El lote 135 que ayer se subastó en la sala Segre de Madrid salió a la venta por 19.000 euros. La obra Jardín, del grancanario Néstor de la Torre, alcanzó un valor inesperado sobre todo si se tiene en cuenta que esta pintura corresponde a la primera etapa del artista cuando apenas tenía 17 años. La segunda de las obras de Néstor que también se incluía en la subasta, Marina, se quedó sin comprador. Esta pintura la realizó el artista con 12 años.
Daniel Montesdeoca, director del Museo Néstor, recuerda que el propio autor siempre reconoció que las pinturas de esta etapa de adolescencia son apenas el punto de partida de lo que realmente sería toda su rica producción posterior. Visto el alto precio alcanzado por esta obra, con unas medidas de 78 x 118 centímetros, habrá que reconocer el enorme valor que se le concede a este pintor canario por parte de los grandes amantes del arte.
Montesdeoca también destacó que la obra pictórica de Néstor resulta cada vez más reconocida fuera de las islas, "estamos hablando de un autor importante, nosotros hemos estado en el Reina Sofía, y cada vez nos piden que cedamos su obra para hacer otras exposiciones". Las pinturas de la etapa de madurez de Néstor de la Torre pueden superar los 60.000 euros.
Un pequeño Sorolla
Las salas de subastas resultan lugares tremendamente entretenidos. Las paredes aparecen llenas de cuadros distintos, de esculturas diversas, de joyas tímidas y glamurosas, de esas que llevan detrás historias de culebrón. Aunque para sus compradores lo importante con estas piezas es el número de diamantes o esmeraldas que lleven engarzados con buena técnica. También llama poderosamente la atención los asiduos a este tipo de mercados para personas con grandes recursos. En apenas media hora de subasta, uno de estos serios compradores puede gastarse tranquilamente 12.000 euros, y apenas le ha supuesto tener que levantar la mano dos o tres veces.
Si bien la obra de Néstor de la Torres alcanzó un valor considerable, hay que destacar el elevado precio de una pequeña pintura de Sorolla. De apenas 16x22 centímetros, este mini cuadro con el título En el hotel de Biarritz que salía por 15.000 euros llegó a venderse finalmente por 40.000 euros.
Los asiduos a las subastas suelen mostrarse bastante reservados, en realidad al final nunca se sabe quién ha comprado el cuadro. La persona que acude a la sala puede hacerlo en nombre de otra, o de una empresa. Además, muchas de las pujas llegan a través del teléfono. De hecho, en todas las galerías siempre se dispone de personal cualificado que permanece en contacto telefónico con posibles compradores, para facilitar la adquisición de alguna obra concreta.
Una de las normas fundamentales de todas las salas de subastas es la de mantener el anonimato de sus clientes. De hecho, a la hora de elaborar este reportaje la única condición expresa de los responsables sólo fue que no se hicieran fotografías al público asistente.
Y así en ese ambiente entre exquisito, sinuoso, con leves murmullos, y el mazo final de la responsable de abrir y cerrar la puja transcurrió esta subasta en la que un pintor de Gran Canaria salió por todo lo alto, y con una obra que realizó en su adolescencia.
Tanto Jardín como Marina se corresponden a una etapa juvenil del pintor, aún a la búsqueda del estilo que lo consagraría como un artista importante dentro del movimiento simbolista en España. Aun así, la primera logró ayer un buen precio.
