Con la proyección el próximo 6 de septiembre de 'Retorno al pasado' ('Out of the Past', 1947), una de las cumbres incuestionables del realizador franco-estadounidense Jacques Tourneur, el Monopol inicia una nueva retrospectiva de filmes clásicos con la figura de la 'femme fatale' en el punto de mira, un tema que, pese a su omnipresencia a lo largo de la historia del cine, invita siempre a la meditación y al debate acerca del contexto sociocultural donde surge y se desarrolla este estereotipo femenino, tan estrechamente conectado al cine y a la literatura occidentales desde los albores del siglo XX.

Sea como fuere se trata de un asunto que, pese a su reiterada invocación a través de una ingente cantidad de películas, obras teatrales y novelas, sigue excitando la curiosidad de propios y extraños por el morbo innegable que genera la aparente paradoja de que bajo un bello y deseable cuerpo de mujer pueda alojarse tanto retorcimiento, rencor, insensibilidad y crueldad como nos han transmitido desde la pantalla actrices del calado de Lana Turner, Rita Hayworth, Joan Bennet, Veronica Lake, Lauren Bacall, Elizabeth Taylor, Marlene Dietrich, Theda Bara, Gene Tierney, Joan Collins, Glenn Close, Louise Brooks, Bette Davis, Ava Gardner, Clara Bow, Mae West, Brigitte Bardot, Alida Valli, Rommy Schneider o Gloria Grahame en películas firmadas, en su mayoría, por algunas de las figuras más prominentes del viejo Hollywood.

La película de Tourneur, elogiada hasta la saciedad por legiones de críticos e historiadores de medio mundo, constituye una pieza irremplazable en el catálogo de grandes obras maestras que atesoró el cine estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial. Y la presencia en su reparto de la actriz Jane Greer, encarnando a la insolente y despiadada Mumsey McGonigle, una mujer de gélida belleza, ambiciosa y sin escrúpulos que somete a los hombres que la rodean a su tiránica voluntad, aporta el combustible necesario para que una apacible historia protagonizada por un antiguo detective que desea olvidar su turbio pasado (Robert Mitchum) se convierta, 'malgré lui', en un angustioso avispero de pasiones desbocadas.

Aunque se trata de una de las figuras retóricas más recurrentes en las filmografías de los grandes maestros del cine negro, la imagen de la 'femme fatale' también se ha hecho visible en otros géneros cinematográficos, incluidos la comedia y el cine de animación (quién no recuerda a la explosiva Jessica Rabbit de 'Quién engañó a Roger Rabbit' ('Who Framed Roger Rabbit', 1988), de Robert Zemeckis, en clara alusión a Veronica Lake, la suma sacerdotisa de esta temible congregación). Precisamente en el entorno de la comedia de situación es donde se desarrolla la trama argumental de 'La tentación vive arriba' ('The Seven Year Itch', 1955), de Billy Wilder (martes 13), una de las películas más intrínsecamente corrosivas de su autor en la que la imagen exuberante y turbadora de Marilyn Monroe lo vampiriza todo a través de su sensualidad animal y de su proverbial capacidad para combinar, con pasmosa naturalidad, provocación, inocencia y candor ante un partenaire privado de cualquier defensa contra un caudal tan desbordante de carnalidad y erotismo.

La fatalidad, en este caso, no reside en los perversos propósitos del personaje femenino, sino en los delirantes deseos que perturban a su melindroso y reprimido vecino, un Tom Ewell eventualmente liberado de sus compromisos familiares que se dispone a alterar, aunque sólo por unos días, su monótona existencia de pequeñoburgués con una prometedora y excitante aventura extramatrimonial que sólo cristalizará en su arrebatada imaginación.

Pero donde, por razones evidentes, más ha florecido el arquetipo es en el ámbito del thriller policiaco bajo cuyo proceloso caldo de cultivo se entretejen los sentimientos más letales y contradictorios, como muestra hábilmente Roman Polanski en su 'Lunas de hiel' ('Bitter Moon', 1992), que se proyectará el sábado 17, donde la dulce e irresistible Mimi, interpretada por Emmanuelle Seigner, esposa del director a la sazón, explota su atractivo sexual en medio de un ambiguo y turbio 'ménage a trois' del que participan Nigel (Hugh Grant) y el esposo de Mimi, Peter Coyote. Se trata de un potentísimo drama triangular focalizado en el poder de seducción como supremo atributo de la mujer en los intrincados laberintos del amor.

El programa incluye asimismo la proyección, el sábado 24, de 'Instinto básico' ('Basic Instinct', 1992), de Paul Verhoeven, un sórdido e incendiario 'thriller' protagonizado por Sharon Stone y Michael Douglas entre cuyas tórridas imágenes destaca una especialmente sugestiva en la que la Stone es interrogada por varios agentes de policía como principal sospechosa de un sórdido crimen de claras connotaciones sexuales. Consciente de su enorme capacidad de persuasión, se muestra especialmente imperturbable ante los agentes encargados de la investigación al tiempo que inicia un excitante ejercicio de provocación que altera ostensiblemente la temperatura del interrogatorio. Gracias fundamentalmente a su dosificada carga de erotismo, la película, que supuso la tercera experiencia hollywoodiense de Verhoeven, obtuvo un enorme éxito popular en todo el mundo y escenas como las citadas se han transformado en señales inequívocas del poder del cine para transmitir las turbulencias emocionales que desatan a su paso, en palabras de Jean Cocteau, "las grandes diosas del sexo".