El patrimonio histórico de las bibliotecas públicas es cada vez más universal y accesible desde cualquier esquina del mundo gracias a la digitalización de sus archivos y su liberalización en las redes para su dominio público. La Biblioteca Pública de Nueva York, una de las más importantes, ilustradas y bellas del mundo, descerrajó a comienzos de año más de 180.000 archivos internacionales digitales para uso y disfrute de cualquier ciudadano a través de su pantalla.

Este vasto paraíso del conocimiento, alojado en la página web del centro bibliotecario, se reparte en distintas categorías -fecha, género, título, país o colección-, como cajones o stands virtuales en un templo que nunca cierra sus puertas y donde, a su vez, es posible abrirse paso a través del maremágnum de letras por medio del buscador de keywords (palabras clave). Sus tesoros engloban fotografías, grabados, pósters, acuarelas, partituras, litografías, mapas, imágenes estereoscópicas, menús, pases de mano y un largo etcétera, que data del siglo XI hasta el presente. El conjunto está disponible en alta resolución, de forma gratuita y sin restricciones a su descarga y uso ilimitado para disfrutar, reutilizar o manipular sus materiales.

Las referencias a Canarias en este catálogo abismal equivalen a una gota en un océano. Sin embargo, el rastreo resulta interesante, precisamente, por las rarezas y reliquias isleñas que custodia este referente mundial, que atesora el catálogo más extenso de toda América. Uno de los primeros documentos que referencian a Canarias es un sofisticado menú de Nochebuena servido en el Hotel Metropole, que data de 1906 y en el que se despachó sopa de tortuga, ostras, solomillo escocés o salmón del Rin, entre otros manjares.

Este documento, enmarcado en la abultada sección de "libros raros", fue una aportación de la coleccionista norteamericana Frank E. Buttolph (1844-1924), responsable de una colección exclusiva de menús de restaurantes alrededor del mundo que denominó Miss Frank E. Buttolph American Menu Collection (1851-1930). Buttolph donó esta colección privada a la Biblioteca Pública de Nueva York en 1899, pero continuó engrosándola hasta su muerte (1924) y es, a día de hoy, una de las colecciones de menús más grandes del mundo, que sigue enriqueciéndose de la mano de la bibliotecaria gastronómica Rebecca Federman.

La referencia sucesiva es aún más particular. Se trata de un informe de importaciones y exportaciones redactado por el escritor, diplomático e hispanista norteamericano Washington Irving (1783-1859) desde España, en su etapa como embajador de los Estados Unidos, en la que realizó múltiples rutas por España -fue especialmente glosada la que emprendió de Sevilla a Granada-, antes de consagrarse a la literatura. En este informe, Irving informa al departamento de Estado de los Estados Unidos sobre las transacciones comerciales entre ambos países. Entre otros, cita las regiones de Alicante, Barcelona, Bilbao, Cádiz y Tenerife.

El cajón de referencias a las Islas también incluye una exhaustiva carta de Cristóbal Colón dirigida a Luis de Santángel, funcionario de la corte de Fernando el Católico y protector de Colón, fechada el 15 de febrero de 1493. También se encuentra un lienzo que data de la guerra hispano-estadounidense o Desastre del 98, que retrata una flotilla de barcos española en ruta desde Canarias a Puerto Rico. Su autor es William Louis Sonntag (1822 - 1900), un reconocido pintor de paisajes de la época.

El resto de menciones a Canarias conduce a una riada de mapas y litografías del Archipiélago de los siglos XVII, XVIII y XIX. Sobre todo, destacan una litografía de Santa Cruz de Tenerife, fechada entre 1833 - 1830; y una copia dividida en dos partes que reproduce, por un lado, el Teide, y por otro, La Gomera, fechado entre 1745 y 1747. También se encuentran múltiples imágenes de la especia avícola del canario, así como dos referencias a especies florales autóctonas: la Campanula Canariensis y la Salvia Canariensis, alojadas en la subsección "plantas raras". Por último, la Biblioteca contiene cinco referencias a Benito Pérez Galdós, pero ninguna remite a Canarias: son cuatro retratos y una fotografía de la Casa editorial de las Obras de Galdós, en Hortaleza (Madrid).

Con todo, esta iniciativa pionera impulsada por NYPL Labs, "laboratorio de ideas" de la biblioteca, encuentra cada vez más seguidores, como es el caso del Instituto Cervantes, que acaba de abrir al público 10.000 documentos de su archivo digital. Cabe mencionar que el equipo alienta en la propia página de la biblioteca a usuarios de todo el mundo a que hagan "un uso creativo" de su material para investigaciones y artículos.