Antoni Guiral (Barcelona, 1959) lo sabe casi todo sobre el cómic y el humor gráfico. Ha sido mozo de almacén, técnico editorial, guionista, traductor, conferenciante, librero, periodista, comisario de exposiciones y autor de una decena de libros sobre el mundo de los tebeos.

El último año lo ha dedicado a preparar, con la colaboración de Lluís Giralt, la obra 100 años de TBO (Ediciones B), una cuidada edición de la historia de esta mítica revista que dio nombre a los demás tebeos, aparecida un 11 de marzo de 1917 y que albergó a personajes o series tan populares como Melitón Pérez, La familia Ulises, Altamiro de la Cueva o Los grandes inventos de TBO.

Para Guiral, que TBO sobreviviera a épocas tan distintas tiene una explicación diáfana. "El TBO", explica, "no se metió en política, pero sí intentó reflejar la sociedad del momento, sobre todo entre finales de los años cuarenta y mitad de los cincuenta, cuando se publicaron historietas bastante críticas con la situación social, como las de La familia Ulises, de Buigas y Benejam, un verdadero reflejo de la clase media urbana española". "Pero creo", añade, "que TBO sobrevivió porque fue fiel a unos principios, a ofrecer una lectura para toda la familia, con personajes y secciones fijas que fidelizaban a los lectores.

También tiene claro Guiral el difícil encaje que tendrían ahora algunas historietas de TBO. "Hay varias historietas, chistes o secciones", apunta, "que hoy serían consideradas 'políticamente incorrectas' y seguramente no se publicarían. Por ejemplo, en TBO se publicaron muchas historietas sobre la caza de animales salvajes, que hoy está prohibida o acotada. Aparte de ello, hay detalles, como caricaturizar a una ballena como una señora gorda, que hoy en día no se publicarían".

TBO alcanzó su récord de tirada en 1956, con 350.000 ejemplares, un dato que Guiral explica a partir de que "el ocio de aquellos años se repartía entre la lectura, la radio, el cine y el teatro".