La colaboración de los jesuitas en Taiwán, en especial del bilbaíno Alberto Núñez, fue clave para lograr una ambientación realista de Silencio de Martin Scorsese, filmado en Taiwán. El inicio de la evangelización en Japón, con su estela de martirios, y especialmente la evangelización jesuita, es el fondo de Silencio. El filme recoge el drama interno de los jesuitas Sebastião Rodrigues (Andrew Garfield) y Francisco Garpe (Adam Driver) que van a Japón a "salvar" a su mentor, Cristóvão Ferreira (Liam Nesson), quien piensan ha apostatado, tras persecuciones y torturas.

La colaboración de Núñez, profesor de Teología en la Universidad de Fujen, comenzó tras un infortunado accidente, en enero del 2015, cuando murió un empleado en el rodaje al caer de un andamio y el jesuita presidió un responso por el fallecido. Más tarde, su relación con el equipo de Scorsese se prolongó con un asesoramiento detallado de los ritos, objetos y ambiente que retrata el filme.

En esta época de persecución, los jesuitas portugueses afrontaron indecibles desafíos morales y físicos. La prioridad eran la supervivencia y la fe, y por eso, cuando Núñez ayudó a los actores a representar con fidelidad su papel sacerdotal y ritual les dijo que lo esencial era la devoción y el espíritu. Los actores, en especial Liam Neeson, dejaron una profunda impresión en Núñez, por su profesionalidad y dedicación.