Nadie como Irene Campos para contar cuentos. La arquitecta, diseñadora e ilustradora de literatura infantil, que falleció el pasado lunes, 19 de septiembre, supo conjugar sus tres pasiones con la creación de la firma de moda infantil y baño de mujer Rosa La Cave, adscrita a Gran Canaria Moda Cálida.

A través de ella, la literatura infantil y la ilustración se sumaron a los desfiles, con diseños llenos de luz , estampados únicos, de color y fantasía, que despuntaron en cada una de sus colecciones, sin olvidar el carácter arquitectónico, una constante en sus propuestas desde que se creó la firma, en 2009.

Y es que Irene Campos Montesdeoca supo transmitir a sus diseños, ideados en su taller de la calle Malteses de la capital grancanaria, la esencia de sus sueños, convertidos en realidad sobre la pasarela.

De carácter tranquilo y noble, la joven arquitecta, comenzó a confeccionar sus colecciones, con distribución en diferentes puntos de venta en el circuito nacional e internacional, bajo la premisa de tres conceptos: eco-moda, fusión e infancia. En su apuesta por la moda, siempre estuvo presente su compromiso con la sostenibilidad medioambiental, apostando por el uso de materiales nobles, fibras naturales representadas por el lino y el algodón.

La fusión de moda y literatura infantil, fue otra de sus identidades como diseñadora, algo que la distinguió. En sus diseños utilizó muchas de las ilustraciones de sus libros, cobrando vida personajes entrañables como una gallina especial , un pulpo soñador o Colorin.

El tercer concepto que define la obra de Rosa La Cave fue el mundo de la infancia, evocando sus recuerdos de la primera etapa de su vida en propuestas.

Habitual en las pasarelas de Gran Canaria Moda Cálida, su último concurso fue en 2015, donde presentó dos colecciones, la infantil, titulada Los dulces sonidos de la selva; y la colección de baño mujer, en la que, siguiendo su línea apasionadamente arquitectónica, dibujó en el plano textil la delicadeza de la silueta femenina, impregnando el ambiente de color, movimiento y brillo.

Ese mismo año debutó, con notable éxito, en la Madrid Fashion Show Women. Su paso por el escaparate de la moda madrileño quedó reflejado en la revista Vogue a través del artículo de Beatriz de Asís: "El debut de Rosa La Cave en Madrid Fashion Show incluye un puzzle de colores que lleva impreso la esencia de pictórica del artista Mark Rothko, paradigma de la abstracción americana. La propuesta resulta alegre, sofisticada y busca adaptarse a los diferentes cuerpos femeninos con sus cortes y siluetas de talle alto", reza la publicación.

Quienes conocieron a Irene Campos sabían que Rosa La Cave fue el sueño hecho realidad de una mujer encantadora que se ganó la admiración y el cariño de todos.

Sus amigos y compañeros de profesión la definen como una artista con talento, y mujer tranquila, noble y elegante. "En Irene no se podía encontrar un fallo, y en esto coincidimos mucha gente", comentaban sus compañeros, "era un ángel, una persona noble, ni de niña ni de adulta fue altanera. Era muy señora, con una elegancia innata, sabía estar en todo momento y en cualquier situación, hasta para irse fue elegante", subrayaron.

También destacan de ella su fortaleza, incluso cuando la enfermedad fue ganado terreno. "Jamás la oías decir, me siento mal, y si le preguntabas cómo estaba te contestaba que mejor".

Como diseñadora, sus amigos destacaron que trabajó con mucha ilusión para hacer realidad ese sueño. "Ella tenía muy claro además el diseño que quería hacer, en el que se mezclaba la arquitectura, la moda y toques de la infancia a través de los cuentos. Una fusión de todo que llegó a plasmar bastante bien".

Madre ejemplar, a la que le gustaba fabricar y coleccionar lindos recuerdos con sus hijos, creció en una gran familia con cinco hermanos. "Los seis siempre han sido una piña, porque otro rasgo que caracterizaba a Irene es que era muy familiar, le encantaba su familia y no podía ver a nadie mal, porque tenía que buscarle la solución a la otra persona", recuerdan sus allegados.

La pérdida de Irene Campos Montesdeoca, deja en todos los que la han conocido una huella imborrable. Coinciden en que generosidad es la palabra que la define, "un término que abarca todo, amor, amistad... Así era ella, generosa. Donde quiera que esté estará brillando y mandándonos a todos energía, porque tenía una luz increíble".