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Conciertos The Original Blues Brothers

Clásicos en blanco y negro

Suena Green Onions, de Booker T & the MG's. El guitarrista Steve Cropper da pasos al frente y marca el riff que pone en guardia al público. La banda le secunda y el sonido comienza a crecer y ajustarse como un viejo motor diesel al que le cuesta despertar. Es el reencuentro con el repertorio que convirtió a The Blues Brothers en la primera gran banda mediática de versiones. El guitarrista, cuya leyenda le emparenta con la historia del blues y el soul desde las trincheras del sello Stax, decía antes del concierto en una entrevista a este periódico, que "seguimos tocando las canciones de la misma manera. Eso no ha cambiado. Tampoco el espíritu. Llevamos el espíritu de Jake y Elwood pero lo hemos moderado (...), los músicos han cambiado, pero seguimos siendo la bandas más caliente del planeta".

Acertada la reflexión del músico. No busquen un ritmo desenfrenado ni un concierto de vértigo en esta formación de The Original Blues Brothers, con The Colonel Cropper y Blue Lou Marini (saxo), los dos únicos del combo de finales de los años 70 en activo en este proyecto. La gira que trajo de nuevo a la capital grancanaria el espíritu de Jake y Elwood, en este caso a tres voces -Rob The Honeydripper Paparozzi, Bobby Sweet Soul Harden yTommy Pipes McDonnell- permitió revivir la magia de unas canciones que ahora se defienden desde el músculo de la experiencia. Quien quiera otras emociones del universo Blues Brothers que recurra a las grabaciones donde Belushi y Akroyd eran animales de escenario, secundados por unos músicos en estado superlativo.

La moderación a la que aludía Cropper a la hora de hablar de lo que ofrecen estos hermanos del blues en 2016, no restó pegada y entrega a la banda de ocho músicos y tres vocalistas que regaron de soul y blues la pista del Gran Canaria el pasado jueves.

A la actitud del grupo y a la respuesta del público nada que reprochar, salvo que el aforo no estuviera a la altura del esfuerzo de producción y del espectáculo. El repertorio pudo ser otro, pero con tanto fondo por reverenciar en la historia que les acompaña, el show merece un notable alto. A los instrumentales con los que la banda le cogía la medida al sitio, Green Onions, Peter Gunn y Soulfinger, le siguieron Going Back to Miami (o to Spain, como clamaban los vocalistas), She Caught the Katy, Messin With The Kid, Flip, Flop & Fly, Groove Me, Expressway to Your Heart, Shotgun Blues, Hold On, Minnie The Moucher (reverencia a Cab Calloway), Sweet Home Chicago, Soul Man, y un bis que rompió la inexplicable disciplina de butaca con Everybody Needs Somebody to Love. En la recámara se quedó Gimme Some Lovin, pero la banda ya había tomado la determinación de finiquitar la noche con el público ya pegado al escenario. Casi dos horas de concierto, y se hizo corto.

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