La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

"La filosofía tiene un papel decisivo en la educación moral de los ciudadanos"

"Sartre cometió errores como no condenar los crímenes de Stalin y la existencia de campos de concentración", destaca el profesor de Filosofía de la ULL, Antonio Pérez

Antonio Pérez Quintana en el rectorado de la ULPGC. LP / DLP

Bernard-Henri Lévy llamó al siglo XX 'el siglo de Sartre' porque fue el intelectual que durante más de tres décadas ejerció mayor influencia en Francia y parte del mundo. Pero Sartre ha sido casi olvidado en pocas décadas ¿A qué se debe esto?

Ciertamente, Sartre dejó de ocupar ese lugar privilegiado de maestro pensador y conciencia crítica del siglo en un periodo muy corto de tiempo. Como causas de este fenómeno es necesario señalar que después de su muerte entramos en una época en la que el intelectual de izquierda radical ya no podía tener el papel que tuvo en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta. Luego están sus errores, algunos reconocidos por él mismo. Uno de estos fue su defensa durante algún tiempo del totalitarismo de los regímenes comunistas. El campeón de la libertad de la época de El ser y la nada, cuando se convierte en compañero de viaje de los comunistas, se niega a condenar los campos de concentración y los crímenes del estalinismo, llega a afirmar que en esta la libertad de crítica era total y mantiene una actitud de abierto desprecio para con los disidentes soviéticos. Del mismo modo, cuando pasa a ser compañero de viaje de los maoístas, se niega a criticar los crímenes de la Revolución Cultural. Su extremismo izquierdista lo lleva a defender la violencia e incluso el terror revolucionarios.

En la polémica con amigos como Camus y M. Ponty adopta posiciones de un dogmatismo totalmente intransigente y procede con una arrogancia y crueldad que no pueden dejar de desprestigiarlo. Con el paso del tiempo se produce un cambio de sensibilidad social que tiene como consecuencia que el número de los seguidores de Camus vaya aumentando hasta superar a los de Sartre. También la aparición en Francia de los denominados nuevos filósofos contribuye a su pérdida de relevancia. En el ámbito del pensamiento pierde terreno ante el éxito de Heidegger y de los estructuralistas. Y, por supuesto, están los despiadados ataques de que ha sido objeto por parte de sus detractores en la derecha política y cultural.

¿Sigue siendo entonces un autor injustamente desdeñado?

Creo que sí. Con independencia de otros factores, la fuerte significación política de Sartre y de su producción ha tenido como consecuencia que el valor de esta haya sido objeto de una discusión singularmente apasionada, siendo puesto en cuestión por algún sector de sus críticos. Por otra parte, es cierto que algunas de sus obras han perdido la vigencia que tuvieron en su momento. Pero Sartre fue incuestionablemente un escritor extraordinario, y creo que Las palabras puede seguir siendo considerada una obra maestra, que novelas como La náusea, obras de teatro como A puerta cerrada y Las manos sucias, o trabajos como su monumental ensayo sobre Flaubert (El idiota de la familia) son grandes creaciones que seguirán siendo leídas en el futuro. De los tratados filosóficos salvaría ante todo El ser y la nada. La considero una de las obras de pensamiento más importantes del siglo XX y pienso que la afirmación de la conciencia, la libertad y la acción que en ella se hace representa un contrapunto necesario a los excesos antisubjetivistas de la filosofía del ser de Heidegger. Creo asimismo que, si ponemos entre paréntesis los aludidos errores de Sartre, su tesis del compromiso del intelectual con las causas de la libertad y la justicia puede seguir siendo reivindicada en la actualidad.

¿Qué significa el curioso título de su conferencia?

Está tomado de un texto suyo en El ser y la nada. Mi conferencia planteaba un problema que considero capital: el de la fundamentación de las opciones morales, los valores y los fines últimos de la vida. Sartre sostiene que no es posible una fundamentación de esa naturaleza. Él fue como nadie el prototipo del filósofo defensor del compromiso del intelectual con la justicia y en favor de los oprimidos, pero creía que no era posible dar razones que justificaran los compromisos morales y políticos por los que se inclinó en su vida.

En El ser y la nada defiende la tesis de una libertad absoluta que se prolonga en consecuencias nihilistas, como la que afirma la injustificabilidad de los valores y los fines así como la equivalencia de todos los compromisos y actividades de los hombres. A una libertad absoluta nada la solicita. Para ella no hay valores, ni bienes, ni fines en sí. Una libertad absoluta se da a sí misma de forma totalmente gratuita, sus bienes, fines y valores y no puede dar razón alguna de las elecciones de estos que hace. Por eso dice Sartre que la libertad es el fundamento sin fundamento de los valores y fines, que nada nos justifica en nuestra elección de este o aquel fin, que todas las actividades valen lo mismo y que ante la situación de tener que elegir entre embriagarse a solas o ser conductor de pueblos no hay razón objetiva alguna del lado de estas actividades que permita justificar la elección que se haga.

¿Cuál fue la evolución de Sartre como pensador?

El ser y la nada sienta las bases de un pesimismo existencial poco compatible con la idea de un compromiso: en esa obra sostiene que los fines del hombre no pueden ser justificados y que no pueden ser realizados. Todas las actividades, dice, están abocadas al fracaso y el hombre es una pasión inútil. Encontramos asimismo en esta obra la tesis de la relación conflictiva con los otros ("el infierno son los otros", dirá en A puerta cerrada), que no propicia una moral del compromiso solidario. Pero cuando escribe El ser y la nada, y sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, comienza a embarcarse en una aventura de militancia política de signo izquierdista y socialista. Esto comporta un compromiso positivo con los otros y tiene un reflejo claro en sus posiciones teóricas: se produce un cambio de rumbo, respecto del individualismo dominante en La náusea, A puerta cerrada y El ser y la nada, en la dirección de la apertura a lo social y a la solidaridad. Asumir la opción del socialismo y la apertura a los otros lo lleva a aproximarse al marxismo y a intentar la síntesis de la afirmación existencialista de la libertad de los individuos con la defensa marxista de la praxis solidaria y de la relación del individuo con la sociedad.

La crítica de la razón dialéctica, el segundo gran tratado filosófico de Sartre, es la obra en la que cristaliza en 1960 el proceso de búsqueda de una concepción con la que aspira a compatibilizar la atención que presta el marxismo a los grupos sociales, a la historia y a las condiciones objetivas en las que los hombres luchan por realizar sus fines, con el mantenimiento de la apuesta del existencialismo por la reivindicación del papel de la libertad de los individuos.

¿Qué opina de la situación actual de la enseñanza de la filosofía en los institutos?

La situación actual de la enseñanza de la filosofía debe ser valorada como mala, ya que la implantación de la LOMCE supone un recorte drástico de esa enseñanza en los institutos, que son el único lugar en el que todos los jóvenes deberían tener la oportunidad de entrar en contacto con alguna de las disciplinas filosóficas. Debe señalarse especialmente que con la entrada en vigor de la LOMCE la Historia de la Filosofía deja de ser materia troncal en 2º de Bachillerato, lo que representa una lamentable pérdida desde el punto de vista pedagógico, ya que la formación filosófica tiene un papel decisivo en la educación intelectual y moral de los ciudadanos. Según han señalado en tantas ocasiones las voces más autorizadas, la enseñanza de la filosofía incita a pensar por cuenta propia contribuyendo a formar ciudadanos dotados de espíritu crítico, desarrolla la capacidad de dar razones, promoviendo la comprensión de otras formas de pensar y la disponibilidad para el diálogo y la tolerancia, y estimula la sensibilidad para los valores y la dimensión normativa de la vida. Por otra parte, el pensamiento de los filósofos constituye un patrimonio de la Humanidad que es necesario conservar, y la enseñanza de la Historia de la Filosofía hace posible que este patrimonio no quede sepultado en el olvido y siga siendo parte de nuestra educación para la vida.

¿La educación para la ciudadanía recoge algo de la filosofía?

La educación para formar buenos ciudadanos ha sido, desde Platón, una de las claves de algunas de las más importantes filosofías. La Educación para la ciudadanía persigue educar en valores, y el ámbito de los valores, los ideales y la dimensión normativa de la vida constituye un dominio específico de la filosofía. Creo que la Educación para la ciudadanía debe figurar como asignatura en la Enseñanza Secundaria porque la formación en valores tiene un papel capital en la educación de los adolescentes.

Es absolutamente necesario que los educadores proporcionen a los jóvenes estudiantes instrumentos intelectuales que les ayuden a comprender y valorar lo que es la dignidad humana, la libertad, los derechos humanos, la democracia, la justicia, la paz, la ecología, la igualdad de hombres y mujeres, etc. En nuestras sociedades actuales, muchos adolescentes, si no la reciben en los Institutos, tal vez ya nunca lleguen a acceder a una información adecuada sobre estos asuntos.

Compartir el artículo

stats