Extraer petróleo de un yacimiento extinguido es asunto inviable, y más si no se es experto en la materia. Tal pretensión es la que avala la última película de David Ayer, otrora director de Vidas al límite, Dueños de la calle y Sabotage, thrillers todos ellos fallidos que no pasaban de aprobado raspado. Escuadrón suicida puede verse en primera instancia como un paseo sarcástico por el universo de los superhéroes de DC Comics, que reúne en un imposible juego de estrategia a los villanos más incorregibles (un tirador experto y asesino, un payaso psicópata, una antigua psiquiatra chiflada y enamorada del joker, un asesino que puede generar fuego con las manos, un hombre mitad humano mitad reptil, etc.) contratados por el gobierno estadounidense para ejecutar misiones suicidas en un mundo chungo.

Sería fácil desmontar, desde un punto de vista cinematográfico, un título de las características de Escuadrón suicida, habida cuenta que el cine, el buen cine, no se encuentra entre las finalidades de este producto que no pretende otra cosa que no sea hacernos olvidar la inseguridad y la crisis. Es desde este último punto de vista como realmente se puede entrar en el nuevo trabajo de Ayer, un director que no dirige o que dirige sin dirigir, abandonando a los actores a su suerte en decorados digitales, que con un poco de calzador podrían acoplarse a cualquier otra película fantástica. Y es que Escuadrón suicida es un curioso cocktail de referencias cruzadas, al que cabe augurarle una buena acogida comercial, pero poco más.

No hay en Escuadrón suicida nada más que un buen espectáculo hollywoodiense que, por lo menos, no engaña a nadie. Lo que no deja de ser un acto de absoluta fidelidad al lema que rige su industria: There's no business like show business. Sólo hay que lamentar que, como ocurre demasiado a menudo en los últimos años, el metraje se alargue en exceso, perdiendo parte del encanto inicial, y que la banda sonora recurra a los obligados grandes hits de artistas mundialmente famosos como Kanye West, Eminem, Nirvana, Queen, The Rolling Stones o The White Stripes, para hacerse oír entre el barullo de los efectos especiales.

Estamos pues ante una obra menor, que en nada se puede comparar con Watchmen de Zack Snyder, dicho sea sin perjuicio del óptimo rendimiento de sus intérpretes: Will Smith está muy bien en el papel de Deadshot, dentro de un elenco realmente equilibrado (Jared Leto, Viola Davis, Jay Hernández, Jai Courtney), aunque es imposible no hacer mención de Margot Robbie, que interpreta a una desequilibrada Harley Quinn, que cambia su habitual traje de bufón por unos mini shorts de poligonera que no dejan nada a la imaginación. Para el no iniciado, la sobredosis de villanos reconvertidos en héroes puede ser letal, pero para los fans es sencillamente descomunal.