Podrá gustar más o menos, pero a nadie dejará indiferente. Así es el arte del escultor ecuatoguineano Fernando Nguema (1963-2008) cuya obra puede contemplarse en la sala de arte de Casa África a través de la exposición Fernando Nguema. Obras incompletas 1992-2008 desde hoy, 26 de octubre, hasta el 5 de enero próximo.

La denuncia, la ironía, o la simple exposición de figuras antropomorfas son los tres principales ejes de las 34 piezas que se incluyen en esta muestra y que han sido realizadas todas en madera. En el primer caso, el espectador se encuentra con títulos como Sida en el que dos cuerpos entrelazados ponen expresión de horror, o Tortura en la que un ser humano aparece atado de pies y manos a su espalda. En el segundo hay obras como Más dura será la caída o El hambre molesta la cabeza con escenas individuales explícitas que aluden directamente al título. Y en el tercer grupo piezas sin título en las que varias cabezas y extremidades salen de un mismo cuerpo y donde parece que el autor ha captado una escena del filme La cosa. Durante la presentación, el coordinador de la Red de Centros Culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo, Enrique León, recordó que la obra de Nguema parte del tallado en madera tradicional del pueblo fang de Guinea Ecuatorial, pero realizado de "muy original" e "inclasificable" y donde aborda el sufrimiento, el desamparo, el hambre y la pérdida.

León, que fue amigo personal del artista, añadió que esto se debe a que su obra se aleja de los esquemas habituales de la escultura en madera típica de su continente de origen, tanto en sus formas, que van más allá del limitado catálogo de máscaras o figuras de animales, como en las temáticas que aborda, poco comunes entre los artistas de su entorno geográfico. "Nguema", aclaró, "en sus trabajos habla de asuntos que no suelen tocar otros escultores de África, y construye unas formas a camino entre lo real y lo onírico que no siempre son entendidas por el público de su entorno". Estos es así hasta el punto que, según León, muchos "lo consideraban como un loco en su país, porque a la gente le desconcertaba, asustaba e inquietaba este tipo de piezas", en las que las raíz de un árbol podía acabar convertido en una suerte de ser de dos cabezas, en la que un hombre exhibe una desmedida mano azul mayor que el resto de su cuerpo o en la que los torsos entrelazados de dos personas se fusionan en una. El artista, para poder vivir, también realizaba obras para turistas, ya que estas piezas sólo las compraban su círculo de amigos. Nguema era un creador "muy peculiar, cuya manera de trabajar también es muy interesante, porque él entra al bosque y va buscando las piezas o, como decía él, las piezas le encontraban a él", señaló. La exposición incluye dos vídeos en las que el autor explica algunas de sus esculturas y libros sobre el arte y la cultura fang.