Un total de 33 mujeres, que forman parte de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, ofrecen un nuevo universo sinfónico el próximo sábado 18 de marzo, a las 12.00 horas, en la Sala Jerónimo Saavedra del auditorio Alfredo Kraus. Se trata de la actuación de la Agrupación de Viento de la Academia de la OFGC que, bajo la batuta de la terorense Pilar Rodríguez y con la colaboración de las mujeres de los coros Juvenil e Infantil de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, dirigidos por Marcela Garrón, se apuntan a la celebración del Día Internacional de la Mujer.

La singularidad se basa en dos hechos. El primero es que se trata de la primera banda sinfónica femenina de Canarias y segunda de España; y el segundo en que ofrecerán un repertorio insólito en las Islas que hará descubrir a los espectadores otro nuevo concepto de la música de bandas mucho más elaborado y complejo. Sobre el primer aspecto, Pilar Rodríguez es muy clara: "La mayoría de las orquestas sinfónicas son de hombres; incluso en la Filarmónica de Viena, que es una de las mejores del mundo, hasta 1997 no se permitía que una mujer tocara, algo muy grave; y con la dirección sucede lo mismo, de las 40 orquestas que hay en España solo tres son de directoras titulares; yo soy la única mujer directora de toda la provincia de Las Palmas", aclara.

Por este motivo, el concierto del sábado es una manera de demostrar que las mujeres son capaces de unirse en un formato innovador y complejo, y además con un repertorio insólito. La Agrupación de Viento de la Academia de la OFGC es la segunda banda en este formato del país porque en la comunidad de Valencia ya hay otra que se reúne en marzo. "Realmente con esto queremos traslucir una realidad latente y demostrar que somos capaces de reunirnos 40 mujeres con una instrumentación que normalmente está pensada más para hombres", ya que el logro más importante ha sido cubrir todas las familias de metal, percusión y madera. "Los instrumentos de metal son bastante complicados", señala la directora. "Normalmente trombones, tubas y trombas son los que menos gustan y los niños casi siempre eligen los de madera".

La Agrupación de Viento ya ha ofrecido conciertos como la Gran Canaria´s Women Band y se estrenó el pasado 30 de marzo en la Basílica del Pino. "Realmente somos la misma banda", señala, "pero como esta vez actuamos junto a los coros hemos cambiado el nombre". En aquel momento las instrumentistas ofrecieron un repertorio que iba del Into the storm de Robert Smith hasta el Pacificic dreams de Jacob de Haan, pasando por Arabian dances de Roland Barret, La vuelta al mundo en 80 días de Otto Schwarz, o la pieza West side story de Leonard Bernstein. "Ahora ofrecemos un concierto muy distinto".

Sobre el segundo punto que hace especial este evento, el repertorio, Rodríguez señala que las bandas siempre han estado relegadas, un poco por incultura musical, a ciertos tipos de arreglos de orquesta ya que hasta hace poco los músicos cogían una pequeña sinfonía de orquesta y la arreglaban para ese formato, adaptando los violonchelos a los saxofones que mermaban la calidad sonora. "Eso ha estado bien para procesiones o para acompañar a cierto tipo de evento festivo, pero hace 50 años empezó una nueva bocanada de autores específicos que hacen música para banda. Y estas composiciones han ido cogiendo una entidad propia con música específica para el formato". Partiendo de esta premisa, Pilar Rodríguez ha hecho un trabajo de investigación con música que no se ha estrenado en las Islas.

"Todos los pueblos tienen su banda", aclara la directora. "Pero lo que a nosotras nos diferencia de los demás es el trabajo de investigación que no ponen otras", añade. "Yo me he formado mucho en Europa y Latinoamérica, y puedes comprobar que hay un repertorio que no tiene nada que ver con lo que se siempre se toca, que suele ser el típico arreglo de zarzuela o pasodoble. Cuando estudiaba dirección en la Royal School encontré con que existía una especialidad sobre esta música que es la que yo hice". Por este motivo, la formación se reconoce como pionera en buscar este tipo de obras y darlas a conocer por el público. "Es mostrar que estar en una banda no es tocar Paquito el chocolatero, sino que hay una obra sinfónica, un arreglo concreta para estas composiciones". La directora aclara que todo lo que se pueda enriquecer musicalmente es interesante. "En las dos últimas obras añadí el coro porque me gusta que haya alguna novedad ya que el año pasado colaboró un cuerpo de baile".

Repertorio

En cuanto al repertorio, Rodríguez lo describe como " descriptivo, una música muy cercana al público, amena, que diga cosas, obras condensadas y de poca duración ya quevla más larga dura doce o trece minutos", afirma. "Son ocho obras distintas, y hemos elegido piezas que no sean extremadamente espesas o largas, son obras contemporáneas, pero fácil para el público, se trata de canciones que te puedan ir introduciendo a estos parajes concretos, un mestizaje para una hora de música entretenida".

El concierto del sábado empezará con Yakka, de José Rafael Pascual Vilaplana, que la directora define como un "pasodoble serio, especifico para una banda". Le sigue Apollo, mito y leyenda, de Rob Romeyn, una "obra descriptiva de la mitología griega, entre emotiva y brusca". A continuación la formación interpreta Puszta cuatro danzas gitanas, de Jan Van Der Roost, "que es la más larga y va narrando cómo en las praderas húngaras vivían clanes gitanos". Esta primera parte concluye con Danza bacana l, de Saint Saëns y Jay Bocook, de la ópera Sanson y Dalila.

La segunda comienza con la pieza Buffalo Dreams, de Robert W. Smith, una obra "descriptiva, compuesta en la región de lagos y bosques de Minnesota donde se reclaman esas zonas naturales, y donde las chicas golpean en el piso simulando los búfalos en la pradera".

El repertorio sigue con Destellos del alba, de Ferrer Ferrán, un vals que se sale de lo propio de Strauss. Y concluye el programa con piezas extraidas de los musicales Annie y Abba en los que "he realizado una readaptación de las letras para los coros", añade la directora.