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Cine

'La viajante' busca mecenas

El cineasta tinerfeño Miguel Mejías lanza una campaña de 'crowdfunding' hasta el 18 de septiembre para financiar su ópera prima

El director tinerfeño Miguel Mejías, durante el rodaje de su penúltimo cortometraje, 'Paraíso'. ÓSCAR OTEO

Muchas creaciones se asemejan a sus autores y tal vez, por esta razón, la ópera prima de Miguel Mejías (Tenerife, 1991) es una aventura cinematográfica en carretera, que orbita alrededor de la búsqueda, la libertad creativa y el viaje por el interior de uno mismo en los paisajes del Archipiélago. Con una decena de cortometrajes a sus espaldas, esta road-movie en ciernes, titulada La viajante, materializa el salto al largometraje del cineasta, quien ha impulsado una campaña de crowdfunding o micromecenazgo con su equipo fílmico para recabar una meta de 6.000 euros a través de la plataforma Verkami. Esta recaudación, cuyo plazo culmina el 18 de septiembre y ya rebasa los 3.000 euros, se destinará principalmente a los costes de la gasolina y al traslado del equipo técnico y personal de la península a las islas.

Una vez concluida la campaña, esta producción de Angharad Rojo y Martín Samper, ambos de la productora No hay banda Films, comenzará a construirse sobre un guión coescrito con Amanda Lobo y con Ángela Boix y Miquel Insúa como actores principales, en la piel de dos antagonistas a los que, además, prestan su nombre. "La historia está contada a partir del único punto de vista de Ángela, una joven que vive distanciada del mundo que la rodea", explica Mejías. "Por eso, en la historia nos olvidamos un poco del mundo actual".

El estrecho universo de Ángela gira alrededor del cuidado su madre enferma, su puesto de trabajo en sacando fotografías a los niños en un tíovivo con una polaroid, y la escucha de cintas y grabaciones de su padre, un entomólogo fallecido". "De repente, las circunstancias la obligan a emprender un viaje que, en realidad, ha estado emprendiendo desde el inicio", explica Mejías. "Desde un entorno de ciudad idílica, como el laberinto de la poli, nos trasladamos a bordo de un Ford Taunus del 85 al lado opuesto, a lo salvaje, a la naturaleza, porque toda la película se articula alrededor de los opuestos y de la yuxtaposición de conceptos".

En un tramo del viaje se cruzará el personaje de Miquel y "ambos unirán sus destinos". "Son como dos Ulises: Ángela es la Ulises que va hacia Ítaca y Miquel es el Ulises que regresa; Ángela se aleja de la muerte y Miquel va hacia la muerte, pero se encuentran a mitad del trayecto y es interesante cómo se compaginan, cómo son lo mismo y son, a la vez, todo lo opuesto".

La razón por la que no se alteran los nombres se debe a que la película aloja "una subtrama metacinematográfica". "En el guión hacemos guiños constantes al equipo de rodaje de manera sutil", señala Mejías. "Es una forma de decir que, al final, los que estamos emprendiendo la road-movie somos nosotros, que, al igual que la protagonista, nos estamos lanzando a la carretera para salir de nuestra zona de confort, arriesgarnos y atrevernos a hacer lo que realmente queremos hacer".

Su propósito inicial es enmarcar el rodaje en distintas localizaciones y carreteras de Gran Canaria, Tenerife y La Gomera. "En ningún momento se sabe que estamos en Canarias, en España o en Europa, porque queremos crear un escenario propio y aquí tenemos la atmósfera y la imagen adecuada", explica el cineasta. "Únicamente haremos algunas referencias a nuestra identidad".

En este sentido, su prioridad es subrayar "una evolución en los paisajes", que se proyectará en la evolución de su protagonista. "Queremos establecer ese paralelismo con Ángela porque ella es una persona muy reservada, de modo que el paisaje nos va a ayudar a comprenderla y a leer dentro de ella". Además, los paisajes estarán revestidos de tonalidades del western. "No hay cowboys ni pistolas, pero la estética del western envuelve en el paisaje". Esta atmósfera se redondea con una banda sonora original compuesta por Alberto Cobián y y Edu Payter.

Asimismo, los planos cinematográficos estarán trufados de referencias visuales que nutren de los propios orígenes del cine, como el cine de la nouvelle vage y nombres como Godard o Tarkovski. "Además de ser una forma de mostrar nuestros principios, creo que se puede conseguir que una película te absorba y que, a la vez, seas consciente de que es cine, explica Mejías. "Nosotros queremos enfatizar que esto es cine y que nos podemos permitir cualquier cosa; por eso, creamos nuestro propio universo cinematográfico, porque nuestro criterio es reivindicar el poder y la infinitud del cine". Esta huella ya quedó impresa en trabajos anteriores del cineasta, como Icelands o Ella y la ventana.

Con todo, a medio mes de cerrar el crowdfunding, Mejías señala que "todo está a punto": "sólo falta que nos reunamos juntos y que nuestros talentos se junten para ver en qué convulsiona todo eso". Y aunque su road-movie circule sobre un guión cerrado, su director se permitirá algunos giros libres en la escaleta. "El rodaje es una parte del proceso de escritura y a mí me gusta sentirme libre", apunta. "Me encanta ver qué me ofrece el momento o el caos, es un diálogo con las circunstancias; tú colocas la cámara y luego pueden surgir muchas cosas, por eso creo que en el rodaje es importante tener muy bien atado el guión pero, a la vez, tener los ojos muy bien abiertos para jugar y captar algunos momentos de belleza que son efímeros".

El objetivo del director es que la película este terminada en el plazo de un año. Y como agradecimiento a los mecenas, el equipo distribuirá invitaciones para el preestreno, un póster firmado y la mención en los créditos, como souvenir de un viaje que anhela volar lejos.

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