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Entrevista a Koldo Serra

"Todavía en 2016 hay un cierto tabú en torno al episodio de Guernica"

"El proceso ha sido muy complejo porque hemos rodado toda la película en localizaciones reales", confiesa el director de 'Gernika'

El director Koldo Serra, en un descanso del rodaje de 'Gernika'. LA PROVINCIA / DLP

¿Cómo surge la idea de narrar el episodio del bombardeo de Guernica a través de una historia de amor?

La idea no surge de mí, en realidad, sino de la mano de dos productores malagueños, José Alba y Carlos Clavijo, quienes se pusieron en contacto conmigo para plantearme este proyecto internacional que narra el bombardeo de Guernica y que, además, se rueda en inglés. Por supuesto, tuve que decirles que sí porque, además, como vasco, es un tema que me toca muy de cerca. Entonces leí el guión y me gustó mucho y, a partir de ahí, estuve trabajando con ellos mano a mano.

¿Qué posibilidades brinda a la cinta el que se articule en torno a un romance frente a un enfoque eminentemente bélico?

Lo que más me gustó del guión fue precisamente eso: que el punto de vista trataba de ser objetivo porque la historia se cuenta a través de los ojos de un periodista internacional que está cubriendo el frente norte. Este personaje, que está muy inspirado en periodistas y fotógrafos que cubrieron la guerra, como Ernest Hemingway o Robert Capa, choca con una censora republicana que, a su vez, tiene un superior ruso, y ahí surge el triángulo amoroso. Esto nos daba pie a contar la historia sin meternos en temas de bandos nacionales o republicanos y, en su lugar, contarlo a través de los ojos de una persona externa, de manera que nuestro objetivo es narrar la manera en que un hecho histórico como este marca la vida de todos los personajes. Nosotros no hemos querido hacer en ningún momento un documental sobre el bombardeo de Guernica, sino que nos apetecía contar la historia de cómo la guerra y el ataque a Guernica afectó a tantas personas. Y de paso, explicamos un poco cómo se gestó el episodio.

Se trata de la primera película en la Historia del cine que recrea el bombardeo de Guernica, ¿a qué cree que se debe?

Lo que yo siento de verdad es que, por un lado, era imposible hacer una película como esta hace unos años, con la recreación digital de los aviones y bombardeos, o con la eliminación digital de elementos actuales para ambientarla en 1937. Y por otro lado, entiendo que hay un cierto tabú con este episodio porque todavía hoy en día, en 2016, que hemos podido documentarnos hablando con unos y otros, hemos escuchado versiones muy contradictorias; desde algunas que cuentan con pelos y señales las cuatro horas que duró el bombardeo, hasta otras que dicen que el bombardeo sólo duro 15 minutos y que se ha exagerado muchísimo. Creo que con este tema siempre ha habido muchísimo respeto porque, o no se ha contado bien, o hay muchas y muy diferentes versiones.

¿Ese primer paso comportó una mayor presión para usted?

Yo creo que, por un lado, está la responsabilidad de hacerlo bien, de contarlo bien y que luzca en pantalla. Y por otro lado, como vasco, también estaba esa responsabilidad, ya que no se había tocado nunca, de intentar hacer justicia con los hechos reales o con lo que nosotros entendemos por los hechos que acaecieron, y con las víctimas, por supuesto.

¿En qué localizaciones recreó la Guernica de 1937?

El proceso ha sido muy complejo porque hemos rodado toda la película en localizaciones reales; no hemos rodado nada en decorados ni hemos hecho ningún plató. La intervención física en los espacios ha sido muy grande y, luego, ha habido que borrar digitalmente muchos edificios modernos. Pero hemos intentado buscar zonas que, más o menos, aún resisten el paso del tiempo y se parecen un poco a aquella época. Por supuesto, la Guernica de hoy no se parece nada a la Guernica del bombardeo, con lo que sólo rodamos un día y medio allí, y que el resto la recreamos en diferentes localidades vizcaínas, como Artziniega o Lekeitio.

¿Cómo ajustó un presupuesto de seis millones a un montaje tan ambicioso?

Lo cierto es que nosotros nos marcamos el ideal de conseguir 10 millones para rodar Gernika y, al final, la hemos hecho con 5.800.000, así que ha habido que ser muy inteligentes a la hora de encuadrar o elegir las localizaciones para tener que intervenir lo mínimo posible dentro de lo posible. Luego, el equipo de arte y producción se ha dejado la piel para que la película luzca como si hubiera costado el doble.

¿Le fue posible recabar testimonios de supervivientes en el proceso de documentación?

Sí, lo maravilloso, en ese aspecto, es que todavía quedan supervivientes y, claro, siendo yo de Bilbao cuento con muchos amigos que son nietos de supervivientes o que conocen a alguien relacionada con ese hecho, así que pude hablar con ellos. También hemos leído y nos hemos documentado gráficamente muchísimo, porque hemos intentado recrear con el mayor de los rigores el Bilbao y el Guernica de la época. En ese aspecto, hemos cuidado mucho la estética para esté a la altura de lo que espera el espectador y que pueda meterse de lleno en 1937.

¿No teme que la neutralidad de Gernika pueda provocar malestar entre algunos?

Es que nosotros no queríamos hablar de política. Obviamente, se habla de los bandos que hay y se dice cómo se montó y se orquestó el bombardeo, pero lo que hemos intentado es contar una historia de amor en tiempos de guerra y a través de los ojos de un personaje extranjero, que no está de un lado ni de otro, sino que trata de ser lo más objetivo posible, y que se topa con esta censora del bando republicano.

Con todo, la Guerra Civil sí ha sido muy retratada en el cine, ¿que referentes visuales podemos identificar en Gernika?

Lo que he tenido claro es que he intentado huir de la estética que tenemos mentalmente de la Guerra Civil, es decir, la que predomina en todas las películas previas y que son siempre en tonos ocre o sepia. Nosotros hemos intentado llevarla por los derroteros de las películas de la Segunda Guerra Mundial. Al estar ambientada en el norte de España, la orografía era diferente porque teníamos montaña, mar y mucho verde, con lo cual no se parece nada a las películas ambientadas en Toledo. Por eso, hemos intentado diferenciarnos a partir de otros referentes visuales de películas que van desde La gran evasión hasta películas más cercanas, como The monuments men.

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