Las exposiciones de fotografías últimamente se centran más en la forma que en el fondo y destacan elementos técnicos por encima de personales. Esta es una de las reflexiones que se hizo un día la fotógrafa Nereida Castro Medina antes de emprender el proyecto Trasfondo, que puede verse desde ayer en la sala cyber del San Martín Centro de Arte Contemporáneo.

La muestra incluye más de 70 imágenes de 14 mujeres, de una media de 65 años, realizadas por 30 fotógrafos profesionales de las Islas. Forma parte del programa Marzo-mujer y está planteada "desde una perspectiva innovadora que cautivará al público por cada una de las historias que cuenta cada fotografía", afirma. Son imágenes entrañables protagonizadas por mujeres, madres o abuelas, no profesionales, que aceptaron ser retratadas por primera vez en una sesión fotográfica. Pero son mucho más que fotografías, también se incluye un vídeo en el que se muestra el making off de las sesiones y fragmentos de entrevistas realizadas a las modelos. En la inauguración de la muestra, que tuvo lugar ayer, se vivió un momento único ya que se celebró una performance de cinco minutos con música ambiental.

Cuando todo el público ya estaba en la sala, se apagaron todas las luces y se proyectó un cañón de luz en una lona en el que se vieron sombras chinescas de mujeres que se movían de maneras diferentes. Al rato se rompió el papel y se les vio a las mujeres retratadas con la sala de exposición justo detrás.

Al entrar, los asistentes se encontraron entonces con dos series. En una de ellas se utilizaron elementos de atrezzo estándar como flores o pañuelos y, en la otra, se integraron láminas de fieltro pintado, realizadas por escolares en talleres impartidos en el Centro de Arte Atlántico Moderno. La coordinadora, que no quiere destacar nombres de los participantes para no dar privilegios, sólo adelanta que uno de los fotógrafos es Tato Gonçalves, "ya que es él quien retrata el ojo de mi madre en la fotografía que es el cartel, y porque la muestra se la dediqué a ella".

Nereida Castro insiste en que ha querido mostrar la belleza interna de la persona, a través de "fotos que cuenten historias, que transmitan emoción, más que elementos artísticos, que las protagonistas sean las personas". Las imágenes "hacen honor al nombre de la exposición y evitan el aspecto superficial de la fotografía a favor de la intención de las sensaciones que transmiten los rostros y cuerpos". Y es que "la naturalidad de las participantes y la creatividad de los colaboradores y fotógrafos han servido para que la obra haya alcanzado esta meta", añade