La ciudad generadora de un sugerente paisaje acústico susceptible de transformarse en material de creación artística actúa como estímulo de Oculta forma de la belleza, la composición electroacústica que ayer presentaron sus autores, Juan Manuel Marrero y Antonio Miranda, en la Fundación Mapfre Guanarteme. Esta pieza parte de una serie de grabaciones de campo efectuadas hace 16 años en el Puerto de la Luz, una seductora experiencia que ayer recordaba el primero: "Las Palmas de Gran Canaria goza de una identidad acústica fuerte, hay belleza en todos los sonidos de la ciudad, pero es una belleza bruta, orgánica, cruda, que emerge desde las calles cargada de sentido".

Marrero confesó una fascinación por los sonidos que surgen en los recintos portuarios que se remonta a su infancia. "Desde pequeño me ha fascinado el exceso sonoro que impera en los puertos. Las cosas que ocurren generan un universo acústico excepcional", reconocía este compositor y doctor en Estética, que se impuso junto a Miranda la tarea de organizar todo ese material sonoro en una composición, "intentando volver sensible aquello que a priori no lo es".

Esto se convirtió para ambos en un "proceso complejo de construcción, un desafío estético en el que se parte de una realidad sonora bruta para llegar a otra más sublime". El reto era, pues, "llegar a una obra sonora a partir de nuestro catálogo de sonidos portuarios". En el trabajo resultante, algunos de estos sonidos captados fueron transformado, mientras que otros, esencialmente las voces, se dejaron tal cual.

El trabajo con sonidos procesados de forma electrónica se reveló idóneo para alcanzar los fines que se propusieron ambos compositores. "El sonido electrónico me permite llegar más lejos que el instrumental en la creación de un sonido inaudito", añadió Marrero.

El otro responsable de Oculta forma de la belleza es el maestro de sonido Antonio Miranda, que ayer reconocía su recelo inicial ante la naturaleza de la experiencia creativa que se le planteaba. "Me resultaba hasta éticamente contradictorio. Trabajar con ruidos o elementos industriales era subvertir un concepto de belleza. Al menos no es lo que de forma natural podemos concebir como tal", afirmó. No obstante, mostró su satisfacción con la composición emergida de esa labor: "Hemos llegado a resultados coherentes para mostrar la oculta forma de belleza que puede haber en la basura industrial".

Grabaron sonidos en sitios tan dispares como una terminal de pasajeros o una cantina portuaria. Entre otras herramientas que dieron forma a la composición, Miranda utilizó un proceso espectral que permite convertir las imágenes en sonidos.

Estas dos ponencias anunciaron la reproducción de la pieza, dentro de la primera jornada del seminario La ciudad escuchada, que abrió el periodista y crítico musical Guillermo García-Alcalde con una introducción que denunció "la vulnerabilidad y el precariado" en los que tienen que trabajar los compositores isleños, para quienes reclamó un mayor apoyo. "El compromiso de instituciones está por debajo de la cobertura que merecen estos compositores", dijo García-Alcalde. "La riqueza creativa es excepcional", reivindicó el crítico, para quien la música es el auténtico genius loci de la cultura canaria.