Los descendientes de canarios constituyen una comunidad importante dentro de la República Dominicana, tal como recoge el prólogo del libro Quisqueya, del fotógrafo Ángel Luis Aldai. El autor recuerda que, cuando Cristóbal Colón desembarcó en la República Dominicana en 1492, los canarios ya conformaban una parte destacada en ese primer grupo de pobladores. "Es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto", exclamó Colón al contemplar entonces Quisqueya, "madre de todas las tierras".

Asimismo, Aldai recuerda que aquel acontecimiento encierra uno de los momentos históricos más importantes. "Este lugar tiene un aspecto histórico muy relevante, puesto que Colón decide construir La Isabela en la coste norte de la isla, la cual fue la primera ciudad europea del Nuevo Mundo", explica. "Esa costa fundacional a la que Colón arribó simboliza el hecho histórico más importante de la primera América: el encuentro entre dos mundos", añade el fotógrafo.

Asimismo, la mayoría de los canarios que emigró a la República Dominicana se asentó en la isla entre finales del siglo XVII y comienzos el siglo XVIII. Este flujo migratorio se inició cuando Nicolás de Ovando abandonó Canarias con un destacamento con rumbo a la isla de Santo Domingo.

Esta expedición incluyó a familias canarias para la fundación de varias ciudades de lo que hoy conocemos como República Dominicana, toda vez que 800 familiaras quedaron repartidas, por Real Decreto, en zonas como Dajabón, Montecristi y Samaná. "Las dos orillas quedaron unidas para siempre", concluye.