El fotógrafo tinerfeño Francis Pérez, que ayer ganó el premio World Press Photo en la categoría de Naturaleza con una instantánea de una tortuga boba tomada en su isla, agradeció el respaldo que ha recibido su "foto denuncia" sobre la situación de las tortugas marinas.

Minutos después de que se enterara de su galardón, el fotógrafo tinerfeño manifestó a Efe que aún está "en una nube" y muy satisfecho de que un certamen internacional como éste haya premiado su instantánea, denominada Caretta caretta atrapada, una colorida imagen submarina de una tortuga que lucha por avanzar impulsándose con sus aletas a pesar de que está envuelta en una red de pesca.

Especializado desde hace años en fotografía submarina (su trabajo se puede contemplar en www.uwatercolors.com), Pérez contó que la imagen la tomó a bordo de un barco en el sur de Tenerife un día en que, como muchos otros, salió a "buscar ballenas", para lo que cuenta con el preceptivo permiso que concede el Gobierno canario.

"Siempre te encuentras cosas en el mar: basura, grandes embestidas de ballenas o bancos gigantes de chicharros", comentó. En esta ocasión, Pérez decidió inmortalizar a una tortuga boba que estaba atrapada en una enorme red, lo que le provocaba rozaduras en el cuello. "Debajo de la basura siempre hay vida pelágica. Muchas veces he visto aparejos abandonados bajo los que hay pámpanos o crías de medregal que buscan cobijo", relató.

El fotógrafo, que trabaja como freelance, explicó que su premiada "foto denuncia" pretende recordar que "en los últimos 150 años se ha llevado a las tortugas marinas al borde de la extinción" y consideró que, por ello, la especie "Caretta caretta se merece esta distinción".

Otros dos fotógrafos españoles figuran entre los premiados este año por los World Press Photo: Jaime Rojo, tercer clasificado en epígrafe de Naturaleza, y Santi Palacios, segundo en la categoría Noticias generales.

"Espero que enseñemos esta fotografía en grandes dimensiones porque muestra el problema del impacto del ser humano en la vida marina", señaló en Ámsterdam a Efe el director de World Presss Photo, Lars Boering, sobre la foto de Francis Pérez. "A todo el mundo le gustan las tortugas, pero esto es lo que pasa cuando dejamos estas redes por ahí", señaló.

El presidente del concurso, Stuart Franklin, añadió de forma más explícita que "es una imagen muy importante porque habla de la cantidad de porquería que tiramos al mar". En su opinión, "es una pobre y maldita tortuga que intenta avanzar por el mar y que se encuentra con una red de pescador perdida".

Retrato de un asesinato

Una imagen del reportero Burhan Ozbilici que retrata al policía turco Mevlüt Mert, pistola en mano, segundos después de asesinar al embajador ruso en Turquía, Andréi Kárlov, fue considerada por la organización World Press Photo como la mejor instantánea periodística del año pasado.

La fotografía, dura de ver por la violencia que simboliza, recuerda el peligro del terrorismo en el mundo actual, concretamente el fenómeno de los lobos solitarios que, sin casi apoyo exterior, pueden cometer atentados de graves consecuencias.

El presidente del concurso, Stuart Franklin, reconoció "el coraje del fotógrafo para estar allí y sacar una serie de imágenes a pesar de todo lo que estaba pasando", afirmó en la conferencia de prensa en la que se anunciaron los ganadores. En total se presentaron más de 80.400 imágenes al concurso.

La fotografía ganadora "es lo que es, un asesinato premeditado en una conferencia de prensa que se celebra en una sala de exposiciones", remarcó Franklin.

No obstante, el presidente del certamen reconoció que le causa dudas morales el hecho de "poner en un pedestal" una imagen así, ya que podría "amplificar la voz del terrorista, que es lo que él precisamente quiere: publicidad". De hecho, reconoció que no estuvo de acuerdo al cien por cien con la decisión del jurado, pero que esta se tomó de forma mayoritaria.

Por otro lado, el director de World Press Photo, Lars Boering, subrayó que la instantánea ganadora está hecha "en unas circunstancias aterradoras en las que el reportero arriesgó su vida", pero rechazó que, con este premio, su organización promueva solamente las acciones heroicas por parte de los fotógrafos.

Otra imagen premiada fue una del estadounidense Jonathan Bachman en la que una mujer negra estadounidense, ataviada con un vestido de verano durante una manifestación, se erige de forma tranquila frente a los policías antidisturbios que se le acercan de forma amenazante. "Para mí representa la fuerza de la protesta no violenta", precisó Franklin.

Una serie de imágenes del canadiense Amber Brackern, que retrata el conflicto de una tribu Sioux con las autoridades estadounidenses por la construcción de un oleoducto que atraviesa su territorio, ganó en la categoría Historias de asuntos contemporáneos.

"Quizás los fotógrafos deberían pasar más tiempo cubriendo sus historias, pero más tiempo a menudo significa gastar más dinero" admitió Boering, quien apuntó que las historias que se preparan a largo plazo "se notan, porque es evidente cuando los profesionales han conseguido finalmente las imágenes que buscaban".

El director de World Press Photo puso como ejemplo de esto la serie de imágenes de Lalo de Almeida sobre el virus del zika en Brasil, que se llevaron el segundo premio en la categoría de Historias de asuntos contemporáneos.

Los niños de las imágenes salen retratados en blanco y negro, con sus madres y en diferentes situaciones, como en una consulta médica, recibiendo una ducha o tomando un biberón.

"Para mí es siempre una cuestión delicada. ¿Cómo retratar enfermedades? Esta serie particularmente lo hace de una forma muy amable", explicó Boering, porque Almeida consigue su objetivo "sin centrarse en imágenes excesivamente dramáticas".