El artista de Lanzarote la conoció a través de Néstor, que se había establecido antes de la Guerra Civil en Las Palmas de Gran Canaria para agitar las aguas culturales, que corrían mansas pese al republicanismo y sus reformas. Francisca Luisa Mesa Suárez, Pacota o Paquita Mesa para los conocidos, era la nieta de la dueña de la antigua librería Hispania, y allí se bregó en el trato con intelectuales y artistas, y en adquirir otra perspectiva del mundo.

Estos días la Fundación Botín saca a luz un epistolario entre las escritoras Elena Fortún y Carmen Laforet titulado Entre la mujer nueva y la vieja. Cristina Cerezales, prologuista e hija de la autora de Nada, cita a las que se adelantaron en la España rancia hacia el feminismo, nombres que aparecen en este cruce de cartas. Uno de ellos es el de Paquita Mesa.

Conocedor de su obra, el músico Manuel González Ortega, de Mestisay, destaca la influencia en su carrera de Pancho Guerra, de sus primeros pasos como Susana de La verbena de la Paloma y de su activismo a través de la Sociedad Amigos del Arte Néstor de la Torre. La mujer de los tres Oramas se casa con Thomas Christensen, un comerciante danés con sólidos conocimientos musicales. Recorre las capitales de mundo y trae a Gran Canaria y a Tenerife adaptaciones como Soyons Gais (1935), Boo Hoo (1938) y Ti-pi-tín (1939).

Finalizada la Guerra Civil, Mesa disminuye su ritmo, aunque, escribe González Ortega, aún le queda el colofón de su carrera, una adaptación de Soyons Gais en el Teatro Español en la que participa el barítono canario Francisco Kraus en uno de los papeles. "La obra no desmerecerá de la ambición escénica de la que siempre hizo gala: 30 cuadros, 400 trajes y un amplio plantel orquestal en más de un mes de representaciónes", afirma el músico. Y tras ella, unos Oramas que con toda probabilidad le regalaban sueños de la isla de Gran Canaria.