"Hay escritores que saben lo que van a escribir, tienen un plan y lo cumplen, pero yo no", reconoce la joven escritora norteamericana Catherine Lacey, cuya primera y exitosa novela nació a partir de notas escritas durante un viaje por Nueva Zelanda con una protagonista confusa que se busca a sí misma.

Elegida como una de las nuevas voces de la literatura en Estados Unidos, Lacey se encuentra en España para presentar su novela Nunca falta nadie, editada por Alfaguara, una obra que ha sido finalista del Premio de Ficción New York Public Library Young Lions y traducida ya a varios idiomas. "Cuando escribí el libro estaba confusa con mi vida, tenía 25 ó 26 años y en Nueva Zelanda, haciendo autoestop, me pregunté ¿qué hago con mi vida? Entonces decidí utilizar la ficción como un lugar donde jugar con la confusión, emplearla en crear un personaje más perdido que yo".