The Cure ha logrado recuperarse de la agridulce impresión que esta banda de pop/rock con 30 millones de discos vendidos en todo el mundo dejó tras su último paso por España, con un concierto esta vez balsámico, generoso y vibrante que ha hecho justicia a la influencia de su legado durante décadas.

Hasta el tiempo fue un aliado con el aire melancólico y existencialista de los británicos, propiciando un día gris de fina lluvia constante que no impidió que el Barclaycard Center -antiguo Palacio de Deportes de Madrid- registrara una de las entradas más espectaculares de los últimos meses, más de 16.000 personas. De igual manera, el espectáculo, muy fluido, revisitó los diversos géneros o colores que les han convertido en referencia, como el post-punk de su seminal Three imaginary boys, el rock gótico de One hundred years y A forest, la new wave optimista de Boys don't cry, Inbetween days y Friday I'm in love y hasta apuntes electrónicos en The walk.

La promotora de sus conciertos en España -mañana tocarán en Bilbao y el próximo sábado en Barcelona- anticipaba también para esta ocasión un repertorio que combinaría "éxitos, temas inéditos y rarezas", algunas de las cuales apenas habían interpretado en vivo en las tres últimas décadas.