace de esa constatación, de ese carpe diem; sé que no estoy descubriendo nada, que los filósofos de la Antigua Grecia ya lo sabían; que lo que tengas que hacer, hazlo. La vida es algo que va pasando mientras hacemos planes, como decía John Lennon, así que no planees, haz, porque el instante es fugaz, pero es lo único que tenemos.

¿Se trata de un reflejo del estadio actual de su carrera, después de 35 años en los escenarios?

Yo siento que, mientras pueda hacer música, componer, cantar y tocar instrumentos, siempre estaré en el mejor momento de mi carrera. Y por supuesto, si despierta el interés del público. Todas las formas de arte, como la música, la literatura y la pintura, tienen un sentido, que es la emoción. Como músico, tratas de captar la emoción de las personas con tu obra actual, como un nuevo abrazo en el que, si eres correspondido, se completa el sentido de lo que haces. Yo siempre pienso que, mientras un músico haga canciones que sean disfrutadas, su necesidad de seguir haciendo canciones tiene una lógica. Y yo, de momento, encuentro esa necesidad y esa correspondencia.

¿Qué siente cuando himnos como Pájaros de barro o Pájaros de barroInsurrección

¡Y sobre todo, en mis escenarios! Yo sé que hay canciones antiguas que debo hacer de una manera ineludible, pero las hago con una gran alegría, porque son canciones que me dejan siempre muy buen sabor de boca y que me dieron mucho en su momento. Y en el concierto en Canarias, las cantaré muy ufano. Pájaros de barro o San Fernando son canciones que me ha dado mucha alegría encontrar porque, aunque no lo creas, las canciones te las encuentras, para el autor también es un misterio cómo surge cada una, cómo se crearon esas melodías y esos acordes. Sé que hay músicos a los que sus grandes éxitos les produce aburrimiento, pero yo no tengo esa sensación porque para mí es un reencuentro, y me da una gran alegría que se produzca con la gente, y que canten conmigo las canciones.

Desde que emprendiera su carrera en solitario, ¿ha tenido la tentación de revivir alguna de aquellas bandas?

Nunca miro atrás, porque sigo teniendo a la música. Aquello estuvo muy bien, pero todo termina en la vida. Siento que agarrarme a ese pasado en una actitud añorante sería un poco tonto, máxime cuando sigo haciendo canciones y discos. No he parado de trabajar desde los tiempos de El Último de la Fila, he seguido avanzando y, aunque mi relación con Quimi Portet es amistosa, resucitar algo que ya terminó sería remover cenizas, cuando, en realidad, así, todo está bien.

¿Cree que bandas como El Último de la Fila habrían encontrado su hueco en la industria musical actual?

Es que la industria ha cambiado muchísimo y, en una gran parte, el negocio ha superado la intención artística. Ahora hay muchísimo negocio en esto y cada banda, según sus posibilidades y sus necesidades, ha de intentar saltar esa carrera de obstáculos del negocio musical y dedicarse a lo que realmente interesa, que es la esencia y que es la música. Además, los hábitos han cambiado con la irrupción de Internet en nuestras vidas, el mercado es más grande que nunca y hay un superávit de opciones de música en los espacios y en las redes. Quizás por eso, paradójicamente, ya no se valore tanto la música.

Entonces, ¿ha cambiado mucho el perfil del seguidor?

En los años 70, cuando yo empezaba a aletear y a lanzarme al mundo de las canciones de rock, la música era algo mágico, grandioso. Ir a ver un concierto en la ciudad en la que vivías era un acontecimiento. También es cierto que acudía una banda internacional cada muchos meses y, a lo mejor, había dos conciertos importantes al año. Ahora, cada semana hay un concierto importante en Barcelona, en Madrid y en las capitales, donde además hay música en todos los lugares y bares. La música antes era un movimiento de masas, mientras que ahora sólo se mueve para ver un concierto el que realmente es un seguidor de ese artista, o un disfrutador, si se me permite la palabra. La cosa se ha concentrado y ha cambiado, la música se consume de otra manera, pero siempre habrá gente que ame la música como arte y que, incluso, compre vinilos, que es la manera más pura de escuchar lo que ha registrado el músico, y todo eso nos permite seguir haciendo canciones. En cualquier caso, creo que todo formato y soporte es válido si sirve para disfrutar de la música.

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