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Música

Ismael Serrano: "La llegada de Trump al poder va a reactivar la movilización social"

"Mi próximo disco hará un repaso de toda mi carrera, con temas nuevos y versiones de otras canciones", adelanta el artista

El cantautor madrileño Ismael Serrano. LA PROVINCIA / DLP

¿Por qué trazó un segundo tramo de la gira La llamada , pero esta vez con guitarra y voz?

La presentación de La llamada ha sido una gira muy larga, de casi dos años, con conciertos en grandes teatros junto a toda la banda y una gran puesta en escena. Pero me apetecía mucho retomar el formato de guitarra y voz para despedir esta gira en los lugares donde aún no habíamos estado -o en los que habíamos estado pero queriía volver- revisitando las canciones desde la raíz del género de la canción de autor, que es la guitarra y la voz, que había abandonado en los últimos años. Me apetecía agarrar yo solo la guitarra y repasar las canciones tal y como las había compuesto genuinamente. Y la vuelta a las islas era una asignatura pendiente que espero con ilusión.

La gira se funde con la celebración de 20 años de carrera con la preparación de un nuevo disco. ¿Qué nos puede avanzar?

Efectivamente, estoy celebrando 20 años de carrera y quiero hacer un disco en vivo especial, diferente, que vamos a grabar en un plató en abril o en mayo. No quiero hacer un concierto en directo al uso, sino algo diferente, así que estamos con la producción de este proyecto, que va a ser muy ambicioso desde el punto de vista artístico en cuanto a puesta en escena. A veces pienso que me hubiese gustado actuar en un musical o algo así, porque cada vez hago puestas en escena más teatrales (risas), pero eso es lo que busco: darle ese carácter teatral, guionizado, al concierto, con una banda muy grande.

¿Su repertorio se nutrirá de nuevas o de viejas canciones?

Ambas. En este disco quiero hacer un repaso a toda mi carrera, pero también va a haber unos cuantos temas nuevos, así como algunas versiones de canciones que me gustan de otros intérpretes. El disco será una forma de agradecer a la gente que me ha acompañado en el camino y de hacer juntos un repaso de lo vivido, lo perdido, lo encontrado y lo aprendido.

La llamada nació con vocación de llamamiento en un momento concreto para tomar las calles y huir del inmovilismo. Cuando dos años después le toma el pulso a la realidad española, ¿cuál es su diagnóstico?

Pues veo un mundo convulso, pero yo soy de los que creen que las cosas han cambiado y que sí ha habido una movilización clara. La llamada surgió en ese contexto en que los ciudadanos nos mirábamos los unos a los otros como hacía tiempo que no se hacía. El disco surge cuando se está empezando a construir, sobre todo por parte de una generación más joven, un nuevo relato colectivo en torno a la situación social, política y cultural que nos toca vivir. Y todas estas últimas canciones responden a ese espíritu. Ahora, pasado el tiempo, creo que ese relato sigue en construcción, porque no se hace de la noche a la mañana. Sin embargo, también percibo que vivimos un momento crucial, porque hay cierta expectación acerca de hasta qué punto esas movilizaciones han sido capaces de generar cambios reales en la vida cotidiana de la gente. Ese momento es crucial porque en España está cambiando todo el paradigma político, no sólo porque surgen nuevos liderazgos, nuevas corrientes de pensamiento y nuevos partidos políticos, sino también porque nos enfrentamos a una situación terrible, como la polarización de la política en la sociedad o el atrincheramiento de los partidos tradicionales en el poder para que las cosas no cambien. Por lo tanto, este es un momento crucial en el que la ciudadanía debe asumir un protagonismo mayor, como ha estado haciendo desde hace unos años en todas partes, en España y en otros lugares.

¿Se muestra igual de optimista ante cuestiones como la crisis de los refugiados en Europa o la llegada de Trump al poder?

El escenario es preocupante, sobre todo, ante fenómenos como el auge de la ultraderecha en Europa y Estados Unidos. Pero yo creo que una de las consecuencias claras de la llegada de Trump al poder en Estados Unidos es que va a reactivar toda la movilización social, como estamos viendo. El activismo que se ha despertado recuerda a la agitación de los 70, cuando se vivía en esa efervescencia reivindicativa.

Hoy por hoy, ¿cree en la vigencia de la canción protesta?

Para los cantautores forma parte de nuestra tradición y esa inquietud está o debería estar en nuestro ADN para abrir un espacio para la reflexión, la crítica política y los problemas compartidos de toda la sociedad. Si uno le canta a lo que le emociona no puede permanecer ajeno a las emociones que te produce la visión de un mundo desigual. Es difícil mirar hacia otro lado. Me parece saludable que exista también una música que invite al escapismo permanente, pero no todo puede ser escapismo. Creo que también tiene que haber en la música un lugar para poner en común y para generar espacios de encuentro que nos hagan entender que no estamos solos en la persecución de nuestros sueños o en el cuestionamiento de la realidad. Luego, también uno practica el escapismo a veces y escribe canciones para huir o para construir la fantasía de un mundo mejor, donde sólo tengan cabida nuestros anhelos personales. Pero es inevitable que en la canción también estén presentes los anhelos colectivos y los problemas sociales que nos toca vivir.

El año pasado publicó el poemario Ahora que la vida y el libro infantil La niña que hablaba con los árboles . ¿Cómo ha sido esta incursión en el terreno literario?

Ahora que la vida era algo que tenía pendiente, porque este poemario recoge todo lo que tenía escrito desde hace muchos años y que tenía disperso en algún blog, en redes sociales, en viejos cuadernos y demás. Así que me apetecía hacer balance de todo lo escrito y descubrir una escritura poética que no cuenta con el recurso de la armonía o la melodía para defenderse, como sucede en las canciones. Y la cuestión de escribir para niños creo que se debe a la paternidad, que a uno le cambia y le hace sumergirse en el mundo infantil. Me encanta escribir para niños, que es un reto muy difícil, además, porque el público infantil es muy exigente, aunque creamos lo contrario, porque requiere conectarse con una sensibilidad que, quizás, uno pierde con la edad, pero que es saludable mantener en tu día a día.

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