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Entrevista a Francisco Concepción

"Los lectores huelen el miedo en las letras de mi novela sobre la Pensión Padrón"

"Trabajamos mucho en la creación de la atmósfera opresiva que podía existir dentro del hostal", asegura el escritor

Francisco Concepción. LP / DLP

Esta novela demuestra que la realidad supera a la ficción, pero que la ficción nos puede ayudar a comprender la realidad

Efectivamente, hasta el punto que muchísimas historias reales no pueden ser convertidas en novela, porque algunos sucesos y hechos tienen tal envergadura y son tan inverosímiles que podemos sacar a los lectores de la historia por ser poco creíble. La manida frase la realidad supera a la ficción es una máxima que se cumple más de lo que imaginamos. La realidad nunca deja ni dejará de sorprendernos y la ficción literaria, si está bien construida, nos puede ayudar a acercarnos a esa realidad que pensamos que nunca ha existido, ni jamás existirá.

¿Cree que solo podía haberse contado esta historia en clave de novela negra?

La crítica la ha catalogado como de género negro, siendo lógico calificarla así al tener un asesinato, una investigación, un ambiente urbano muy oscuro... Pero cuando nos planteamos su escritura lo que buscamos fue el sustrato oculto de la realidad, que aflorara la voz de los personajes, el porqué de los hechos. No existe en nuestra novela personajes estereotipados del género negro, fundamentalmente por estar basados en personas reales que estuvieron cerca del suceso. Hace poco, en un acto de la novela con los lectores, acudió un señor que nos comentó que se había reconocido en uno de los personajes. Nos dijo que lo habíamos bordado. Estaba en lo cierto, el personaje estaba inspirado en él. También a la novela la han situado dentro del género vitalista, por tratar sobre vagabundos, bohemios, personas marginadas por la sociedad... Y puede tener destellos de crónica del propio suceso, pues nos servimos de las crónicas publicadas en su momento en la prensa y con matices las incluimos.

¿Cómo pudo pasar desapercibido durante al menos dos años, un cadáver entre los colchones de la habitación de una pensión sobre los que dormía una pareja?

Esa es la pregunta que se sigue haciendo mucha gente y más cuando hablamos de un establecimiento situado en un lugar céntrico de una capital. Y más, teniendo en cuenta que en la acera de enfrente está situado un club de tenis, donde se reúne lo más granado de la ciudad. Fueron muchas las circunstancias, pero fundamentalmente la demencia que empezó a sufrir la dueña del establecimiento en los últimos años, convirtiéndose la pensión en dormitorio, aparcamiento y lugar de encuentro sexual de todos los parias de la ciudad.

¿Cómo es posible que un suceso tan sorprendente tuviera poca repercusión fuera de Tenerife?

El suceso se cubrió muy bien en la isla, despertó muchísimo interés y morbo, así como en el Archipiélago. En el resto de España, creo recordar que en esa época solo se hablaba de recortes, la prima de riesgo y la crisis. Pero si tenemos que destacar la labor de un periodista, esa fue la de Miguel Ángel Autero, que se tomó el caso muy en serio. Su persona nos inspiró a Samuel Navas, el periodista de nuestra novela.

La novela posee pinceladas de la literatura de terror al describir la pensión como un espacio fantasmal, que como los castillos encantados solo registra alguna actividad a partir de medianoche

Trabajamos mucho en la creación de la atmósfera opresiva que podía existir dentro de la pensión. No la calificaría de terror, pero algunos lectores me han comentado que han podido oler el miedo en nuestras letras. Y es cierto, cada noche se registraba el sonido de un piano desafinado que se colaba por las escaleras hasta el último rincón de cada habitación. Hasta lo escuchaban los vecinos de edificios colindantes.

En la novela se critica la prensa amarilla y por el contrario se glorifica el viejo periodismo

Ya desde la primera página le hacemos al suceso de la Pensión Padrón un paralelismo con los casos sensacionalistas que publicaba en los años setenta el desaparecido periódico El Caso. Casualmente en estas fechas ha vuelto a aparecer la publicación, aprovechando la emisión en TVE de la serie del mismo nombre y en la que está basada. Sí que glorifico la antigua forma de hacer periodismo. La de salir cada mañana en busca de la noticia, sin esperar en la redacción haciendo refritos de contenidos publicados. Pero los tiempos han cambiado y el periodismo no iba a ser menos, cualquiera con la cámara de su móvil se convierte en periodista, las noticias vuelan... Todos tenemos un Twitter, un blog o un Instagram en el que publicamos en tiempo real lo que sucede. Y los periodistas cuentan cada vez con menos medios, tienen que cubrir muchas secciones y los medios de comunicación cada vez cuentan con plantillas más reducidas. Admiro la profesión periodística. Los periodistas son los que sacan a la luz todos los trapos sucios de nuestras alcantarillas. Son los garantes de la democracia y de nuestra sociedad. Hacen en muchos casos la labor que tiene que hacer la policía y los fiscales.

También han huido del maniqueísmo y los personajes negativos no son malvados ni los positivos son santos

Como ya comenté, los personajes que aparecen en la novela son inspirados en personas reales, por tal motivo presentan tantas esquinas y aristas. Imaginemos a un personaje bueno, que tenga buena prensa, por ejemplo: la Madre Teresa de Calcuta. Escucharás hablar maravillas de su persona y obra, pero si indagas un poco en sus biografías y métodos encontrarás muchas zonas oscuras y críticas a su labor. Ahora imaginemos a otro personaje: Maduro. El presidente venezolano en Europa aparece como un villano, pero en su país una gran mayoría de ciudadanos le idolatra. Catalogar a las personas (personajes) de buenas o malas es un error. Estoy seguro que de mí mucha gente dirá que soy una buena persona y otra parte dirá que soy de lo peorcito que pisa la tierra. No podemos gustarle a todo el mundo.

La novela da la palabra a los marginados, a los sin voz, que consideramos desechos de la sociedad ¿Hay algo de crítica social en esta dignificación?

No fue nuestra intención cuando comenzamos con su escritura la de hacer crítica social. Nos planteamos "Bien, ya conocemos los hechos; ahora vamos a escribir la verdad y cuál ha sido el fondo de todo". Fotografiamos con nuestras letras un estrato de la sociedad que no vemos, o que preferimos no ver. ¿Es crítica social? Tal vez.

Con ese mismo objetivo han querido dignificar el cadáver, recuperar su vida

Me molestó mucho que en las crónicas se hablara del "muerto", del "cadáver", del "asesinado"... incluso en conversaciones triviales del "fiambre". Ese cuerpo había tenido, como todos nosotros, una vida, unos anhelos, motivaciones... Así que nos propusimos resucitarlo, dignificarlo. Que no quedase en el olvido y sin nombre, aunque esto último haya sido mérito de la policía. Con nuestra novela esa persona y su paso por la vida quedarán para la posteridad. Las obras literarias permanecen en el tiempo para generaciones venideras.

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