¡Corten! Unos minutos después de las dos de la tarde, el rodaje de Él último traje detuvo ayer su jornada de trabajo en el interior del Hotel Madrid. Un grupo de periodistas esperaba a los artistas, cuando el argentino Miguel Ángel Solá apareció vestido sólo con un batín. "Estamos rodando una porno-intelectual para adolescentes", afirmó tras una pausa socarrona, a lo que su partenaire en pantalla, Ángela Molina, puntualizó: "En realidad es una película sobre la amistad y el amor". Detrás de ambos, el director Pablo Solarz aprobaba la escena con una amplia sonrisa.

Ángela Molina, recientemente galardonada con el Premio Nacional de Cinematografía, interpreta a María, la dueña de un hostal de Madrid donde se aloja el personaje de Miguel Ángel Solá. "Esta película trata sobre los encuentros inesperados de la vida y sobre cómo los seres que se cruzan en este camino nos hacen aprender", apuntó una actriz cuya filmografía alcanza el centenar de películas.

"Estos dos personajes son seres que se encuentran durante ese viaje de retorno que emprende Miguel Ángel para reencontrarse con una vieja amistad que para él es fundamental. Ahí aparece mi personaje y, entre ambos, nacerá una relación muy especial de decirse las verdades, aunque duelan. En definitiva, esta es una película sobre la amistad y el amor", añadió la hija de Antonio Molina.

Por su parte, el argentino Miguel Ángel Solá, protagonista principal del filme de Tornasol Films, en la piel de Abraham, un emigrante polaco que regresa a su ciudad natal 70 años después de vivir el Holocausto en primera persona, recibió este proyecto como un "pequeño milagro", en el sentido de que "de vez en cuando se acuerdan de las personas mayores de edad, los que hemos pasado los 50, y nos ofrecen personajes muy bonitos con una personalidad compleja y una historia que tiene que ver con el amor y, en este caso, con el tiempo".

Para este actor, otra leyenda viva de la interpretación, con más de 50 películas a su espalda, El último traje, coproducción entre España, Argentina y Polonia, "representa el huir hacia adelante de un hombre al que le queda muy poco futuro y que no solo lo va a buscar, sino que se enfrenta a él. Porque el presente le es triste y peligroso. Sabe que de ese presente no va a salir vivo. Y prefiere inventarse una nueva historia dentro de su historia. Y sin querer, su vida se va llenando de aventuras y de todo lo contrario de lo que él cree o creía que es la vida".

El equipo técnico del rodaje de El último traje está formado por 45 personas, de las cuales un porcentaje elevado ha sido contratado por Tornasol y su filial canaria, Hernández y Fernández, entre profesionales de la Isla. Además, en el reparto intervienen dos actores canarios: Cristóbal Pinto y Pedro Vasallo. Solarz se mostró encantado con el rendimiento de este personal y asegura que "no encuentro ninguna diferencia entre los profesionales canarios que tenemos aquí con los que encuentro en otros países o ciudades. Los veo con un nivel muy profesional y una efectividad notable. Están al mismo nivel que los que son de aquí, así que me siento muy cómodo y agradecido". Los dos actores y el director coincidieron a la hora de mostrar su satisfacción con la apuesta del Gobierno de Canarias a la hora de ofrecer incentivos fiscales con los que atraer proyectos de inversión del universo del cine.

"Yo los admiro por esta apuesta", expuso Solarz, que explicó que esta es su tercera visita y que las dos anteriores coincidieron con rodajes de importantes producciones. Por este motivo, explica, su sensación es que la industria cinematográfica en Canarias está más que establecida. "Para nosotros es muy bueno porque es un lugar muy agradable, ameno, solidario y cómodo para trabajar. Y supongo que es bueno para los canarios porque genera más industria".

Con respecto a las vías en que esta inversión exterior puede repercutir y potenciar el desarrollo de una red de profesionales locales, Solá puso un nombre sobre la mesa. Gerardo Herrero, productor de títulos como El Hijo de la novia, En la ciudad o El secreto de sus ojos, Óscar a Mejor película de habla no inglesa en 2012, es el único productor español que ha trazado constantes vínculos entre España y Latinoamérica, así que se deberían apoyar en "su experiencia y conocimiento" para saber cómo realizar este proceso para que repercuta positivamente en el profesional canario, "porque él lo sabe".

Por su parte, Molina celebró esta apuesta en tiempos difíciles para ejecutar proyectos cinematográficos. "Apoyo todo lo que sea bueno para el cine porque entonces será bueno para el público, que es la motivación primera de quienes nos dedicamos a este oficio". La última vez que Ángela Molina rodó en las Islas fue en 2006 con La caja, de Juan Carlos Falcón, con Elvira Mínguez, Antonia San Juan y María Galiana, filmada entre Gran Canaria y Fuerteventura.