La mágica y ubicua La La Land, ese homenaje luminoso y melancólico al musical clásico de Hollywood, baila con casi todos los premios a los que concurre, como refleja su apabullante estela de distinciones: cinco Bafta, ocho premios de la Crítica Cinematográfica, cuatro Satélite y, para rematar, un triunfo histórico con siete de siete Globos de Oro.

A unas horas de la 89º ceremonia de los Óscar, la película de Damien Chazelle protagonizada por Emma Stone y Ryan Gosling aspira a poner la banda sonora de la noche de la Academia estadounidense, a la que parte como favorita con 14 nominaciones; un hito que hasta ahora sólo han logrado -con más y menos razones- las películas Eva al desnudo (1950) y Titanic (1997).

Sin embargo, no es La La Land todo lo que reluce en esta nómina de candidatas, pese a lo que diriman los (pronosticables) académicos al filo de la madrugada. El musical en technicolor de Chazelle compite con un sólido rival en la poética y doliente Moonlight, de Barry Jenkins, un drama lírico inspirado en la obra teatral de Tarell Alvin McCrane alrededor de la homosexualidad, la violencia y la infancia rota por las drogas en la marginal Liberty Square de Miami. Ambas cintas constituyen la confirmación en la cumbre cinematográfica para sus respectivos autores, que atesoran un único filme anterior -Whiplash (2004), en el caso de Chazelle, Medicine for melancholy (2008) en el de Jenkins-.

Y a unos pasos de la estatuilla les suceden, diversas y meritorias, desde el western a la tragedia, pasando por la ciencia ficción: Manchester frente al mar (Kenneth Lonergan), Fences (Denzel Washington), La Llegada (Denis Villeneuve), Comanchería (David Mackenzie), Lion (Garth Davis), Figuras ocultas (Theodore Melfi) y Hasta el último hombre (Mel Gibson) como candidatas a Mejor película; al abrigo de una selección en la que, como señala el cineasta grancanario Elio Quiroga, "Hollywood se ha coloreado mucho, tal vez para evitar la vergüenza del año anterior".

Entre los profesionales y expertos del cine en Gran Canaria, el grueso de los consultados por LA PROVINCIA no se arrancaron por bulerías con el fenómeno La La Land y muchos esperan, con más o menos escepticismo, que la luz de Moonlight eclipse al musical del año, al menos, en la categoría de Mejor película.

La luz de 'Moonlight'

"Sería una grata sorpresa para todos que así fuera y que ganase una película distinta, que hubiese cabida para otro tipo de cine, como Moonlight, por ejemplo", apunta la directora grancanaria Alba González de Molina. "Y ojalá sea Moonlight, por su sensibilidad al ser capaz de contar una historia tan difícil y controvertida de una forma tan hermosa y sutil, con una magnífica puesta en escena e interpretación de sus protagonistas y por su lenguaje narrativo", manifiesta la directora de Julie.

También el crítico de cine Claudio Utrera, que fuera director del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria durante 15 años, apunta que "Moonlight es una película extraordinariamente bien realizada, además de muy necesaria y oportuna en los tiempos oscuros que nos está tocando vivir. Además, está muy vinculada a muchos temas de la realidad norteamericana contemporánea y encierra interesantes frisos de modernidad e imaginativa". Al respecto de La La Land, Utrera sostiene que "yo soy un fanático del musical, pero esta película me parece un pastiche posmoderno, envuelto con todos los ingredientes necesarios para encantar a todo el mundo".

También Francisco Melo Junior, dueño de los Multicines Monopol, donde proyectará hasta el próximo 2 de marzo siete de los nueve largometrajes nominados -a excepción de Hasta el último hombre y Comanchería- comparte una visión similar. "La La Land me ha gustado lo justito, pero se lo va a llevar todo", afirma. "Me ha gustado muchísimo Moonlight, una historia dramática muy bien contada, con una estética muy potente de tonalidades azules, porque blue significa triste, y con una muy buena dirección de personajes". En esta línea, María Víctoria Pérez, presidenta de la Asociación de cine Vértigo, opina que " Moonlight es capaz de contar, con pinceladas, la historia completa y compleja de su personaje desde la niñez a la adultez". "Los temas que trata están muy de actualidad y, por encima de todo, es una historia de amor que te hace sentir sin que apenas se rocen los cuerpos, y es tan poética como el significado de su título", revela.

'La La Land', otro día de sol

Pero la noche puede culminar, parafraseando su tema central, en "otro día de sol" para el retrato melódico de Los Ángeles. "La cuestión en esta gala es qué no se va a llevar La La Land", apunta el periodista y crítico Luis Roca. "El musical de Chazelle llega en el momento y el lugar oportuno para que arrase y, todo lo que se pueda llevar, se lo va a llevar", afirma. "No sé por completo a qué se enfrenta, pero es una película muy acertada y muy redonda, sin mayores pretensiones, que reivindica el musical clásico sin mímesis ni parodias y donde la química entre los protagonistas funciona de maravilla".

Le secunda el productor grancanario Adrián Guerra (Nostromo Pictures), defensor de este musical "clásico y moderno". Además, Chazelle firmó el guión una de las producciones recientes de Guerra, Grand Piano (2013), toda vez que el productor de La La Land, Fred Berger, coprodujo la película El Titán con Guerra, filmada el pasado 2016 en el sur de Gran Canaria. "Estuvimos juntos en el rodaje de La La Land y sabíamos que iba a hacer historia", afirma Guerra.

Los devotos 'outsiders'

Y detrás de toda guerra bipartidista se extiende una vasta miscelánea de realidades cinematográficas. El cineasta Elio Quiroga apuesta por Fences, de Denzel Washington, una dignísima candidata en torno al determinismo racial, que atesora tan buenas críticas como Moonlight y La La Land.

"Fences forma parte de una decalogía de obras de teatro de August Wilson, uno de los mayores dramaturgos norteamericanos del siglo XX, que tuvo la desgracia de ser negro y no estar entre los Arthur Miller y compañía. Fences es su mejor obra y retrata la condición humana reflejada en sus semejantes negros de forma extraordinaria, ahora dirigida y protagonizada por Denzel Washington, el mejor actor de su generación junto con Robert de Niro, que nunca ha estado mejor en una película", apunta el autor de La hora fría. "Pero ganarán obviedades como La La Land, que es muy vistosa y divertida, y merece la pena también".

También el cortometrajista Yeray Pacheco se muestra convencido de que "ganará La La Land porque el revival del musical del Hollywood clásico que envuelve el film es muy del gusto de la Academia". Sin embargo, su predilección entre las nominadas apunta a La Llegada, "porque es una película de ciencia ficción atípica, tanto en el género como entre las nominadas; humanista, personal y diferente, que confirma a Villeneuve como uno de los mejores directores de la actualidad, pero que quedará relegada a los premios técnicos, como todo gran filme de género con nominaciones importantes".

El realizador Fernando Alcántara esgrime esta misma preferencia por la cinta del canadiense, "por explorar el funcionamiento de cómo percibimos el tiempo a través del lenguaje, dentro del gran lenguaje del tiempo que es el cine. Funciona en todo lo que falló Interstellar", declara. También la directora de Vértigo celebró "la idea extraordinaria de que el lenguaje que usamos pueda transformar la forma en la que pensamos".

El patrón de Hollywood

Y más allá de los márgenes de la Academia, Luis Miranda, director actual del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, sostiene que "si Paterson no está en esta lista, no me parece nada representativa del mejor cine norteamericano del año", declaró, tajante, "pero lo cierto es que nunca me han interesado los premios de Hollywood como patrón de medida". En este sentido, el bellísimo filme de Jim Jarmush se suma a las grandes olvidadas de este año, junto a Silencio de Martin Scorsese o Sully de Clint Eastwood, entre otras.

Las cartas ya están echadas y todo apunta al triunfo rotundo de La La Land, que, más allá del hype, es un musical maravilloso, aunque tal vez sus ecos no lleguen tan lejos como la luz de otros proyectos más arriesgados y genuinos, como los aquí citados, y como tantos que nunca recogieron el Óscar porque Hollywood tiende a premiar a las historias que retratan su propio reflejo, como sucediera en Birdman (Iñárritu) ante Boyhood (Linklater) en 2015 o en The Artist (Hazanavicius) frente a El árbol de la vida (Malick), en 2012.