La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Literatura

"Una mala interpretación de la ley condenó a esta familia"

"La imagen de Adou refleja la arbitrariedad y la injusticia con que se regula en España la reagrupación familiar", comenta el periodista Nicolás Castellano

El periodista Nicolás Castellano con Alí Outtara, padre de Adou Nery Outtara, en la presentación del libro en Madrid. LP/DLP

¿Por qué quiso documentar la historia de Adou, el niño de la maleta, en un libro?

Desde aquella tarde del 7 de mayo de 2015, la imagen del escáner de Adou me causó un gran impacto. Después de 17 años dedicado a temas de inmigración, refugios y derechos humanos, uno piensa que poca cosa te puede sorprender, pero la realidad de las fronteras siempre te derrumba cualquier idea preconcebida. Entonces, viajé a Ceuta en varias ocasiones, me puse en contacto con la familia y, cuando Adou ya estuvo con su madre, Lucie, seguí en contacto con los abogados y con el padre, Alí. Y una vez pasados los focos, que es lo que suele pasar con el periodismo, he estado dos años documentando absolutamente toda esta historia con la familia para poder contar de manera reflexionada, todos los detalles en este libro periodístico que, en ese sentido, ha sido un desahogo, pero que no pretende más que reflejar una realidad.

¿Qué simboliza la imagen de Adou en la maleta?

La imagen refleja la arbitrariedad y la injusticia con la que se regula la reagrupación familiar, que es esa figura que permite a extranjeros que se han instalado en España volver a reunirse poco a poco con los suyos. Ya tiene un coste emocional enorme dejarlo todo atrás en tu país hasta que consigues los papeles en España y, hasta que cumples todos los requisitos, pasan muchísimos años hasta poder reunirte con tus seres queridos, si es que cumples con todos los requisitos que establece la ley. Entonces, a través del nombre de Adou, lo que quiere reflejar este libro es que esa arbitrariedad está condenando a miles de niños a vivir separados de sus padres.

¿Cuál fue la arbitrariedad concreta que, en este caso, todavía mantiene separada a esta familia, dos años después?

En este caso fue el criterio económico, que es uno de los que recoge el reglamento de extranjería y que fija que, para que un extranjero instalado en España pueda reagrupar a un ser querido o familiar directo tiene que cumplir con una cantidad determinada. Entonces, Alí consiguió reagrupar a su Lucie y a su hija mediana Mariam, pero, cuando quiso reagrupar a Adou, le faltaban 56 euros de nómina al mes para llegar a la cantidad que se exige para reagrupar a un familiar. Pero esos 56 euros, en realidad, no deberían haberse tenido en cuenta, porque la propia ley de extranjería, cuando incluye este criterio económico en 2011, establece en paralelo que, cuando en interés superior del menor sea más beneficioso permitir la reagrupación, se aminorará el criterio económico y dejará de ser el más importante.

¿Cuáles eran las circunstancias de Adou cuando abandonó Costa de Martil?

El niño se había quedado solo y en desamparo porque había muerto su abuela, padre de Alí. Por lo tanto, la lectura es evidente, y no lo digo yo, sino el defensor del pueblo en un escrito que remitió a la delegación del Gobierno, después de conocer la situación: es evidente que una mala interpretación de la ley condenó a esta familia, que se lanzó a los brazos de una red porque no tenía otra opción.

¿Cuáles fueron los hechos desde que Alí contacta con los traficantes hasta Adou aparece en el escáner de Ceuta?

Alí, que llegó en patera a Fuerteventura hace años, se agarró a la única vía que le quedaba para poder traer a su hijo y pagó 5.000 euros a un hombre de una red clandestina donde le prometieron que el niño iba a venir de forma segura con un visado, porque tenían contactos en la policía en ambos lados de la frontera. Y Alí, inocente, pensó que, una vez pasara al otro lado, podría ir a buscar al niño a un centro de menores sin problema. Finalmente, llamaron desde Marruecos diciendo que había problemas con el visado y entendió que había sido estafado. Cuando escuchas el testimonio del padre y el niño por separado, de la Guardia Civil y de todos los que han tenido que ver con esta investigación, parece evidente que no tenían conocimiento del método exacto por el que iba a ser introducido el niño.

¿En qué situación se encuentra ahora la familia?

La realidad es que ahora Alí se enfrenta a una petición del fiscal de tres años de cárcel, donde se le acusa de un delito de tráfico de personas por haber intentado introducir a su hijo. El fiscal le ofreció un pacto en el que se le condenaba por un año, con lo que no iría a la cárcel por no tener antecedentes, pero él afirma que se niega a asumir, y que quede para la posteridad, que él, por intentar traer a su hijo, sea considerado un traficante de personas. Además, la teoría de que no sabía nada de la maleta y que no es un traficante es evidente: un padre no va a pagarse a sí mismo 5.000 euros para traficar con la vida de su hijo. Pero la justicia tiene sus resortes y el fiscal considera que puso en peligro la vida de su hijo al encomendarse a una organización. Ahora, veremos qué pasa en este juicio que todavía no tiene fecha.

¿Dónde se encuentran el resto de la familia?

Después de tanto sacrificio y esa vida de superación, el resultado es que la familia sigue separada. Alí tiene el pasaporte confiscado por el juzgado y no puede salir de España, mientras que Lucie y sus dos hijos viven en París, hasta que se aclare un día la situación. Ellos siguen soñando con un hogar común, como cualquier familia de nuestro entorno: quieren estar juntos, una educación para sus hijos, un coche para ir al hipermercado y pasear, una casa, un trabajo. Sus sueños son los sueños de cualquiera.

¿Cuál es la visión de Adou?

Entre la editora y yo decidimos transformar el primer capítulo en el relato de Adou en primera persona con su lenguaje sencillo de niño. Y después de muchas horas de conversaciones descubrimos frases demoledoras, como cuando dijo: "¿Es que los gobernantes de Europa son idiotas? ¿Es que no saben que los niños queremos venir en avión también?". A pesar de haber pasado por este trauma, Adou es muy consciente de que no tenía que haber venido de esa manera.

¿Espera que el libro sirva abrir los ojos ante los muros que persisten en Europa?

Esa es la intención porque, hoy en día, como dice Luis García Montero en el prólogo, la piedad de la gente es líquida, se diluye. Entre todos hemos construido un sistema nuevo de comunicación, periodismo y redes sociales, en el que hay grandes picos de movilización o de interés en torno a una noticia, pero que se diluye enseguida con la siguiente noticia. Y el libro permite plasmar historias con todos los detalles y el contexto, que en esta mecánica de noticias breves y consumo rápido no te permite.

Compartir el artículo

stats