La soprano grancanaria Davinia Rodríguez afronta hoy domingo en la ciudad austríaca de Viena uno de los retos profesionales más complejos de su carrera. La cantante se transforma en Lady Macbeth, rol femenino de la ópera Macbeth, de Verdi, en el que se estrena en el Theater and der Wien, junto al tenor Plácido Domingo. Un envite de altura, muy exigente a nivel técnico, con el que Rodríguez regresa a Viena con tres funciones (días 13, 17 y 20 de noviembre) y donde en 2014 había interpretado a Lucrezia Contarini en I due Foscari, de Verdi, también junto a Plácido Domingo, y que marcó un punto de inflexión en su proyección internacional.

Con dirección de escena de Roland Geyer y dirección musical de Bertrand de Billy, la cantante defiende a una mujer cruel, de ambición sin límites, con la que viene a coronar un año intenso y productivo en los escenarios que se ha cobrado hitos como su también estreno en el Liceo barcelones en el rol de Amelia Grimaldi, en Simón Boccanegra, de Verdi, con Domingo en el 50º aniversario del debut del cantante; o su concurso en el Festival de Spoleto el pasado verano, esta vez con Las bodas de Fígaro, de Mozart, en el papel de la Condesa de Almaviva.

"He tenido la suerte de poder preparar todos los compromisos con mucha antelación, aunque nunca es suficiente porque cada vez que uno abre la partitura siempre tienes muchas cosas que aprender, aunque hayas interpretado la obra". En este caso, y con Lady Macbeth, "esa gran mujer que toca siempre los límites, he tenido una preparación más al milímetro, y en la producción me he permitido llegar más suelta y preparada psicologicamente", explicaba esta semana la soprano desde su residencia italiana antes de partir a Viena donde ya se encuentra.

Un año y medio le ha costado a Davinia Rodríguez preparar esta Lady Macbeth. "Desde que me llegó la posibilidad y la confirmación de hacerlo me puse manos a la obra para estudiar el personaje y la partitura. Nunca me basta porque siempre quiero más, estar al nivel, ya que tengo al lado al gran fenómeno que es Plácido Domingo. Y luego el papel en sí, la obra, el compositor, son palabras mayores", asegura la cantante.

Al límite

Macbeth es una partitura compleja y su personaje "toca los límites, requiere una preparación técnica perfecta, uno tiene que tener el control de todo, y exige una técnica vocal con la que puedes o no interpretar el papel, no puedes inventar nada, puedes construir jugando con la voz, y esto requiere obviamente el entrenamiento y la búsqueda, mirar todo con lupa, el por qué Verdi en ese pasaje lo escibrió de esta manera y con estas palabras, todo tiene un por qué y hay que saber buscarlo".

Para este envite lírico, Davinia Rodríguez ha tenido a su lado, además de su marido "que me ayuda musicalmente a limar la partitura", a la soprano húngara Sylvia Sass, especialista en el repertorio italiano. "Lo he preparado solo y exclusivamete con Sylvia", apunta Davinia Rodríguez. "Descubrí que es una de las grandes intérpretes de la lírica y una de las primeras Lady Macbeth. La busqué, llegué a ella y ha sido una química mutua".

La relación con Sylvia Sass ha sido determinante de cara al estreno como Lady Macbeth. Asegura sentirse "bendecida de poder trabajar con ella, no todo el mundo tiene esta posibilidad y me siento como si estuviera conmigo misma. Me ha abierto las puertas de su arte e intento aprovechar todo lo que ella me puede dar desde su experiencia, que no ha sido poca".

Volver a Viena le trae muy buenos recuerdos, ya que allí afrontó por primera vez "el Verdi de más peso vocal, y partir de ahí, la dirección de mi carrera es cierto que ha ganado, y que está teniendo un camino más seguro". Si le pide un calificativo sobre aquella primera vez dice " mágico", sobre todo por llegarle la "oportunidad de estar entre los grandes como Plácido Domingo, con James Conlon dirigiéndome, y sentir que vivía un sueño. Como me está pasando ahora cada vez que tengo la suerte de pisar un escenario junto a estos monstruos".

La asociación con Domingo le cambió la vida profesional. Se conocieron cantando zarzuela, "cuando yo hacía todo tipo de repertorio", detalla. "Recuerdo de pequeña ver a Plácido Domingo en televisión y me parecía intocable e inalcanzable, y de repente te ves compartiendo el escenario con él, es un sueño".

Nuevos retos

Con Lady Macbeth, la soprano grancanaria estará en Viena hasta el 20 de noviembre. Entre febrero y octubre de 2017 ya tiene cerradas fechas para Don Giovanni, de Mozart, en el rol de Donna Anna, en Bilbao; en Napoles como Amelia Grimaldi en Simon Boccanegra, de Verdi; otro debut en el personaje protagonista de María Stuarda, de Donizetti, en Génova.

A estos compromisos hay que sumar su presencia en la capital grancanaria el 19 de julio con la Orquesta Filarmónica con Te Deum, de Dvorak, con dirección de Stefan Sanderling. "He cantado en muchos teatros y una siempre tiene las ganas de poder enseñar en su tierra y a los suyos a lo que se dedica. Me gustaría debutar con grandes papeles en mi tierra, pero hasta que no se produzca no puedo decir nada. Y estoy contenta de poder ir con la Orquesta Filarmónica al Auditorio".

A sus 35 años, Davinia Rodríguez prefiere caminar sobre seguro y no forzar más allá de lo necesario. Según relata, "me están llegando proyectos, pero hay que ir con precaución, las cuerdas vocales hay que mimarlas". La cantante pone como ejemplo que ahora mismo "con Lady Macbeth tengo que poner el freno, afrontar estos papeles es un paso de gigante, y soy muy consciente de todo esto y quiero una de cal y una de arena, mantener un poco de equilibrio, ya que no quiero cantar dos o tres años y luego decir basta. Ahora me pruebo esta Lady Macbeth, luego la guardo en el cajón, que respire un poco y veremos que va pasando. Prefiero mantenerme con un repertorio más fresco y de vez en cuando dejar ver las garras".

Entre actuaciones, Davinia Rodríguez procura "hacer una vida normal". La voz le pide una vida sana. "No estoy todos los días dándole caña a las cuerdas vocales, y hay días en los que me olvido que soy cantante. Hay momentos para todo y me limito a disfrutar".