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Historia

La geografía como arma de guerra

Una muestra inédita descubre en la Fundación Negrín los mapas originales del Ejército Republicano en la Batalla del Ebro

El político y geógrafo francés Yves Lacoste expuso que "la geografía es un arma para hacer la guerra". Así lo atestiguan los más de tres de millones de mapas topográficos y planos militares que produjo sólo el Ejército republicano para registrar las estrategias, avances y tácticas bélicas en los distintos frentes de batalla de la Guerra Civil.

La Fundación Juan Negrín, en la capital grancanaria, inauguró ayer en su sede una muestra inédita y exclusiva que exhibe la cartografía original producida y utilizada por el Ejército republicano durante la Batalla del Ebro -la más cruenta, larga e intensiva de la Guerra Civil o "batalla de las batallas"- donde el lema del último presidente de la Segunda República Juan Negrín, "resistir es vencer", se hizo más necesario que nunca.

Bajo el epígrafe Batalla del Ebro. Ofensiva y repliegue sobre Cataluña, la exposición desvela por primera vez una selección de mapas de distintas tipologías y escalas, que siguen la trayectoria de la que fuera la gran ofensiva republicana en las postrimerías de la guerra española, que se saldó con más de 130.000 víctimas en su último repliegue ante el avance definitivo de las tropas franquistas.

Pero la joya de la corona de esta muestra es un conjunto de 40 croquis dibujados a color en tinta y lápiz sobre papel vegetal, también en distintos formatos y escalas, realizados sobre mapas topográficos superponibles sobre los que se trazaron, a su vez, las distintas maniobras militares, capitaneadas por el estadista Juan Negrín y el general Vicente Rojo.

Algunos de estos croquis, realizados por el Servicio de Información Militar de la Segunda República, registran un alto nivel de precisión, que denota la "gran incertidumbre" que reinaba en el bando "sobre los próximos ataques de las tropas nacionales" y que, pese a su victoria republicana inicial, desembocó en su derrota y en el final de la guerra española.

"Los croquis tienen un gran valor porque, frente a los millones de hojas cartográficas de esta etapa militar, son únicos y exclusivos, no hay dos iguales", destacó ayer Juan Miguel Ortega, geógrafo y comisario de la muestra. "Lo que exhibimos en esta sala es absolutamente exclusivo y eso le añade un plus de riqueza y extraordinariedad". Además, Ortega destacó que este material se someterá a un nuevo proceso de catalogación y digitalización para su conservación tras la muestra por lo que, en principio, no volverá a exponerse nunca más. Por esta razón, la exposición reviste una "una exclusividad absoluta", en palabras del comisario, quien alienta a visitarla antes de su clausura, el 30 de diciembre de 2016.

Los croquis se exhiben asociados a los partes de guerra diarios, con pasajes mecanografiados y manuscritos por los altos oficiales republicanos, y su disposición en la muestra recrea la mesa de operaciones del Alto Mando Militar. "Poco nos falta, al situarnos alrededor de esa mesa, para imaginarnos a los generales Rojo o Modesto, o al mismísimo Negrín, planificando las distintas maniobras bélicas en el momento más decisivo de la guerra", apunta Ortega.

La muestra se completa con un mosaico de fotografías, documentos y libros relacionados con la Batalla del Ebro, que retratan desde los bombardeos y operaciones a ambos lados del Ebro hasta las despedidas de las Brigadas Internacionales, que jugaron, una vez más, un papel clave en las distintas fases de la contienda.

La totalidad de estos contenidos forma parte de los fondos documentales del archivo de la Fundación Juan Negrín y constituye, en palabras de Ortega, "la mejor colección de mapas y croquis que se conservan, a nivel nacional, de la Batalla del Ebro y el repliegue a Cataluña", que coincidió además con el período en que Negrín asumía responsabilidades como Ministro de Defensa Nacional.

El conjunto expositivo recorre cronológicamente el posicionamiento diario de las tropas en los diferentes frentes de batalla, donde se pretendía dar un vuelco a la situación derrotista del bando republicano, y por tanto, culmina con la posterior retirada del Ejército de la República hacia la frontera francesa. De hecho, la muestra incluye el documento original, dirigido a Juan Negrin, donde el general Modesto declara el final de la batalla en un parte de guerra, escrito por él mismo.

Este sangriento episodio de la Guerra Civil acaeció hace 78 años y, al finalizar la Guerra Civil, Negrín custodió esta documentación oficial durante su exilio. Una vez los papeles salieron del puesto de mando de la batalla, atravesaron la frontera pirenaica -previa custodia en un refugio en una mina de polvos de talco en la provincia de Gerona- y recalaron en Toulouse.

Al poco tiempo, tal como narró ayer José Medina, presidente de la Fundación Juan Negrín, la documentación se trasladó a la ciudad de Marsella, que quedó entonces bajo la administración del estado de Vichy a partir del armisticio entre Alemania y Francia. Fue entonces cuando se trasladó su custodia al cónsul de México, Gilberto Bosques, lejos de una encarnizada persecución por parte de la Gestapo y la Policía franquista.

Con todo, en noviembre de 1945, el secretario de Relaciones Exteriores de México Francisco Castillo Nájera emprendió los trámites para su devolución a la residencia de Juan Negrín, ya en París, donde ha permanecido guardada y reservada bajo la tutela de su nieta Carmen Negrín, durante otros 50 años. Fue el catedrático de Historia Contemporánea José Miguel Pérez quien, durante su mandato como presidente del Cabildo de Gran Canaria, inició las negociaciones pertinentes para que el archivo de Juan Negrín regresara a su tierra natal, donde se conserva en el presente al abrigo de la Fundación que lleva su nombre.

Por su parte, Medina resaltó ayer el valioso trabajo de restauración de los documentos y planos por parte del personal del Cabildo de Gran Canaria. "Ahora estamos inmersos en el proceso de digitalización para su consulta por parte de investigadores y estudiantes en el futuro", añadió. Su objetivo es "que la opinión pública conozca la riqueza del material que tenemos guardado" y que la consulta pública del archivo en su versión digital contribuya "a divulgar nuevos contenidos para el estudio de la Historia Contemporánea de España".

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