Robert Allen Zimmerman, nacido en Duluth, Minnesota (EE UU), el 24 de mayo de 1941, y adorado por varias generaciones con el nombre de Bob Dylan, cantautor de cantautores, se convirtió ayer en el premio Nobel de Literatura 2016, un galardón absolutamente rompedor pues es la primera vez que la Academia Sueca entrega la distinción más importante del mundo de las letras a un intérprete musical, autor de canciones inolvidables como Like a rolling stone y Times are a-changing. Aunque era una candidatura que se repetía en los últimos años, Dylan no figuraba precisamente entre los favoritos anunciados para la elección de ayer, en la que sobresalían el sirio Adonis, el norteamericano Roth y el japonés Murakami. Pero salió Dylan y un grito de alborozo se escuchó entre los periodistas cuando lo anunció Sara Danius, secretaria permanente de la Academia Sueca. Los tiempos están cambiando en esta institución.

En realidad los tiempos ya habían empezado a cambiar, pues fue la Fundación Princesa de Asturias, entonces Príncipe de Asturias, la que abrió camino al entregar su galardón de las Letras a un cantautor. Ocurrió en 2011 y en la persona de Leonard Cohen. Dylan, que ahora es Nobel, ya había recibido también el Príncipe, pues en 2007 la Fundación le otorgó el galardón de las Artes, tal y como se encargó de recordar ayer esta entidad apenas media hora después de que los suecos anunciaran el ganador. La Fundación concedió el premio a Dylan por "ser un mito viviente en la historia de la música popular y faro de una generación que tuvo el sueño de cambiar el mundo". La Academia Sueca le concede su galardón por crear "una nueva expresión poética de la música popular americana", indicó Sara Danius, secretaria de la institución, quien añadió que Dylan es "un gran poeta en lengua inglesa" y que su obra entronca con Homero o Safo de Lesbos, que hace 2.500 años ya escribían textos para ser escuchados y, a menudo, representados con instrumentos. "Es lo mismo con Bob Dylan. Puede ser leído y debe ser leído", indicó Danius, al tiempo que puso de manifiesto su originalidad y su capacidad para "reinventarse" constantemente en el medio siglo que ya lleva sobre el escenario.

La Fundación Príncipe de Asturias premió antes al señor Zimmerman, pero nadie vio a Bob Dylan por España en la ceremonia de entrega de aquel año. Argumentó que tenía un concierto en Buffalo. Se excusó por escrito, prometió pasarse por España en persona para agradecer el galardón, pero nada se supo más de él.

No recogió el 'Pulitzer'

Ahora vuelve a surgir la pregunta. ¿Recogerá Dylan un galardón por el que mataría cualquier autor? Las dudas están más que justificadas porque también le otorgaron el premio Pulitzer en 2008, que tampoco está nada mal, y de nuevo excusó su presencia, aunque envió a recogerlo a uno de sus hijos, el cineasta Jess Dylan. También adujo que tenía un concierto. Ahora parece que las fechas casan para que se le vea por Estocolmo. Dylan está inmerso en un tour por Estados Unidos, pero la gira toca a su fin en Fort Laurerdale (Florida) el próximo 23 de noviembre. La gloria de los Nobel se reparte el 10 de diciembre. Y también los 8 millones de coronas suecas (906.000 dólares) con los que están dotados cada uno de los Nobel.

Desde 1993, cuando resultó galardonada Toni Morrison, no recibía el premio de las Letras un autor de EE UU. Dylan ha creado "nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense", destacó la Academia Sueca en el fallo del premio. "Bob Dylan es un gran poeta en la gran tradición de la lengua inglesa desde William Blake en adelante", afirmó Danius, resaltando que ha mezclado la música popular del blues del Delta y el folclore de los Apalaches con el simbolismo de Rimbaud, además de reinventarse de forma continua y construir una nueva identidad.

Aunque la Academia Sueca siempre insiste en que no premia ni corrientes ni países, sino sólo a autores individuales, su elección continúa la tendencia iniciada el año pasado -el primero de Danius como secretaria- con el premio a la bielorrusa Svetlana Alexievich y un género no reconocido antes: el reportaje periodístico.

Premiar a Dylan supone en cierto modo cerrar la polémica abierta hace ocho años, cuando el entonces secretario de la Academia, Horace Engdhal, criticó la "insularidad" y el papel marginal de las letras estadounidenses en la literatura mundial para justificar la ausencia de ganadores de ese país en los últimos tiempos.

La elección del cantautor sorprendió en Estocolmo pese a que hacía años que se le nombraba como un serio candidato, y aumentó las especulaciones acerca de que el inusual retraso de una semana en el anuncio del premio, justificado por razones de calendario, obedeció en realidad a una falta de consenso en el seno de la Academia.

Consenso en la elección

Danius desmintió los rumores al respecto y destacó en cambio el "gran consenso" en torno a Dylan, que con algunas excepciones se puede aplicar también a los principales medios suecos, que calificaron la designación con adjetivos como "arriesgada" y "sorprendente". La elección del primer cantautor como Nobel de Literatura ha resultado polémica dentro del mundo de los escritores. En las redes sociales algunos manifestaban su entusiasmo, como fue el caso de Salman Rushdie, quien elogió el gran acierto de la Academia Sueca al tiempo que consideraba a Dylan como un "heredero de la tradición bárdica".

Otros, como la española Rosa Montero, manifestaban en medios digitales una cierta perplejidad. "El premio de Svetlana Alexievich ya fue innovador y en ese caso desde mi punto de vista fue magnífico. Ahora Dylan abunda quizá exageradamente en lo alternativo. De seguir así el año que viene premiarán a un autor de cómics. Los hay buenísimos, por cierto", declaró al diario digital argentino Infobae. Los comentarios de otros autores en las redes resultaban mucho más rompedores, aunque reconocían que eran fervientes dylanitas. El británico Irvine Welsh, autor de Trainspotting, escribió: "Es fruto de una nostalgia mal concebida, arrancada de las próstatas rancias de hippies seniles". Mientras, el presidente Obama y numerosas celebridades de Hollywood aplaudían el premio a su "poeta favorito".