"Cuenta la leyenda que, cuando grupos de nómadas llegaron desde las costas caribeñas de Venezuela hasta las Antillas Mayores, toparon con una que rebozaba belleza. Y en su mitología, aquellos hombres nobles llamaron a ese lugar Quisqueya, que en arawaca significa Madre de todas las tierras". Así relató el fotógrafo grancanario Ángel Luis Aldai los orígenes del proyecto editorial Quisqueya, impulsado por la Fundación Acuorum Iberoamericana Canaria de Agua. Este libro fotográfico, que glosa en 196 imágenes y piezas literarios la biodiversidad y la belleza natural de la República Dominicana, se presentó ayer en la sede de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, radicada en el Castillo de La Luz.

El acto contó con la presencia del propio Ángel Luis Aldai; el presidente de la Fundación Acuorum, Ángel Simón, así como los miembros del patronato de la institución; el presidente de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, Jesús Castaño; la catedrática de Historia del Arte, Rosario Alemán; y la asistencia especial del jugador del C.B. Gran Canaria, Eulis Baez, de origen dominicano; y el presidente del Club, Miguel Betancor, entre muchos otros.

Quisqueya es un viaje al rostro menos conocido de la República Dominicana, lejos de focos turísticos, que emprendió Aldai el pasado febrero y prolongó durante 45 días "intensos y mágicos", en los que recorrió los 48.000 kilómetros cuadrados que configuran este caleidoscopio insular en el corazón del Caribe. En este periplo, el fotógrafo siguió con el objetivo los caminos del agua de Quisqueya a través de sus lagos, ríos, cuencas, cascadas, playas y los "mil azules" del mar caribeño, que plasma a través de la poética de la luz.

"Los caminos del agua son los protagonistas fundamentales de esta cuidada edición", expresó ayer Aldai, durante su discurso de presentación. "Quisqueya es un viaje a través de una isla sorprendente, por sus caminos del agua en un paisaje cambiante, luminoso y enigmático, por fragmentos de mundos de extraña belleza marcados por el misterio, por inmensos y fértiles valles junto a poblaciones mínimas, de gentes cercanas que nos invitan a conversar y a compartir lugares remotos".

Pero Quisqueya remite a su vez al viaje histórico que emprendieron los canarios en el primer grupo de pobladores junto con Cristobal Colón, en 1492, así como al de las 800 familias canarias que se asentaron, años más tarde, por Real Decreto, en ciudades como Dajabon, Montecristi o Samaná, y que hoy constituyen la actual República Dominicana.

A este encuentro histórico entre dos mundos, que une las dos orillas del Atlántico, dirige su mirada la Fundación Acuorum, que promueve una cultura de sensibilización medioambiental y sobre el agua en los países iberoamericanos a través de distintos proyectos de tipo cultural, social e innovación. "Estos son los tres ámbitos en los trabajamos, porque entendemos que la cooperación y el conocimiento compartido es lo que hace progresar a la sociedad", declaró ayer Ángel Simón.

"Nuestra vocación es Iberoamérica, porque todo el paisaje de la lengua española forma una sola comunidad más allá de fronteras, más allá de pasaportes y que, además, mantiene una relación íntima con el Archipiélago canario", recordó el director. A esto añadió que "El libro Quisqueya refleja precisamente esa conexión entre dos mundos, que son un mismo mundo, y que además tiene el talento social y de la imagen que posee Ángel Luis Aldai, por lo que este libro forma parte del corazón de lo que hace la Fundación Acuorum en este Archipiélago".

Con todo, Quisqueya constituye no sólo un puente entre dos orillas, sino un encuentro entre dos disciplinas artísticas, como son la fotografía y la literatura, puesto que las imágenes de Aldai están enriquecidas con los pies de foto a cargo del poeta canario Javier Cabrera; los versos del poeta dominicano César Augusto Zapata, que poetiza cuatro fotografías de Aldai; y un texto del doctor e historiador Manuel Antonio Mejías, titulado República Dominicana: la novia de Quisqueya. La perla de América. En su discurso, Aldai señaló que las páginas de Quisqueya permiten palpar "la apasionante relación que se establece entre la imagen y la palabra, entre fotografía y literatura", que simbolizan la conexión artística que rebasa las fronteras.