Artista, cantante, compositor, poeta, literato y líder ideológico de la revolución pacifista y cultural de los años 60; Bob Dylan, el primer músico en ganar el Premio Nobel de Literatura, estuvo cerca de actuar en Gran Canaria en 2011 cuando su capital se postulaba como candidata a Capital Europea de la Cultura para el 2016, el mismo año en que la Academia Sueca ha premiado al cantautor norteamericano. Al menos, eso relatan las crónicas porque un velo de misterio o amnesia cubre hoy todo lo relacionado con este concierto. Seis años después se impone la especulación, lo único cierto es que, para promotores y gestores culturales de la actualidad, traer al Archipiélago una actuación del Robert Zimmerman sigue siendo una aspiración, como lo fue en su momento, a la que no renuncian.
Las crónicas de la época anunciaron que el autor de discos tan relevantes para la historia de la música en la segunda mitad del siglo XX, como Highway 61 Revisited, Blood on the Tracks o The Basement Tapes fue una de las opciones principales que se plantearon para potenciar la candidatura de la capital grancanaria como capital cultural europea de 2016. Para ello el consistorio destinó una partida de 800.000 euros con el propósito de organizar un macroconcierto en 2011 con el fin mencionado. En 2010 ya se habían separado 600.000 euros. La apuesta era firme y se mencionaron nombres de artistas de la talla y trascendencia de Sting, Peter Gabriel o el propio Dylan. Pepa Luzardo, portavoz del PP en la oposición, reveló con documentos sobre la mesa, la partida de 800.000 euros en un pleno del Consistorio en diciembre de 2010.
La intención era que el hombre que electrificó el folk e influyó en la obra de los más grande, como sucedió con Lennon y McCartney, actuara en la ciudad de Las Palmas durante 2011. Pero el contrato, tras establecer los contactos pertinentes no se pudo cerrar. Jerónimo Saavedra, un alcalde que por aquel entonces asumió las competencias en materia cultural, sí recuerda al Nobel entre las distintas opciones que se barajaron. Pero su relato acaba ahí. Al no ser la persona que llevó las negociaciones, se remitió a las responsables implicadas. En este punto, el hilo se convierte en madeja y ovillo. Desde la Sociedad de Promoción de Las Palmas de Gran Canaria no recuerdan ningún tipo de negociación y Juan Cambreleng, director artístico de la candidatura, asegura que no fue una de las opciones que se barajaron. Sí señala que, por contra, se intentó con los irlandeses de U2, una banda con un caché entre los más altos de la actualidad y que hace seis años rondaba los cuatro millones de euros por fecha. Este precio era y sigue siendo absolutamente prohibitivo, incluso aunando la aportación pública, la privada y lo recaudado en taquilla. Cambreleng asegura que de haberse llevado una negociación o tan solo haber preguntando por los precios de costos a la promotora de Dylan esto hubiera pasado por él. Sin embargo, no fue así. Algunas de las iniciativas de esta campaña se extrajeron de la organización principal para dejarlo en manos de empresas externas , por lo que puede que no se le pusiera al tanto.
Por eso, todo apunta hoy a que sí se negoció y dos fueron, aparentemente, los motivos principales impidieron lo que hubiera sido un hito en la historia de los conciertos en el Archipiélago, a la altura del directo de Michael Jackson en Santa Cruz de Tenerife en 1993, por poner un ejemplo. Las ilusiones insulares se toparon con el elevado caché del artista, cuantificado en ese momento en 800.000 euros. Por otro lado, la deuda que acumulaba la Fundación Auditorio y Teatro, entidad sobre la que recayó la partida presupuestaria, que en aquel momento debía costear y gestionar la negociación. Finalmente, sin concierto, la remesa separada sirvió para costear conciertos de la agenda de la Fundación, que entonces dirigía, Luis Acosta. Dylan ni siquiera giró por territorio europeo en el año 2011. La ciudad de Las Palmas, y Canarias por extensión, se quedó sin concierto de Dylan y con ello cientos de fan con la miel en los labios. Hoy sigue siendo una aspiración presente y admitida entre promotores y gestores culturales de las Islas.
