Cuando hace seis años pudimos ver tocar en la Plaza Tenor Stagno a Christian Scott, también conocido como Christian Scott aTunde Adjuah, un joven trompetista de veintisiete años que por aquel entonces era un completo desconocido a este lado del Atlántico, quedamos sorprendidos no sólo por su magnífica actuación, sino por el hecho de que ignorásemos la existencia de un músico tan notable, no en vano ese era su primer viaje a Europa. Recuerdo que busqué en la red global algo de información acerca de él, y cómo no, casi toda estaba en inglés.
En alguna de esas páginas leí que alguien había dicho que prometía convertirse en heredero del trompetista y compositor estadounidense de jazz Miles Davis.
Recuerdo que la comparación me pareció exagerada, teniendo en cuenta que lo equiparaba con una de las figuras más ilustres, renovadoras e influyentes de la historia de este género musical, pero seis años después, tras verlo de nuevo y comprobar que su trayectoria le ha llevado a formas musicales más complejas no creo que la equiparación fuera desorbitada.
El concierto comenzó con dos interesantes temas pertenecientes al Stretch Music género que estrechando el ritmo, las melodías y las convenciones armónicas del jazz busca abarcar otras formas, lenguajes y culturas.
Ambas piezas pertenecen a su álbum homónimo, el último, aparecido el año pasado. Tras estas dos interpretaron Eye of the hurricane, perteneciente al straight jazz, término que designa un estilo ampliamente aceptado de jazz que abarca el periodo comprendido entre el bebop y los estilos de Wayne Shorter y Herbie Hancock en los sesenta. Esta pieza supuso el lucimiento del contrabajo y los teclados, tras los cuales se introdujo un impresionante saxofón y terminó con Christian Scott tocando un solo de trompeta acercando el instrumento al micrófono y deformando el sonido.
Luego Scott introdujo a la banda contando todo tipo de anécdotas hilarantes sobre cada uno de sus jóvenes miembros y a continuación, para tocar Diaspora, Scott cambió de trompeta introduciendo nuevos sonidos en la sala. El siguiente tema fue Equinox con otro solo de trompeta al que se unieron brevemente todos los instrumentos, y acto seguido Scott narró brevemente la historia de los Black Indians, norteamericanos descendientes de afroamericanos y nativo americanos. Scott contó que su abuelo era el único hombre que era jefe de cuatro clanes de Black Indians, y en su honor había compuesto el último tema del concierto, The last chieftain en el que mezclaba el jazz con ritmos tomados de los Pow-wow, eventos donde los nativo americanos se reúnen para cantar, bailar y glorificar su cultura. Si bien es cierto que esta pieza era muy hipnótica el final resultó algo abrupto.
En respuesta a los numerosos aplausos del público, la banda volvió al escenario para interpretar West of the West, también de su último álbum y que destacó por el virtuosismo del contrabajo y la batería. Estoy seguro que la próxima vez que veamos a esta banda no defraudará las expectativas que todos han puesto en sus miembros.
